Capítulo 6

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Su cuerpo se sentía débil, aún así decidió abrir sus ojos con lentitud en medio de la noche, sus colmillos brillaron con la luz de la luna y sus hermosos ojos violetas azulados miraban la oscuridad

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Su cuerpo se sentía débil, aún así decidió abrir sus ojos con lentitud en medio de la noche, sus colmillos brillaron con la luz de la luna y sus hermosos ojos violetas azulados miraban la oscuridad. Alzó su mano ensangrentada hacía la luna pudiendo ver mejor los rasguños que se hallaban en su brazo, heridas que pronto empezaron a abrirse con rapidez. Su voz salió como un viento silencioso viendo dónde se encontraba, sintió la presencia de alguien y supo que no estaba en su hogar.

— Apa... — Murmuró tan bajito que solo él pudo escuchar lo que había dicho para después sentir nuevas presencias. — ¡Papá! — Gritó con más fuerza.

Y siguió pidiendo ayuda, llamando a su padre. Pero nadie vino.

( ... )

Se levantó con brusquedad del césped totalmente despierto, tragó en seco mientras cerraba sus ojos una vez más tratando de eliminar todos esos sentimientos que lo estaban matando por dentro. El escuchar un ronroneo por parte de alguien a su lado lo hizo reír y sin darse cuenta... esos pensamientos se fueron yendo de poco en poco. Su mano se fue acercando al cabello del contrario acariciando con cuidado parte de sus orejas y su pelo, los ronroneos se escucharon más fuertes.

— Hey... — Murmuró Roier mientras se acercaba lo suficiente a la oreja gatuna del contrario, obligando a su cuerpo a volverse a acostar para quedar en una mejor posición. — Es hora de despertar pendejo. — Solo recibió un gruñido de protesta. La araña giró sus ojos con diversión.

Cellbit siseó nuevamente al sentir el aliento de Roier en su oreja, haciendo que esta misma se moviera con incomodidad. El de ojos castaños solo se rio bajito.

— Vamos mi amor, no te pongas dramática. — Dijo con su mismo tono burlón Roier mientras soplaba de nueva cuenta en la oreja del contrario que ahora se movía mucho más que antes, además de que Cellbit giraba su cabeza a cada rato para evitar el soplido. — Ya pasaron semanas, nos queda poco para llegar Cellbo. —

Recibió otro gruñido. Roier suspiró.

— Te daré 5 minutos, no más. — Habló Roier con brusquedad. 

— Calate... — Murmuró entre dormido Cellbit.

Roier iba a protestar hasta que sintió una cachetada por parte de la cola de Cellbit, esta acción fue sin querer. Sin embargo el silencio de la araña demostraba que no estaba demasiado feliz. Un siseó de dolor salió de los labios del gato al sentir como su cola era jalada con brusquedad, arrastrándolo por todo el suelo, sus zarcos ya estaban abiertos como platos. Además de que las garras de Roier se sentían en su piel, no llegaba a dañarlo de gravedad pero sí dolía.

— ¡Levantate hijo de tu chingada madre! ¡Te lo juro! Altas ganas de meterte puros putazos al chile pinche gato mañoso. — Insultó Roier mientras lo arrastraba. — Si tú no te vas a levantar yo iré arrastrandote por todo el pinche camino. —

-𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚𝐭ó 𝐚 𝐥𝐚 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚.-  𝙶𝚞𝚊𝚙𝚘𝚍𝚞𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora