Hasta Que Seas Mía

Prólogo.

En una ciudad de rascacielos que tocan el cielo y donde la vida de todos se mezcla en un verdadero enredo urbano, hay cinco apellidos que suenan más que las alarmas de despertador los lunes por la mañana: D'amico, Demishew, Dachs, Durand y Davies. Por fuera, la ciudad parece ser un lugar donde nunca pasa nada emocionante, pero bajo las luces de neón y detrás de las puertas de mansiones de lujo, ocurren las tramas más retorcidas y oscuros secretos.

Estas cinco familias, que por ahí llaman los "grandes D", son como las estrellas en la alfombra roja de la alta sociedad. Su riqueza y poder no tienen igual, llegando más lejos que el aroma de una parrillada en verano. Eran temidas por algunos, envidiadas por otros y aplaudidas por los de adentro.

Pero, lo que no se ve detrás del glamour y la fortuna, son secretos, enemistades y traiciones que es mejor mantener bajo llave, como el diario adolescente lleno de pensamientos cursis. Aquí, en esta ciudad, un paso en falso puede desencadenar un drama de novela y como a casi todos les gusta un buen drama aquí va uno.

Karina Dachs, una mujer con un hermoso cabello rojizo que parece un atardecer en llamas, pero debe teñirselo a negro por obligación de su madre, unos ojos tan verdes como un campo de esmeraldas, un cuerpo que no deja indiferente a nadie y una piel morena como el chocolate más delicioso. Su personalidad es como un fuego que a veces se descontrola, impulsiva y temperamental, pero con los que aprecia, es un encanto. Pero lo irónico es que, aunque parezca un ángel, su vida parece estar siempre en el ojo del huracán de la desgracia.

Una chica cuya vida da un giro inesperado gracias a una conspiración tramada por las dos personas que más amaba en el mundo. El plan es meterla en un lío con un tipo mayor para manchar su nombre y sacarla de la familia. Pero el destino le tiene preparada una jugada inesperada: ¡Acaba en la habitación equivocada, enfrentando a un completo desconocido que resulta ser de la familia más poderosa y siniestra de los "grandes D"!