Capítulo 9

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Todo va mejor

Camy

Después de curarle completamente las heridas de las manos y besarlo por unos minutos (bastantes largos) fuimos a su cama para dormir

No se había quejado del dolor ni nada parecido, solo una vez cuando intenté levantarme e ir al baño y me obligó a quedarme a su lado

Sí, bastante maduro

—levántate Jones, ya son las nueve y pueden estar al llegar—le digo en el oído moviendo su cuerpo con mi mano intentando despertarlo pero es en vano

—un rato más por favor. Quiero estar aquí siempre y no pensar en nada más—susurra con la voz ronca y tengo ganas de golpear su lindo rostro al ser tan inmaduro con esto

—pues por desgracia no se puede. Vamos vago, arriba

—no, prefiero mi cama

—como quieras, voy al baño sola—cuando hago un intento por levantarme es más rápido que yo por lo que me sostiene por los hombros

Genial

—¡eh! Así no se juega Camy—chilla indignado por mi insinuación

—lo siento, es lo que hay—me encogo de hombros

—vale, voy para allá. Mandona—habla por lo bajo aún indignado por mi culpa

—gruñón

—pero te encanta

—no te hagas tanto—le resto importancia

Podíamos haber seguido con la discusión pero una voz nos hace callar de golpe

—¡Jones!—grita el manager desde el otro lado de la puerta

—por Dios, es mi manager

—y ahora ¿qué?

—debes esconderte en el armario

—ni lo sueñes, no sé lo que pueda haber allí—niego con la cabeza por tal idea

—vamos Camy, es una situación desesperada y require...

—...medidas desesperadas. Lo pillo—completo la frase por él

—gracias mi amor

—¡¡Jones!!—chilla de nuevo aún más molesto que antes

—ahora, vete

—con educación al menos ¿no?—me cruzo de brazos

—por favor

—mejor así—admito

Voy directo al armario al final de la habitación y me escondo allí con la puerta media abierta para así poder ver todo lo que ocurre afuera

Soy una chismosa, lo sé. No me juzguen

Sé que Jones tenía sus motivos por el cuál esconderme pero aún así tenía la ligera sospecha de que le dijera que éramos novios y todo el problema resuelto

Pero estaba muy equivocada

—hola Jones, ¿por qué tardaste tanto en abrirme?

—estaba durmiendo, ¿que es lo que quieres?

—directo...me gusta. Solo vine para preguntar por los demás, no se quedaron a dormir y ahora no los veo por aquí. ¿Dónde están?

—no tengo idea. ¿Por qué deduces que yo sé dónde están?

—eres su amigo, debes saberlo

—pues te equivocas, no tengo nada que ver

—vale...y ¿por qué esas ropas? ¿Invitaste a una chica?

Las grietas de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora