Capítulo 4

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El sol estaba dando demasiado calor, era de tarde

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El sol estaba dando demasiado calor, era de tarde. Cellbit sintió un chapoteo en su rostro, abrió sus ojos con lentitud observando como Roier se había tirado al primer río que se le apareció aún con ropa. Sus ojos azulados observaron curioso como el cuerpo del arácnido estaba completamente dentro del agua solo sobresalía su cabeza, al parecer tenía mucho calor, o simplemente se quería dar un baño.

Todavía les faltaba un largo recorrido... Quiso preguntarle la razón de la cual quería ir a su pueblo nuevamente, sin embargo sabía que Roier no le diría nada, así que no gasto saliva en eso. ¿Para destruirlo? Podría ser. Cellbit solo cerró sus ojos con delicadeza, se preguntaba dónde podía estar Richas, dormido seguramente, haciendo sus locuras o incluso pasandola muy bien con Bagi.

— ¿No te vas a meter? — Preguntó la araña mirando con lentitud al khajiita quién estaba demasiado alejado del río. — Cochino, deberías de darte un baño. —

Cellbit no emitió ningún ruido. Roier suspiró sabiendo que eso era un completo no, sin embargo lanzó agua para que le diera al contrario quién siseó inconforme. La araña aguantó una risa viendo como ahora el khajiita se alejaba un poco más para sentarse en el césped, podía notar como esos ojos azules estaban fijos en el, ¿Por qué lo miraba tanto? A veces era aterrador, porque lamentablemente no tenía el poder para leer mentes, así que no sabía qué era lo que pensaba Cellbit. 

Era una mirada profunda, casi como si estuviera viendo a una presa, cosa que es imposible ya que el blanco fácil era el. Roier negó levemente su cabeza intentando salir de esos pensamientos. Su ropa ya se encontraba empapada, solo quería darse un chapuzón y liberarse de ese calor atormentante, se había bañado la misma noche en la que había comido, así que no era necesario volver a hacerlo. Su rostro volteado se dirigió nuevamente al khajiita curioso de lo que hacía, vio como este se encontraba concentrado en otro lugar en específico, moviendo su cola con lentitud y sus orejas levantadas con atención.

Sus ojos castaños miraron esa misma dirección pero no encontró nada, se preguntó qué rayos había visto ese gato para verse muy atento. Se volteó nuevamente para meterse más en el río, el agua estaba muy fresca y podía ver a ciertos peces traviesos que le hacían pequeñas cosquillas al rozar con sus piernas. Sonrío enternecido.

— Desde aquí se siente tu olor a culo, deberías de bañarte gatinho. — Se burló Roier intentando molestarlo, sin embargo no recibió respuesta. Si no estuviera acostumbrado a su aura habría pensado que se encontraba aún en su sitio.

Roier volteó su rostro con velocidad notando que había acertado, Cellbit no se encontraba allí. Siseó con enojo para salir de ese río, ¿Ahora dónde se había metido? Realmente no puede perderlo de vista, en cualquier momento puede huír o peor, ser herido por uno de los seres del lugar si se alejaba demasiado.

— Pendejo, pendejo, pendejo. — Repetía Roier mientras miraba a su alrededor tratando de encontrarlo. — ¡¡Cellbit!! — Llamó por su nombre.

-𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚𝐭ó 𝐚 𝐥𝐚 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚.-  𝙶𝚞𝚊𝚙𝚘𝚍𝚞𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora