Capítulo 23

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Adelia

En la noche las luces a la distancia nos guían por el río. Es extraño verlas desde tan lejos, quizá porque otros lugares suelen desaparecer en la oscuridad para no llamar mucho la atención. Al llegar a Zaros es más que obvio.

Aquí es muy diferente.

Es como si fuera mediodía en Alenrys, pero en uno raro y abundante; brilla como el azafrán en medio de sus pétalos. La gente sigue despierta, sobre todo en el puerto casi al final del río. Más adelante escucho música y grupos de personas que se divierten de muchas formas. Tabernas, fogatas, apuestas, bailes, comida y negocios; todo activo.

Increíble. ¿Cómo pueden vivir tan distinto?

Seokjin y yo admiramos todo en silencio, mezclándonos con la vida de este lugar. No temen a la noche para nada. Él toma mi mano al avanzar. Yo siento la tensión en la suya disminuir poco a poco. Miro alrededor y veo que aquí nadie nos presta atención.

En lo que parece el centro de Zaros, un grupo de personas se congrega frente a un mural en el que varios anuncios cuelgan de este. Hay uno con retratos de dos hombres, el más grande que destaca del resto.

"Cazadores de vampiros" leo entre las frases que acompañan al anuncio. Seokjin se detiene a ver lo mismo que yo.

Parte de mí sospecha que sea una estafa. Nadie se ha hecho conocido por matar vampiros, eso simplemente no sucede. Namjoon pudo ser capaz de hacerlo solo una vez, pero las consecuencias de su valentía trajeron consigo mucho más caos. Aquello nos llevó lejos de Alenrys hasta aquí: Zaros, donde un tal Yoongi y Jungkook se hacen llamar cazadores.

Seokjin me dice al oído que sus clanes han desaparecido. Deben ser de los pocos sobrevivientes, mientras que el clan Kim pudo prosperar en Alenrys.

Observo sus ojos, pero él está atento a mí. Nada de miedo, solo preocupación por nosotros dos. Entonces hago lo mismo, recordándole que deberíamos buscar un lugar para descansar esta noche.

Por suerte, un anuncio más pequeño nos lleva en la dirección correcta. Un lugar no tan lejos de ahí, en una vía donde mucha gente se junta para beber y comer. En el segundo piso hay habitaciones simples para viajeros de paso, como nosotros.

―Esto servirá, ¿cierto? ―pregunta Seokjin, dejándome pasar tras abrir la puerta.

―Sí, pero... No es tan grande para su precio, para ser honesta.

―Mañana busquemos un lugar para quedarnos por un tiempo. Si seguimos yendo al sur, solo llegaremos a la costa. ¿Qué te parece?

Me siento en la cama, dando una segunda mirada. Hay una mesa del otro lado junto con dos sillas, y una puerta opuesta a la de entrada. Mañana puede ser totalmente diferente.

―Tal vez quedarnos en los bordes sería lo mejor. Donde hay menos personas.

―Sí, eso pensé también. Pedí que traigan comida, así que no duermas aún.

―¿Qué hay de ti? ¿Sientes...?

Él niega, sonriendo ante mi preocupación.

―Estoy bien, descuida. Te lo haré saber si sucede.

Su mirada pasea por la habitación, deteniéndose en la otra puerta. Sin dudar la abre, revelando un balcón directo hacia la vía con actividad que vi antes de entrar. Me acerco a su lado y respiro la brisa helada de medianoche con más tranquilidad.

―Al menos tenemos una linda vista ―suspiro―. No esperaba esto.

―Yo tampoco. De alguna forma lo compensa por esta noche. ¿Te gusta?

Desde aquí arriba se aprecia lo que ocurre incluso muy lejos. La iluminación sigue siendo tan extraña para mí durante la noche que me recuerda cómo no era en mi hogar, y el que casi lo fue. Ambos con noches mucho más tranquilas que no volveré a ver, quién sabe por cuánto tiempo.

―Sí, es lindo para variar.

Regreso a sentarme en una de las sillas, tratando de aclarar mi mente. Es muy tarde, Seokjin lo notó de inmediato; me sigue y no duda en sentarse en el asiento opuesto.

―¿Qué sucede? ―pregunta, estirando sus brazos sobre la mesa.

Me ofrece sus manos. Aquello me hace sonreír mientras coloco las mías sobre las suyas.

―Intento separar la culpa del alivio que siento estando aquí. Las personas que dejamos atrás... No sabemos qué pasó después de irnos. Nuestras familias...

―Lo sé ―dice, con una mirada triste al cesar mis palabras―. Nos arriesgamos, pero podemos volver luego de un tiempo. Quizá nos enteraremos de lo que ocurrió estando aquí, ya que esos cazadores tienen en la mira a los Oscuros... Y lamento que te arrepientas de haberte ido.

Por fin parece que dejó de ser la fortaleza de ambos desde que huimos. Sus hermosas facciones están opacadas por los mismos sentimientos que me afligen.

Entonces es mi turno de aliviar nuestra situación. Llegamos muy lejos como para desmoronarnos.

―Tía Lynn es astuta ―sonrío―. No dudaría en dar pelea. Espero que se encuentre bien.

―¿Y qué hay de él? ―pregunta. Sus ojos se concentran en mi cuello, de donde todavía cuelga el anillo de jade.

―¿Namjoon? No lo sé... Si sobrevivió, será valiente.

―Ajá, su valentía ocasionó que yo sea atacado. Sin embargo, en parte estoy agradecido por eso. Me llevó hacia ti.

Esas últimas palabras me hacen sonrojar de repente. Intento no distraerme de la conversación; no puedo seguir reprimiendo todo esto.

―Creo que eso me da otra razón para no casarme con él. Sé que no fue su intención, pero vi lo mucho que sufriste las consecuencias.

―Entonces, ¿por qué te sientes culpable? Si no sientes algo por él o...

―Porque rompí la promesa que hice a mis padres sobre el matrimonio. También porque él no tiene idea de lo que te pasó mientras yo estaba lejos. O tal vez sí lo llegue a sospechar, no lo sé. Pero no me arrepiento de nada.

Él asiente, alejando la mirada sin cambiar mucho la expresión.

―Ya veo. Solo no te atormentes mucho con esa idea. Estoy aquí para ti, ¿sí?

―Gracias. Lo mismo digo. ¿Y tú estás bien?

―Bueno... ―Pero nos interrumpe alguien tocando la puerta. Seokjin se pone de pie, atiende y recibe dos platos de comida que coloca en la mesa frente a mí―. Come esto primero. Tenemos tiempo de sobra para hablar.

Tiene razón, ahora habrá más tiempo. Todo el que queramos.

Las posibilidades de aquí en adelante provocan que un cosquilleo recorra mi espalda, y mi ánimo mejora al saciar el hambre que no me permitía sentir.

Mi lugar junto a ti • [KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora