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•Le Mont•
Ambas chicas llegaron a la entrada del lugar tomadas de la mano y riendo por algún tonto comentario que el nivel alcohol que tenían ambas en la sangre hacía que fuese más gracioso de lo que sería si estuviesen sobrias, tenían una cara de complicidad que revelaba a los espectadores una conexión especial; las risas cesaron cuando se encontraron con el dueño del restaurante esperándolas en la entrada, el par de chicas eran clientes habituales, a ambas las conocía y saludaba por nombre propio -Bienvenidas señoritas-

-Martin- Dice Luz con un poco de decepción en su voz
-Señor keen- Amity lo llama por su apellido al mismo tiempo que Luz pero un poco más formal  aunque con un tono triste.

El juego del anonimato había terminado, en cualquier momento ese hombre las llamaría por sus verdaderos nombres y parte de la magia acabaría en ese instante. -No tienen por qué sonar tan tristes, señorita Azul y señorita Mentita- las chicas se asombran al ser llamadas por sus recién asignados seudónimos -la Dama Búho me informó de su preferencia por no conocer la identidad de la otra- les dice amablemente- No se preocupen, todos los empleados han sido informados. Ahora si me permiten...- el hombre las invita a entrar -en aras de evitar que alguno de nuestros clientes las identifique y accidentalmente revele su identidad hemos reservado el balcón superior exclusivamente para ustedes- el par se mira mutuamente y sonríen, Eda se había ganado un gran obsequio por parte de cada una.

Cuando eran escoltadas por Martin por un pasadizo poco transitado del lugar, una joven peli rosa salía de uno de los closets siendo seguida por una de las meseras quien se acomodaba su ahora arruinado peinado -Como siempre, es un placer servirle señorita- Boscha se gira sobre sus talones para darle un último beso a la mesera, pero una cabellera verde llama su atención.

-¿Amity?- dice en voz baja

-mi nombre es Shirley- dice algo molesta, mientras la peliverde y su acompañante desaparecen a la vuelta de la esquina, bruscamente quita de su camino a la ahora indignada mesera quien ahora vuelve a sus labores.

-¡Amity!- grita mientras corre por el pasillo por donde vio girar a la pareja y vio una puerta al final del mismo, cuando iba a tomar la manija la puerta se abrió abruptamente revelando a un hombre bastante molesto.

-Señorita Reed, le agradecería que evitara gritar en el recinto- dice Martin con un tono de voz calmado a pesar de que su rostro reflejara lo contrario.

-Martin por favor, esa era Amity Blight, sabes bien que somos muy cercanas... sólo quiero saludarla- intentó persuadir al hombre para que saliera de su camino.

-Se equivoca señorita Reed, al interior de encuentran un par de invitadas mías- dice Martin, ahora su tono de voz refleja la molestia que expresa su rostro -Le voy a pedir que se retire-

-Vamos Martin, sabes que sólo dos chicas con ese tono de cabello pueden pagar este lugar- insistía la pelirosa -Sólo quiero saludarla- no era cierto, su plan es descubrir con quién está la chica que toda la vida la ha perseguido.

-Por favor, no haga esto más difícil, retírese- el hombre le mostraba el camino con su mano. La chica de ojos azules se rinde, su plan para el lunes será acorralar a la menor de los Blight contra una pared poniéndola nerviosa por la cercanía y sacarle la información, eso siempre servía.

•The Owl Club (Salón Rojo)•

-No insistas más, no te diré nada- decía Willow poniéndose su ropa interior mientras Amelia aún desnuda y acostada en el sofá le insistía en que le revelara quién era la famosa Ama que le había enseñado esos exquisitos movimientos. -No te alcanzas a imaginar el castigo por revelar su identidad-

-¿a caso ate agrede Willy? Porque si es así debes denunciarla a la policía- se incorporó con un rostro serio, si había algo que la peliverde odiaba eran las personas abusivas.

-Es aún peor- ahora deslizaba su vestido por su esbelto y marcado cuerpo. Cuando está completamente cubierta mira a la ojiambar que cuestionaba con su rostro ¿qué podía ser peor? Se acerca a ella inclinándose para quedar cara a cara -el peor castigo posible es que me deje en libertad, que deje de ser la Ama... de todas-

Amelia ahora era quien empezaba a vestirse -¿De todas?- la Azabache asiente en silencio mientras admira la pálida piel de su acompañante -¿pero por qué dejaría a todas si sólo una comete el error?-

Una pequeña sonrisa se esboza en el rostro de la ojiverde -No lo entenderías- esta toma un vaso lleno de sangre de manzana y se lo bebe por completo.

-Puede que si- es ahora la ojiambar quien bebé el contenido de su vaso.

•Le Mont (Balcón privado)•

-Quiero que brindemos- exigía Amity mientras dirigía su copa hacia la morena -Esta noche ha logrado su objetivo- Luz levanta su copa y la acerca a la de la peliverde pero la retira un poco antes del brindis.

-¿Y cuál era el objetivo linda?- ahora es la morena quien toma la iniciativa y se acerca lentamente a la de ojos ámbar -No creo que haya sido terminar cenando con una extraña-

Sus rostros están muy cerca, los ámbar se fijan en los chocolates, la tensión entre ambas es palpable -Era distraerme de mi vida miserable, tú, la extraña, ha hecho que eso sea posible- lo cierto es que cuando ve a la morena sonreír se le olvida hasta cómo se llama -Daría mi vida entera por llamarme Mitty, poder escapar y llevarte conmigo -

-¿Y por qué quieres llevarme contigo?-

-Para verte sonreír- Las palabras de la peliverde tuvieron un impacto mayor en la morena de lo que jamás admitiría. -¿vamos a brindar o no?- el sonar de las copas chocando llena la silenciosa habitación.

En ese momento Luz supo que la chica frente a ella no sería parte de su retorcido juego, por más que su esbelto y fino cuerpo la invitaran a recorrerlo, sus labios rosados la obsesionaran y sus ojos color ámbar la hipnotizaran, no le tocaría un solo cabello, Nunca.

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Yo de verdad esperaba que se besaran y fuesen felices para siempre.

¿Por qué creen que la Ama las castigue a todas por el error de una? Quiero leer sus teorías.

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Mientras nadie veDonde viven las historias. Descúbrelo ahora