Inconsciencia.

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No sabía cuánto había pasado, pero Karina llegó a una extraña rutina. Donde se levantaba, se duchaba, desayunaba y se hacía una maratón de películas. Para luego esperar a la comida que le traía Deborah, durante la cual ambas tenían una conversación animada. O más bien, la mujer intentaba entablar conversación con ella, quizás para animarla o distraerla del encierro en el que se encontraba. Después de la comida, Deborah volvía a irse, y una vez más se inmersa en ver película tras película.

Aunque algo había cambiado. Ya que era como si supieran que iba a hacer su sesión de cine porque le traían palomitas, patatas fritas y todo lo que ella quería para disfrutar de lo que vería. Seguramente deducido por las cámaras de vigilancia que había en el lugar. Y no sólo eso la traían, se dió cuenta que podía pedir cualquier cosa, siempre y cuando no sea algún aparato que la comunique con el exterior. Por lo que la habitación lucubre, ahora estaba llena de libros, decoraciones, peluches incluso pequeñas macetas con flores, las cuales regaba en un afán de no sentirse tan sola.

Sus noches también habían sido tranquilas. No había rastro de aquel hombre, algo que la alegraba y frustraba porque ya quería saber qué demonios quería hacer con ella o por qué estaba allí. Pero cuando le preguntaba a Deborah, esta solo le decía que el "señor" se encontraba ocupado en este momento, o que estaba arreglando unos asuntos y que pronto vendría a verla. Lo que la inquietó.

Se llevó un puñado de palomitas con sabor a mantequilla a la boca, mientras veía otra película, esta vez era 'Academia de vampiros'. Aunque era de acción, había un cierto romance entre los personajes principales, lo que sin querer la llevó a pensar en su ex prometido, en cómo se conocieron y cómo terminaron así.

Karina siempre había sido una chica alegre y risueña, sin mencionar que era una románticamente empedernida. No era excesivamente sociable, pero tampoco se le dificultaba hablar con quién fuera. Pero todo eso cambió con la llegada de su nueva hermana y el cambio drástico de sus padres con ella y el desprecio hacia su persona. Por suerte, su hermana en ese tiempo era amorosa y, con la ayuda de sus dos amigos, pudo salir del paso, pero aún así, se sentía que no tenía lugar en el mundo.

Ver a sus padres ser tan amorosos con su hermana y no con ella la hizo tener una necesidad fuerte de afecto y amor. Por lo que cuando conoció a Kevin, que parecía brindarle todo ese amor y afecto que no tenía en sus padres, se enamoró completamente de él y sin dudarlo comenzó a salir con él.

Para ella, él era su mundo entero; siempre estaba allí cuando lo necesitaba y sabía qué decir en los momentos adecuados. Aquello también la llevó a distanciarse de Natacha y Kaiden, que no confiaban en sus buenas intenciones del todo, y empeoró cuando, después de un año de relación, el hombre la pidió matrimonio.

Sus amigos insistían en que quizás solo estaba con ella por su dinero, pero ella reafirmaba que se equivocaban en sus palabras, pues llevaban tanto tiempo juntos y todavía no habían tenido relaciones sexuales. Karina había decidido esperar hasta después del matrimonio. No por el hecho de ser religiosa o tener una presencia en especial a conservarse pura. Tampoco era por el hecho de tener aprensión al sexo, pues ambos habían hecho muchas cosas íntimas y sin duda lo deseó con mucha intensidad.

Lo cierto es que, en parte, y aunque no quisiera y nunca lo reconocería frente a sus amigos, tenía miedo de que él la abandonara después de haberse acostado con ella. Por lo que deseaba prolongar aquello tanto como pudiera y, para su suerte, Kevin no puso peros ni se enfadó al descubrir el deseo de ella de esperar hasta el matrimonio.

Esto solo hizo que se enamorara aún más de él. Ella pensó que tenía una relación perfecta, a pesar de la relación con sus padres, estaba feliz dentro de lo que cabía. Lo que también la llevó a preguntarse. ¿Desde cuándo? ¿Desde qué momento su hermana y él habían empezado a salir? ¿Desde cuándo habían comenzado a maquinar para hacerle la vida un infierno?

Tampoco entendía el comportamiento de su hermana, y las palabras que escuchó decir aquella noche vinieron a ella: 'Por fin, todo el sufrimiento que soporté durante años, finalmente será recompensado'. "¿Cuándo es que le quité algo?" se cuestionaba. "¿Cuándo deseé algo que era suyo? O, aún peor, ¿La hice daño en algún momento?" Intentó hacer memoria si en algún punto de su vida le hizo algún daño o sacrificó algo que no era de ella. Pero nada venía a la cabeza, es más, ella siempre fue la amada y consentida; lo único que quizás pudo envidiar era el amor que sus padres le daban. Pero nunca la culpó, ya que sabía que no era su culpa.

"¿O quizás se refiere a todo lo que tuvo que pasar en ese orfanato?" Pero incluso así, aquello no era culpa suya. No es como si maquinó para que pasaran cosas horribles o algo así, donde estuvo.

Mientras seguía reflexionando sobre las razones de su hermana, el sueño la invadió, poco a poco quedándose dormida.

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Hoy estoy en un huerto de manzanas. ¡Manzanas rojas, mis favoritas! Rojo como mi cacello. El sol brilla, hace calorcito, pero no me molesta. Me gusta el verano porque puedo ponerme mis vestiditos. Hoy llevo un vestido amarillo. Mi amigo me dijo que parezco un plátano. No me gustó y le pegué, pero luego pedí perdón. No quiero meter en problemas a mis papás.

Mi amigo parece que no se molestó. Siempre está serio, nunca sonríe, algunos niños se asustan cuando le ven, pero yo no.  Se que no me odia porque siempre me sigue. Y cumple todo lo que quiero, no sé por qué lo hace, es extraño, pero gracias a él estoy aquí. Le dije que me gustaban las manzanas y me trajo aquí. Él es muy rico, tiene mucho dinero, una casa grande, muy grande, al contrario que yo. No tengo, pero no estoy triste.

Intento agarrar una manzana del árbol para dársela a mi amigo como disculpa por pegarle, cuando algo me pincha en el dedo. Me asusto y me caigo haciéndome daño. Mis ojitos se llenan de lágrimas. Duele, quiero llorar, pero si lo hago, los otros niños se van a reír de mi, sobre todo él. Aunque él nunca ríe. ¿Por qué nunca se ríe?

Escucho que alguien grita mi nombre. Es mi amigo, que corre hacia mí. Su carita está rara, parece enojado y molesto. Siempre se pone así cuando algo me pasa, es raro. ¿Por qué siempre se preocupa por mí? Comienza a regañarme y las ganas de llorar vuelven. Odio que me regañe , no me gusta cuando me grita, se parece a mis papás. 

Mis ojitos se llenan de lágrimas y bajan por mis mejillas, entonces se detiene, me mira y luego me abraza. Se acerca a mi orejita, susurra algo que no entiendo. Pero solo asiento y entonces veo cómo sonríe por primera vez.

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Mi corazón late desbocado por el extraño sueño. "¿Qué demonios ha sido eso?" "¿Era un sueño o un recuerdo ?" ¿Y aquel niño quien era? No era la primera vez que lo veía en sus sueños y tenía curiosidad de que se trataba todo eso, sobre todo palabras... Pero su reflexión llega a su fin cuando se da cuenta que esta sola en la cama. "¡Es él, otra vez!"

Hasta Que Seas Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora