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Esta había sido la mejor tarde de toda mi vida. Sin trabajo, sin universidad y sin nada que hacer. En todo el día me lleve viendo películas y hace una hora comence a escuchar mis playlist favoritas. Estaba disfrutando la música hasta que mi celular timbra y interrumpe mi tarde perfecta.

De malhumor me pare de la cama y cogí mi teléfono viendo que se trababa de Han Hanna mi mejor amiga.

Contesté la llamada y lleve el teléfono a mi oreja.

—¿Qué quieres Hanna? Estaba escuchando música y tú como siempre lo vienes a arruinar... —iba a continuar pero escuche un sollozo a traves de la otra línea —. ¿Qué pasó? —pregunté preocupado. Espere pacientemente y obtuve una respuesta despues de unos minutos.

—... ni sé para que te llamó... —iba a volverle a preguntar si estaba bien pero colgo la llamada.

Estaba seguro que eso ya no era normal.

Hanna se ponía muy sensible cada que veía que la pareja de la película o serie parecía que no iban a quedar juntos o no terminaban juntos, pero está vez no parecía que fuera por eso.

Cuando Hanna me llamaba a contarme sobre las series o películas que mira y yo le contestó groseramente ella me contesta igual y nos llevamos peleando. Pero ahora ella no había protestado y al contrario se había puesto triste o brava.

Sin importarme que no me haya bañado y que este despeinado agarre las llaves del apartamento y salí rumbo a la casa de Hanna.

Miré pasar un taxi y le puse la mano a la espera de que se estacione al frente mío. El taxi paro y me subí. Di la dirección y mientras estaba en el taxi saque mi teléfono y prendí los datos.

Comencé a escibirle a Hanna si estaba bien pero solo me dejaba en visto. Ya me estoy preocupando.

El conductor paró y se volteó —Ya llegamos. Son 3.000 —dijo con una sonrisa. Asentí y comencé a buscar el dinero. Cuando lo encontré se lo pase y salí del taxi.

Caminé en dirección a la casa de Hanna y cuando estuve al frente toque la puerta esperando a que me  abra.

Tardo unos minutos pero escuche sus pasos y finalmente abrió la puerta. Dios, se vía horrible.

Su cabello rojizo estaba enrredado y en todas las direcciones mientras que su cara se veía cansada y sus ojos estaban rojos, también tenía ojeras y la nariz roja. Hanna había estado llorando.

Rápidamente note sus intenciones de cerrar la puerta y me adentre de un solo en el apartamento.

Cerre la puerta y mire como Hanna camino por el pasillo hasta su cuarto. La seguí y cuando entre a su cuarto era un chiquero total.

Ropa por todas partes, empaques de spaghettis instantáneos, tarros de helado y las sabanas de la cama en el piso. Y para rematar estaba en oscuras.

Me acerque lentamente al sillón donde ella estaba sentada.

—Pero... ¿Hanna, qué pasó aquí? —contemple con impresión toda la habitación. Sabía que Hanna era una de esas personas que les gusta tener todo limpió y ordenado. No me imagino por lo que paso para que ahora este así.

Vi como ella subió sus hombros con desinterés y siguió viendo Harry Potter y el prisionero de Azkaban que se reproducía en el televisor.

Me senté a su lado y ella me ofreció un tarro de helado, era sabor vainilla. Lo acepté y comencé a ver la película con ella.

Pude notar que con mi compañía y por el helado se rejalo mucho e incluso parecía que tenía sueño.

Antes de que cayera dormida la enfrenté.

—¿Ya me vas a decir que fue lo que paso? —la mire con severidad. Ella bajo la cabeza y le tomo unos minutos articular palabras.

—Tú... ¿Tu te acuerdas del chico que era mi novio hace poco? —asentí comprendiendo todo. Voy a matar a ese maldito.

—¿Qué fue lo que te hizo? —insistí.

—Él... él no solo jugo conmigo si no que también me engañó y... —vi como sus ojos comenzaron a lagrimear y me acerque para abrazarla.

Cuando la abrace Hanna rompió en llanto y eso me rompió el corazón. Ella era una mujer tan hermosa, inteligente, luchadora y con tan buenos sentimientos como para que un maldito sin cerebro venga a pisotearla.

—Él tiene un vídeo mío  —dijo entre sollozos.

—¿Qué tipo de vídeo? —pregunté mientras la estrechaba contra mi pecho que era donde me llegaba.

—Un vídeo... sexual —susurró lo último.

La aparte de mi pecho y la mire sin poder creerlo. Hanna tenía derecho a una vida sexual pero porque carajos permitió que la grabé.

—¡¿Y TÚ POR QUÉ DEJASTE QUE TE GRABÉ?! —grité. Ella temblo y siguió llorando.

—Yo no sabía que lo estaba grabando —dijo entre sollozos.

—¿Quién es el hijo de puta que te hizo eso? —pregunté. Estaba que estallaba de la rabia. Si bien sabía que Hanna tenía un novio nunca lo había visto en persona ni en fotos.

—No te dire su nombre —chilló.

—Como que no, ¿te das cuenta de lo que hizo? —la regañe.

—¡Obvio que lo sé, pero no puedo hacer nada! —me gritó desesperada.

—Tal vez tú no, pero yo sí —la volví a abrazar.

—¿A qué te refieres? Tú no... ¿tú no le vas a pegar, verdad? —me preguntó mientras sentía como llenaba mi camisa favorita con sus mocos.

—Algo mucho peor.

—¿Qué piensas hacer? —se separo para mirarme.

—¿Eres buena con el maquillaje y la moda, verdad? —pregunté. Ella asintió sin entender.

—Bañate y arreglate. Nos vamos de compras —a toda chica le gusta ir de compras y a mí también.

Hanna se arregló y fuimos a un centro comercial.

Puede que suenen descontrolado y algo loco pero para tener la venganza perfecta necesito a una mujer que lo ilusione y yo sé como manejar a ese tipo de hombres.

Compramos dos pelucas porque al final no nos decidimos por cual me quedaba mejor y mucha ropa de mujer de mi talla aunque no es que tuviera un cuerpo tan diferente al de Hanna.

Me alegro que Hanna se riera por verme con ropa de mujer y peluca. Yo haría lo que fuera por esa mujer.


Capitulo ya corregido.

Si ven alguna falta de ortografía o algo que no cuadre díganme. Fue mi segundo fanfic así que no me salió tan bien como esperaba.

No soy lo que parece Taekook/VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora