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•Limosina de Luz•

-Oye Azul *hip* ¿y si nos olvidamos de *hip* las estrellas y volvemos al club?- decía entre el hipo que provocaba la embriaguez -Tu limo es cómoda pero esta botella ya se acabó también *hip*- llevaban un tiempo estacionadas frente a un gran edificio pero la conversación las atrapó y nunca bajaron del auto.

-Creo que tengo una mejor idea- dijo Luz un poco más lúcida que su acompañante, bajó la ventana para indicarle la nueva dirección al chofer y después la subió. -te llevaré a uno de mis lugares preferidos para estas situaciones-

-sólo llévame donde haya licor- Luz suelta una pequeña risa, una genuina que hace tiempo no cruzaba por su rostro; Amity se queda viéndola y no se aguanta las ganas de tocar su rostro -te ves linda cuando ríes- lo dicho causa un sonrojo en la morena que permite que la peliverde se de cuenta de sus acciones y retira su mano sonrojándose aún más que la otra. -l lo siento, no quise incomodarte-

La morena inmediatamente toma su mano y vuelve a ponerla sobre su rostro -Tu toque es como la seda, nunca me incomodaría- Amity ahora es Tomaty, su rostro está de un rojo inigualable -Y me llamaste linda, eso me gusta- Luz no recuerda quien fue la última persona que la llamó así, talvez fue su madre cuando aún era una niña -tú te vez hermosa cuando te sonrojas- ese cumplido no iba cargado de seducción como los que acostumbra a dar.

La ventana que las separa del conductor desciende -Señorita, hemos llegado- luego baja del auto para abrir la puerta de Luz quien ofrece su mano a Amity para que la siga.

Amity ve el letrero elegante del lugar -¿Le Mont? Pensé que iríamos a un bar- reprocha la ojiambar sosteniendo la mano de Luz interrumpiendo su caminar.

-tu petición fue que te llevara a un lugar donde hubiese licor y éste cumple con el requisito- le dice mientras se acerca a ella sin soltar su mano, con la que tiene libre toma su rostro y se acerca aún más para ver de cerca los ojos ámbar de Amity -por otro lado debemos comer algo, tengo hambre- le muestra una sonrisa que le es correspondida.

-Siento que estás tomando ventaja pero lo permitiré, tú mandas por hoy- la peliverde se rinde ante las decisiones de Luz. -vamos- empiezan a caminar hacia la entrada sin soltar sus manos.

•The Owl Club (Salón Rojo)•

Los jadeos de la azabache llenaban el lugar, sólo una persona lograba que alcanzara tal placer, sin embargo, esa morena no estaba presente, y esta peliverde sólo necesitaba un juguete para hacerla llegar al éxtasis.

Ningún beso fue intercambiado entre el par, ambas sabían que esta sesión de sexo es meramente un juego sin sentimientos.

- Wow preciosa, esta es la tercera ronda y sigues pidiendo por más- dijo Amelia mientras disfrutaba la vista de una muy exitada chica.

-Así es, pero mientras me recupero me encargaré de ti- la más baja se pone de pie y toma a la ojiambar de la mano para invitarle a sentarse en uno de los sofás, con un chasquido de sus dedos le indica a las bailarinas que las sigan. -por favor denle atención a los solitarios senos de la señorita Mel- de inmediato y sin chistar ambas chicas empezaron a lamer cada una un pezón y a acariciar el pálido cuerpo de Amelia; Willow había descubierto que a parte de su cuello esa era una de sus partes más sensibles, pero ese no era su objetivo, su objetivo estaba más al sur del cuerpo de la otra.

-Pensé que eras tú quien se encargaría de mi- Dijo Amelia con la voz temblándole por el placer que le estaban produciendo las lenguas de las bailarinas en su pecho.

-No te impacientes cariño, estoy disfrutando el show- se quedó así por casi dos minutos, pero no resistió a la tentación y se arrodilló ante el pálido cuerpo que temblaba de placer y empezó a lamer suavemente sus labios vaginales provocando que se intensificaran los temblores, esa fue la señal para abordar el clítoris, acción que sacó un fuerte gemido de placer en la peliverde; ese era el lugar que merecía toda su atención y cuando vio los jugos empezar a salir del centro de Amelia introdujo uno de sus dedos buscando la conexión de placer interior con la exterior, los gemidos se intensificaban cada vez más.

-¡Por el Titán, mete otro ahora mismo- esa petición sonó más como una orden para Willow, la cual estaba encantada de complacer así que eso hizo y con sus movimientos continuos encontró el lugar que tanto estaba buscando -  !oh Willy! ¡Sí! !No pares!- la de ojos verdes no pretendía hacerlo, con su otra mano empezó a tocar su propio centro dándole a entender a las bailarinas que era su turno de atenderla, la más pequeña soltó uno de los pezones de la peliverde y se fue a saborear los jugos que salían de la vagina de Willow.

La respiración agitada de Amelia junto con sus gemidos se contuvieron por unos cuantos segundos para después soltar un grito de pasión en señal de que había acabado, la Azabache por otro lado seguía disfrutando de la atención que le daba la bailarina, con lo sensible que estaba no tuvo que pasar mucho tiempo para que alcanzara el éxtasis, uno no tan profundo como el de la chica frente a ella, pero éxtasis después de todo, cómo pudo posó su cuerpo desnudo junto al de la otra que aún sentía corrientazos de placer.

-Dominus - Amelia se asombra por la forma en que una de las bailarinas llama a Willow -¿Podemos retirarnos?- Willow por su parte ni siquiera abre sus ojos ante el llamado.

-pero ustedes no han sido atendidas de la manera adecuada- dice consideradamente la azabache.

-Su placer es suficiente para nosotras- dice la más alta aunque la pequeña la mira y luego a su ama.

-Por otro lado, sabemos la reprimenda de la Ama que nos esperaría si nos atreviéramos a algo más- ambas se ponen en posición de sumisas.

-pueden retirarse- les indica Amelia pero ninguna se mueve de su posición. Sólo bastó con un movimiento de la mano de la otra para que se levantaran y se vistiesen con unas batas para luego salir por una puerta oculta entre la pared.

La cara de sorpresa de Amelia no tenía precio -ok, tres preguntas: 1) ¿Dónde aprendiste a hacer eso? 2) ¿Dominus? 3)¿Quién diablos es la Ama?- eran obvias sus prioridades.

Sólo obtuvo una sonrisa como respuesta.
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Dominus es una expresión antigua que se refiere a señor, dueño, poseedor.

Me alegra mucho que hayan llegado hasta acá, espero les esté gustando la historia.

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