03. club de ciencias

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La clase tan ansiadamente esperada por Will hace su llegada el miércoles a la última hora. La profesora es joven. Demasiado, quizás. Aparenta aproximadamente unos veinticinco años y su cabello de un tono azulado cae en cortas cortinas hacia sus hombros, sin tocarlos directamente. Su vestimenta consiste de un vestido hasta los tobillos, que fácilmente podría ser una servilleta sobre la que se derramó pintura accidentalmente.
La mayoría de los otros estudiantes son desconocidos para Will. Algunos de ellos parecen no tener la edad mínima para estar en secundaria y otros aparentan no menos edad que la misma profesora, cuyo nombre es, a propósito, Lindsay. Al parecer no tiene problema con ser llamada por su primer nombre, ya que si la tratan por su apellido le da la impresión de ser al menos veinte años mayor de lo que en realidad es.

Quince minutos desde el comienzo de la clase, luego de una pequeña introducción, Lindsay está repartiendo a cada estudiante una hoja en blanco. Mientras lo hace, comienza a hablar.

-El día de hoy comenzaremos con algo pequeño. Es una actividad que siempre doy a principio de año, donde asigno una hoja vacía a cada estudiante donde deberán responder a una pregunta, en forma artística: ¿Quién soy? En lo posible, intenten terminarla para hoy mismo.

Will es el último en recibir la hoja, a pesar de ser el primero en la fila de asientos. Mirando a su alrededor, nota la forma en la que todos los demás están rápidamente moviendo lápices sobre sus hojas, algunos utilizando brochas para pintar sobre el papel, otros cortando trozos de imágenes de revistas que Will no tiene idea de dónde las sacaron.

Sus ojos vuelven hacia su propio papel vacío, el cual pareciera que lo mira esperando que Will haga algo. Cualquier cosa.

Levantando su mano, Will llama a Lindsay.

-Disculpa, creo que no entendí la consigna.- dice, su voz con un poco de vergüenza. La mujer se acerca a él, amablemente.

-No te preocupes- le ofrece una cálida sonrisa. -Quiero que te representes a ti mismo, que me cuentes quién eres. En la hoja, por supuesto.

Will frunce las cejas. -Lo escribo?

-Oh- ella alza las cejas. -Si quieres hacerlo en una forma literaria, supongo que está bien. No es algo del todo convencional para una clase de arte, pero la escritura también es un tipo de arte. Tu eliges tu forma de expresarte.

Will abre la boca para decir algo, sólo para cerrarla rápidamente. Asiente, y la mujer se aleja. Cuando está lo suficientemente lejos, deja que un largo suspiro se deslice por sus labios. No es que Will odie la idea de la profesora de buscar que cada uno exprese sus sentimientos de distinta forma, pero los trabajos de temática libre son lo peor. Cuando hay una lista clara de instrucciones por seguir, Will sabe lo que hay que hacer y lo que no. Por lo tanto, no tiene chance al error. Esto, sin embargo, depende totalmente de él. Ya sea si lo hace bien o si comete el peor error que puede costarle una calificación baja.

Y es que, si el ideal de Will para pasar los miércoles en último período hubiese sido cuestionar su existencia, probablemente hubiese escogido filosofía en lugar de arte. El lugar perfecto para dejar que las ideas fluyan libremente sobre una hoja de papel es la habitación de Will un viernes por la noche, acompañado por una taza de té y música clásica de fondo, quizás canciones indie o folk. Incluso, a veces, viendo una película adaptada en base a un libro de Jane Austen. No en la escuela. No donde Will debe tener todo bajo control o siente que enloquecerá.

Después de todo, ¿hay forma de responder lo que se le está pidiendo?

¿Quién es Will?

Y, si hay respuesta, ¿cómo se las arreglará para plasmarla en una hoja de tamaño a4?

love to hate you - bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora