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No es la primera vez que Luz no alcanza el clímax con una de sus sumisas pero nunca pensó que le pasaría con Will, con ella era diferente, con ella podía liberar partes de su ser que reprimía, sin embargo, ya nada la satisface.
Sólo una fría ducha podía calmar su erecto miembro.

Cuando terminó su ducha fría se debatió entre luchar con las sabanas de 5000 hilos en su cama o salir a buscar algo de diversión a The Owl Club; ganó lo segundo. Procedió a ponerse un pantalón ajustado, una camisa de botón ambas color negro y unos tenis rojos que hicieran contraste, tomó el blazer negro en una de sus manos y en la otra tomó las llaves de uno de sus autos deportivos.

Cuando estuvo frente al vehículo recapacitó sobre su finalidad en el club y decidió indicarle a su chofer que la llevara.

Mansion Blight

-Vamos Mittens, dime qué pasa- acariciaba Amelia el cabello de la menor intentando consolarla mientras lloraba acurrucada en su cama, sólo obtenía sollozos como respuesta.

- ¿ Acaso es porque la tonta de Boscha no te acompañó a casa hoy?- preguntó aún sin obtener respuesta -Ya te dije que sentía haberla ocupado y que no cumpliera tu cita- decía mientras giraba los ojos.

-No es acerca de Boo... es algo peor- dijo la menor cómo pudo entre los sollozos que le impedían hablar bien.

-¿Fue Odalia?- dijo el nombre de su madre apretando los dientes con rabia. La menor la miró a los ojos confirmando su sospecha. -Esa vieja no sabe con quién se mete- intenta levantarse de la cama para ir a enfrentar a su progenitora pero una mano la detiene, es su hermana menor rogándole con sus ojos llenos de lagrimas que no la dejara sola. -¿qué pasa?-

-N-no vayas, es más que sólo una de las reprimendas de madre- no pudo sostenerle la mirada a su hermana y empezó a llorar de nuevo, esta vez entre el hipo que causa el llanto intenta explicarle -Me han prometido en matrimonio por negocios- siguió llorando desconsoladamente.

-¡No puedo creerlo!- se soltó de un tirón del agarre de la menor -Esa mujer cree que puede hacer contigo lo que te quiera ¡y lo peor es que tú la dejas! - ahora la reprimenda va contra Amity -No lo voy a permitir- dice con seguridad para dirigirse a la habitación de sus padres.

-¡Mel! Detente, no quiero que hagas nada- le ruega mientras recuerda la promesa que le hizo a su padre -por favor-

La mayor la mira dudosa -¿me vas a decir por qué no quieres que haga nada?- la menor sonrío y negó con la cabeza -Papá y tú con sus planes... espero que esta vez funcionen- se puso sus manos el la cadera para luego apreciar a su hermana menor, de cabello también teñido de color verde pero más corto y suspiró -ve a darte un baño y no demores- la menor la mira extrañada -te enseñaré un lugar donde podrás escapar de vez en cuando para divertirte- le regala una sonrisa pícara

-¿Irá Boo?- pregunta Amity ilusionada por ver a su crush.

-No, no irá, es un club exclusivo al que sólo se entra con invitación- entendía el crush de su hermana por la pelirosa que, ella esa misma tarde había complacido, pero esperaba que encontrara pronto otro, porque Amelia no se cansaría se jugar con Reed, ni la compartiría con nadie.

-Está bien- dijo nuevamente desanimada dirigiéndose al baño de su habitación mientras la mayor busca el atuendo que deberá lucir esta noche a The Owl Club.

The Owl Club •

-Se- señorita Noceda- titubeaba Emili la host de bienvenida mientras Luz pasaba sin siquiera saludarla dirigiéndose a su mesa habitual pero frenó en seco cuando la vio ocupada por una pareja de chicas -señorita, disculpe el inconveniente, no la esperábamos hoy...- otra decepción en la noche para la morena. La rubia iba a seguir hablando pero la otra dejó de escucharla y se dirigió a la barra.

-Emili... Emili...- aparece Eda detrás de su empleada -Parece que siempre tienes mala suerte en cuanto a Luz se trata- dijo dándole algunas palmadas en la espalda -Recupera esa mesa a toda costa y no se la vuelvas a asignar a nadie que no sea Luz Noceda. A nadie- Eda empujó la chica mientras se dirigía a la barra.

La mujer mayor apoyó sus codos en la barra junto a Luz -Despídela- ordenó la menor.

-Hazlo tú, eres dueña del 60% de este lugar ¿lo recuerdas?- el barman sirve los tragos de las mujeres -¿la quieres despedir por incompetente o porque no se unió a tu pequeña fiesta el jueves?- la morena la miró con rabia -ohhh... en realidad estás molesta con alguien más-

Un silencio se coló entre ambas para ser interrumpido por Emili -Dama Búho... la mesa de la señorita Noceda... está... está lista-

-Estás despedida- le responde la mujer de pelo gris sin siquiera voltear a mirarla.

Luz se giró en su silla inmediatamente para encontrarse con una chica asombrada y a punto de llorar -No, no lo estás- Luz volvió mirar a su socia -Tienes razón, estoy molesta con otra persona- volteó a ver a la host a los ojos sin interés -retírate antes de que cambie de opinión- la chica apresura su paso para salir de allí y Eda aprovecha la acción para mirar su trasero.

-¿Me dirás con quién?- pregunta para luego tomar un sorbo de su sangre de manzana.

-En tus sueños- ahora el Luz quien toma de su vaso -y más te vale que sólo estés mirando o te delataré-

-Le quitas la diversión a la fiesta Kiddo- dice riendo mientras toma otro sorbo.

Ambas ríen y dirigen su mirada hacia la entrada dónde están un par de jóvenes esbeltas mostrando sus piernas con piel de marfil, cabellera verde y unos ojos dorados desinteresados topándose con la Emili.

-Oh no- dice Eda por lo bajo para terminar su trago -problemas-
Luz confusa ante la situación presta más atención a la escena y ve que la más alta de las peli verdes tiene el ceño fruncido; La administradora del lugar se dirige a la puerta para salvar a la rubia de ser decapitada por el par de chicas.

Luz mira a al rededor y se da cuenta del problema -Tom, a partir de este momento les queda prohibido mencionar mi nombre- le informó al barman para que avisara a todos de por el intercomunicador mientras ella sale tras Eda para detenerla -Déjame divertirme un poco- pide con una sonrisa juguetona.

-¿Dirás "por favor"?- pregunta la otra cruzándose de brazos.
Salió a paso rápido hacia la puerta y exclamó -No en esta vida- sabiendo que ya su socia no le reprocharía después.

Mientras nadie veDonde viven las historias. Descúbrelo ahora