Capítulo 23

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Pov Madelaine
Llegamos a un restaurante. Theo va extremadamente perfumado y me encanta el aroma a perfume que desprende. Camina con sus muletas y mi mano está en su bíceps. Mi lenguaje del amor es el contacto físico y el de Theito también. Nos sitúan en una mesa cercana al mar, en medio de la mesa hay una cesta con flores y velas aromáticas.

Matheo.- había pensado en pedir un plato para cada uno y un surtido de algo.

Madelaine.- vale, es lo mejor.

Matheo.- ¿vino blanco para los dos?

Madelaine.- sabes que es un sí.

Matheo.- ya habrán fotos nuestras.

Madelaine.- no me importa.

Matheo.- a mí tampoco.

Una camarera llega a preguntarnos que queríamos para beber y Theo se lo dice. Nos deja a cada uno la carta del restaurante.

Matheo.- ¿entiendes algo?

Madelaine.- nada de nada.

Matheo.- eu quero te comer esta noite (quiero comerte esta noche).

Madelaine.- ¿qué?

Matheo.- nada, nada.

Madelaine.- si tú lo dices...

Matheo.- no he dicho nada. A veces hablo en portugués, tengo costumbre.

Madelaine.- entiendo. ¿Y qué has dicho?

Matheo.- que no sé qué quiero comer.

Madelaine.- haré como que te creo.

Mi móvil vibra en mi bolso y lo saco para ver quién me había mandado un mensaje.

"Nessa: emborráchate y follátelo".

Prefiero ignorar su mensaje. No voy a responderle, no quiero caer en su juego.

La camarera nos trae el vino blanco en una cubeta con hielos. Theo y yo le decimos lo que vamos a cenar cada uno y en conjunto.

Madelaine.- nunca te he visto borracho.

Matheo.- soy divertido estando borracho.

Madelaine.- ¿esta noche lo descubriré?

Matheo.- posiblemente.

Madelaine.- ¿beberemos en la habitación?

Matheo.- sí.

Madelaine.- brindemos.

Matheo.- ¿por?

Madelaine.- por estar aquí juntos— alzo mi copa y él también para chocarlas—.

Antes de que él beba, apoya la copa en la mesa y me mira con una sonrisa que no logro descifrar. Bebo un trago largo de vino. No entiendo por qué ha apoyado la copa y luego ha bebido.

Durante toda la cena no he dejado de reír con Theo y sus chistes malos. Nos pedimos un postre a medias y él pagó la cena, no me dejó que pagase nada. Ahora estamos dando un paseo por Mykonos. Theo tiene su camisa de botones azul marino desabotonada y se ve parte de su torso. Yo mantengo mi mano en su bíceps.

Madelaine.- ¿quieres descansar?

Matheo.- no, estoy bien.

Madelaine.- bueno. Cuando lo necesites, nos sentamos para que descanses.

Matheo.- gracias, chiquitina.

Besa mi cabeza. Caminamos en silencio. No es incómodo estar callados, es agradable.

Terreno de juego || Madelaine Petsch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora