Seokjin
El sol cae sobre nosotros más cálido que otros días. Mediodía de camino al norte hace una mínima diferencia en el clima. Sin embargo, el calor que sentimos es momentáneo. El otoño sigue invitando el invierno mientras se va rápidamente, tiene prisa esta temporada.
No muy lejos, puedo oír y ver a la gente cerca de la entrada de Alenrys. Estábamos tan a gusto en silencio que ahora es una pena tener que volver a la rutina.
―Ya puedes bajarme. Llegamos.
Seguro es para evitar que nos vean así. Lo entiendo. Además, la posición empezaba a parecerme incómoda luego de tanto tiempo.
―¿Dónde vives? ―pregunto, bajándola con cuidado―. Déjame acompañarte.
―No muy lejos, es por ahí ―señala hacia la izquierda―. La última cerca del borde.
Increíble. Hace poco que ella estuvo tan cerca y a la vista, pero yo no lo noté. Tomo su mano para que sostenga mi brazo y seguimos caminando. No quiero admitirlo, pero la cantidad de personas me pone nervioso. Tengo que actuar como si nada hubiera cambiado en mi vida.
La primera vía a la izquierda. Al fondo, cerca del muro que rodea Alenrys. Ahí espera una mujer que cuelga ropa a secar y un hombre leyendo en silencio. Los dos nos ven llegar, pero su atención se queda en Adelia. Así es mejor.
―¡Adelia! Gracias al cielo estás de regreso.
La mujer deja todo de lado para acercarse y abrazarla con fuerza. No contenta con eso, la escanea velozmente con la mirada.
―Querida niña, te ves tan pálida. ¿Qué pasó? ―Sus ojos cansados de repente caen en mí―. ¿Y quién es él?
―Nada, tía Lynn. No me sentía bien anoche, pero ya estoy aquí. Él... solo-
―Cruzamos caminos al regresar aquí ―interrumpo―. Noté que algo estaba mal, así que ofrecí mi ayuda.
―Ah, qué considerado ―dice la mujer, tomando del brazo a Adelia y llevándola con ella―. Muchísimas gracias.
Retiro mi mano para dejarla ir. Ahora sí se siente real, esto de seguir con mi vida sin cruzarnos de nuevo deliberadamente. Ella tampoco me quita la mirada, aunque se tenga que alejar para descansar por fin en casa. Si las miradas pudieran hablar...
―Gracias por ayudar a mi prometida a volver a casa ―dice el hombre que vi antes leyendo. Está frente a mí, dirigiéndome la palabra por primera vez. Debe ser él, es miembro del clan.
―No es nada. Era lo correcto.
―Estuve muy preocupado por ella ―responde, esta vez usando el dialecto del clan.
Es antiguo, muy pocos lo usan desde que nuestros abuelos dejaron Joseon. Yo recuerdo ciertas cosas, casi nada en comparación a cuando era niño.
―Esto es lo que llevaba consigo.
Le entrego ambos bolsos que aún tenía. Hubiera preferido dárselos a Adelia personalmente. Es extraño que lo único que se interpone entre ambos es este hombre alto y estudioso que no dudó en acercárseme cuando tuvo la oportunidad. Lo he visto por ahí.
―Es un tanto pesado. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
―Seokjin.
―Llámame Namjoon. Es un placer.
―Igualmente. Supongo que te veré alrededor.
Antes de que sus ojos perspicaces capten algo más de mí, doy media vuelta. Esquivo gente que pensé nunca volver a ver. El único lugar que extrañé no está tan lejos.
En casa, mi madre está afuera. Disfruta el calor de hoy y el aire libre en la hamaca por su cuenta.
Su mirada se ilumina al verme llegar. Controlo mi reacción para evitar que se pregunte si algo grave sucedió.
―¡Seokjin! Estás de vuelta, qué alivio. ―Sonríe, extendiendo sus brazos para abrazarme con delicadeza―. ¿Dónde estabas?
Se siente aún más consolador dejar que me abrace. Eso nunca cambiará, no importa cuánto yo sí.
―Mamá. Estoy bien, fui a Bolfort por unos días.
―¿En serio? ―Ella se separa por la sorpresa―. ¿Por qué ahí? ¿Estuviste solo?
―Visité alguien que conozco ahí. Pero me enteré de lo que pasó, ¿estás bien?
―Sí, por suerte sí. Tu padre y yo estuvimos muy preocupados por ti.
―Descuida. Me fui de Alenrys sin avisar. Lamento preocuparte tanto.
Su sonrisa me dice que su alivio supera cualquier duda que pueda tener de lo que le estoy confesando. El día anterior a ese discutimos; quería mi propio espacio. Nunca le he mentido, pero ahora hay una cosa que no puedo decirle.
―No importa. Ya estás aquí, cariño. ¿Quién es esa persona especial que te hizo quedarte tantos días? ¿Es una chica?
―Bueno... sí, lo es.
―¡Oh! ¿Quién es?
La única que me ayudó a regresar a casa.
―Ella... es la persona más amable que he conocido.
―Entonces, cuéntanos todo sobre tu viaje. Tu padre apenas pudo dormir por ti. Ven conmigo, entra.
No podré actuar con toda libertad, al menos todavía no. Quiero asegurarme de muchas cosas, ya que nada es igual para mí. Complacer a mis padres es una de ellas, manteniendo una distancia que proteja mi único secreto.
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Mi lugar junto a ti • [KSJ]
FanficSeokjin huyó de casa; Adelia quiere tener un futuro seguro en Alenrys. Ahí, la Hermandad de los Oscuros aterroriza a sus habitantes. Sin embargo, ningún terror es más grande que la necesidad de seguir al corazón. A veces, solo basta una persona para...