02. llegando tarde

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-¿Vas conmigo hoy?- pregunta Will, tomando un mordisco de su tostada de pan integral con jalea de frutos rojos. Jane deja su vaso de jugo de naranja en la mesa y asiente.

-Si, vamos juntos.

Segundo día de clases. Will tiene la sensación de que es el tercer mes. Como si todo lo que se necesitaba para que el verano se desvaneciera fuera un solo día de vuelta a la rutina.

-Okay - vuelve a comer un trozo de la tostada, utilizando su teléfono para revisar las actividades del día de hoy. No tiene mucho que hacer aparte de unas compras que su madre encargó. En cuanto a lo escolar, lo poco que los profesores asignaron como tarea suele hacerlo lo más pronto posible, apenas llega a casa. Asi que todo está hecho.

Hoy es uno de los días en los que su madre entra temprano a trabajar. Su último trabajo como mesera no había resultado bien que digamos, especialmente luego de una ardua pelea con el jefe. Fue por eso que aceptó inmediatamente al ofrecérsele un puesto bien pagado en una inmobiliaria. Los tres años que lleva trabajando allí no han traído ningún problema que haya tenido en sí un impacto notable.

Un silencio se forma en la cocina mientras los hermanos desayunan. La relación entre ellos no es mala. Al contrario, su madre solía hablar por horas sobre la suerte que tuvo al tener dos hijos que se llevaran tan bien entre ellos. Solo que ahora es... diferente.
Han pasado meses desde la última vez que tuvieron una conversación fructífera. Sus charlas se basan en asuntos poco importantes, y son, la mayoría del tiempo, cortas. Demasiado cortas quizás, para dos personas que solían ser tan cercanas antes.

Y Will no es ningún idiota. Se da cuenta de que hay múltiples cosas que Jane no le dice. Ni a él ni a nadie más. Pero lo entiende. Lo asimila porque el también es un adolescente después de todo. Aunque todos sus amigos hacen bromas con el hecho de que Will tiene lo que Max llama un "alma vieja", Will sigue siendo un adolescente y entiende que la gente cambia, en especial en una edad tan fundamental para la formación de la personalidad propia.

Perdido en sus reflexiones, Will se sobresalta al oír el crujir de la silla de madera contra el piso, señal de que Jane está poniéndose de pie.

Quince minutos más tarde, está esperándola en la puerta, con su mochila en mano.

-¡Vamos a llegar tarde!- exclama, suspirando. Ha estado aguardando durante cinco minutos, en los cuales no dejaba de mirar su reloj de pulsera. Quizás si tiene un alma vieja después de todo.

-¡Puedes irte si quieres!- se escucha a través de las paredes. Sonidos de movimiento dan a entender a Will que Jane está buscando algo. Rueda los ojos al pensamiento. Si fuera más organizada, estas cosas no pasarían.

Will no responde.

Cinco minutos más hasta que Jane finalmente aparezca, con su mochila roja colgándose en sus hombros. Will suspira, en alivio y abre la puerta sin dejar pasar un segundo.

Un rápido vistazo a su reloj vintage le informa que está saliendo de su casa aproximadamente diez minutos más tarde de lo usual. Llegando tarde el segundo día de clases. Perfecto.

-No vas a morir por llegar diez minutos tarde.- Jane se hunde de hombros, como si nada. El día está increíblemente soleado, Will ya está arrepintiendose de su elección de vestimenta, unos pantalones de mezclilla beige, una camiseta blanca y una camisa de franela por encima.

-No me imagino donde estaría si tuviera ese tipo de mentalidad.

La chica rueda los ojos. El resto de la caminata pasa de una forma silenciosa. Jane tiene la música en un volumen tan alto que Will puede escuchar una canción de rock sonando en sus audífonos llegando hasta donde se encuentra él.

love to hate you - bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora