Capítulo 7

3 3 0
                                    

Todo es un caos, ¿cambiará algo?

Camy

No podía creer que toda la situación se haya salido de mis manos en cuestión de segundos. Mi padre, quién no me había puesto una mano encima nunca en mi vida, hoy lo ha hecho y en el medio de la calle

Cómo si fuera todo un salvaje contra su hija mayor

Me dolía toda la cara y parte de mis rodillas. Podía sentir como la sangre escurría de la herida pero aún así, deje que Jones me llevará a donde sea

Necesitaba salir de aquí cuánto antes. Sospechaba, que nunca este sería mi hogar de nuevo

—¿Estás bien? Te ves mal, puedo llevarte a mi...¿casa?—me pregunta Jones preocupado a mi lado y por unos segundos, le veo el rostro

Esta destrozado al igual que yo o más, no sé bien, pero tal vez ni siquiera se esperó que mi padre hiciera algo como eso y más delante de todos

Fue impactante incluso para mí

—por favor, quiero salir de aquí—le ruego tomándolo del brazo con fuerza y allí es donde noto que estoy temblando. No sé si es frío o miedo, la verdad poco me importa

Solo quisiera desaparecer de todo esto

—vale, vamos. No te preocupes, vas a estar bien—me asegura con una pequeña sonrisa y al escucharlo tengo ganas de reírme en su cara

¿Que iba a estar bien? Solo un iluso creería eso. No, las cosas no se pondrán mejor, todo lo contrario

Me harán la vida imposible hasta que se aburran de mi existencia

O hasta que yo tome una decisión

—como quieras, llévame a cualquier lugar

Al decir aquello una sonrisa traviesa adorna sus labios achicando sus perfectos ojos

—eso no lo digas de ese modo porque puedo llevarte a un bar a beber hasta las cinco de la madrugada. ¿Quieres?—en serio este chico está demente. ¿A beber en un bar? Debe estar bromeando el muy maldito

Aunque a pesar de eso, una sonrisa se dibuja en los míos. Creo que es la única persona quién tengo ahora en esta vida y en la que puedo confiar

—claro, pero tú invitas. ¿Te apuntas?—le sigo la broma riendo pensando por lo que es: una broma, pero al ver que su sonrisa traviesa se intensifica tengo miedo del que pueda decir

—vamos, no me echaré atrás ahora—trago saliva inconscientemente al escucharlo. Mierda, es en serio

Y yo no puedo tampoco echarme atrás ¿verdad? Sería un buen golpe para mí orgullo y no lo voy a permitir

—pues perfecto. Camina—le tomo del brazo y echamos a andar hacia un bar cerca de mi casa donde casi no frecuenta ir gente por la mala localización y el olor repugnante (pero soportable) que tiene

Aún así, se volvió mi lugar seguro con los años. Allí podía ser yo misma sin miedo a que me juzguen

La entrada era de madera al igual que el suelo, una gran puerta de color mostaza dando la bienvenida con una linda campanita encima para indicar que entraron las personas, muchas macetas con plantas y unas ventanas enormes para mirar hacia la carretera

Las grietas de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora