Adelia
El ensayo de la ceremonia es simple, aburrido y solitario. La boda se celebrará en un jardín cerca al borde del norte. El lugar es amplio y tranquilo, a pesar de estar dentro de los muros de Alenrys.
Namjoon presta atención a cada indicación, yo solo sigo su ejemplo. No hemos hablado desde que empezamos porque llegué justo a tiempo. Mejor; las palabras hubieran sido difíciles de encontrar.
No importa cuánto trato de concentrarme, es inútil. Todo lo que pienso es en Seokjin.
Debí evitarlo, dejé de tener cuidado desde que me acostumbré a lo guapo que es y fue un desliz. Aún peor, hay una razón más importante para resistir su cercanía. La gran diferencia que nos dividió cuando dejó de ser humano.
Sabiendo todo eso, es una agonía imaginar nuestra despedida.
Al mediodía, el ensayo termina. Busco a tía Lynn alrededor, pero no la veo cerca. En mi intento de escapar a un lugar donde pueda sentarme a solas con mis emociones, Namjoon me detiene.
―Adelia, espera ―dice, sosteniendo mi muñeca.
―Lo siento, de verdad necesito irme ahora. No me siento nada bien. Discúlpame.
Retiro mi mano y camino de regreso al centro. La cantidad de gente aumenta cerca de la vía principal. Aunque no encuentre a mi tía, seguiré hasta llegar a casa.
―Lo noté. Por eso estoy aquí ―continúa él, siguiéndome a pesar de todo―. Por favor, dime qué pasa.
―No es nada grave, descuida. Estaré bien mañana.
De repente me adelanta, se detiene en frente de mí y no tengo alternativa. ¿Ya lo sabe por fin? Me sorprendería si no ha notado que algo no anda bien entre los dos.
―¿En serio? Porque no me parece que sea así. Algo te está asustando, ¿no es así?
Su conjetura logra sorprenderme por lo acertada que es. No solo me duele lo que pasa por mi mente, también es intimidante. Los sentimientos que asocié a Seokjin no son fáciles de contener.
―Sí... Tienes razón.
Enfrento la situación como la batalla de mi vida. No me importa si estamos rodeados de personas curiosas, ni lo que vaya a pasar hoy o mañana. Namjoon observa mis ojos, pero se distrae para mirar alrededor.
Toma mi mano otra vez, me lleva hacia la biblioteca donde él suele pasar su tiempo libre. A este punto, creo que yo no habría reparado en continuar la conversación afuera, y de seguro me arrepentiría luego. Nos detenemos tras cruzar el umbral.
―No hay nada a qué temerle ―murmura, soltándome despacio―. Lo prometo. Quiero que te sientas a salvo conmigo desde ahora, lamento no poder ser capaz aún.
―No se trata de ti, no te preocupes. De hecho, me sentiría mejor si dejas de culparte. La causa es mi mente, ahí comienza y termina todo.
―La mayoría de nuestros problemas están ahí. No estás sola en eso, a muchos nos pasa.
El tono suave de su voz me consuela un poco. Sin embargo, todavía no me acostumbro a este lado suyo. Por lo menos, puede mostrarme vislumbres de su fragilidad en tiempos complicados como este.
―¿Y cómo te sientes ahora? ―pregunto, ya que este lugar parece ser discreto en comparación con unos metros más allá.
El sonido de la vía principal es tenue a través de la puerta de la biblioteca. Namjoon suspira, se toma su tiempo luego de bajar la mirada.
―Tenso. Intranquilo. Ya sabes por qué.
Su mirada refleja lo que dice, veo a través de sus ojos algo verdadero e imperfecto. Como cuando me pidió no cancelar el compromiso tras el ataque. Pero la pregunta que me devuelve tácitamente no la puedo responder tan sinceramente como él. Namjoon busca respuestas en mí que no sé por dónde empezar a decir.
―La presión por las expectativas tampoco me ha dejado tranquila estos días.
Eso es todo lo que logro sacarme de encima. Lo demás es mucho más pesado y complicado de revelar. Pero quizá la única forma sea esa; y resultará en la solución o el inicio de un problema más grande.
―Esto se supone que es entre nosotros. Solo para nosotros, no el resto.
―Así debería ser ―coincido, desviando la mirada.
No solo la boda debería ser para disfrutarla juntos. Ambos deberíamos anticiparla. Como si hubiese sido nuestra idea desde el inicio.
Mi corazón se ha dividido en dos, añadiendo más aflicción que antes. No puedo fallarle al hombre frente a mí, eso no ha cambiado aún después de conocer a Seokjin. Él no me falló cuando se enteró de la muerte de mis padres, por eso se ganó mi respeto.
Pero tampoco quiero alejar a la persona que me hizo abrir los ojos. Encontré a Seokjin y a partir de entonces me cuestioné muchas cosas. Incluso mis propios sentimientos. Así de grande es lo que causó al darme toda su sinceridad y confianza.
―¿Puedo hacerte sentir mejor de algún modo? ―pregunta Namjoon.
―Seamos... comprensivos el uno con el otro.
―Por supuesto. Siempre lo seré.
―Yo también.
Y no me molestaría si no lo cumple. Tendría derecho a reaccionar naturalmente ante mis secretos si se enterara, sin tener que escoger la manera más apropiada o diligente.
―Vayamos a comer algo. Tu tía debe estar buscándote.
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Mi lugar junto a ti • [KSJ]
Hayran KurguSeokjin huyó de casa; Adelia quiere tener un futuro seguro en Alenrys. Ahí, la Hermandad de los Oscuros aterroriza a sus habitantes. Sin embargo, ningún terror es más grande que la necesidad de seguir al corazón. A veces, solo basta una persona para...