Capítulo 16

664 82 13
                                    

Un hacha se clavó en el suave césped con furia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un hacha se clavó en el suave césped con furia. Richarlyson siseó con fuerza al ver como su hermano estaba herido por acercarse al bosque que sus padres le habían dicho que no cruzará sin un adulto o uno de sus tíos. Pepito bajo la mirada avergonzado, aún con dolor en su cuerpo decidió ignorar la mirada llena de odio de Richas.

— O que você está fazendo!? Não deveríamos entrar lá! — Gritó el brasileño mientras tomaba a los conejitos que había cazado. — Você não é um demônio! Você não é um híbrido! Você é humano, não pode correr riscos. —

— ¡Tenía curiosidad! — Se defendió el pequeño quien sollozó bajo al sentir como su hermano empezaba a curar su hombro y piernas heridas. — No pensé que me hiban a atacar unos animales... perdón. —

— Eles odeiam humanos. Os animais apenas protegem a floresta, mesmo que pareça cruel. — Murmuró Richas. — Seu idiota, perdí la pierna por hacer lo mismo. —

— Lo siento, no lo volveré a hacer. — Murmuró Pepito.

— No, porque le voy a contar a pa Roier lo que pasó. —

— ¡No! No lo hagas, seré bueno. —

— Eles se darán cuenta de todas maneras. — Pronunció mal, pero Pepito le entendió ya que solo pudo ahogar un sollozo bajo. 

— No me gusta cuando se enoja... —

Richarlyson suspiró para agacharse y hacer que su hermano subiera a su espalda. Richas agarro su hacha con normalidad antes de empezar a caminar a su hogar listo para un regaño que posiblemente duraría horas.

(...)

Roier se acurrucó en la cama con comodidad antes de sentir dos manos rodearlo, no hizo el intentó de abrir los ojos ya que conocía la presencia de su esposo. No llevaba camisa y su esposo tampoco, así que era más fácil sentir los toques, inmediatamente bostezó no sabiendo que hora era, ¿Seguía siendo de noche? No, era de madrugada...

Sus ojos castaños se entreabrieron al escuchar los suaves ronquidos de Cellbit, sintiendo su respiración en su nunca mientras lo abrazaba con fuerza. El demonio miró con sospecha las camas de los niños quienes dormían a su lado, grande fue su sorpresa al no verlos, gruñó bajo. Definitivamente esos chamacos querían morirse. 

— Roier... — Murmuró con voz ronca el khajiita llamando la atención de la araña quien enseguida volteo su rostro para observarlo. — ¿Qué pasa. .? — 

— Mhm. — Sonrió gustoso al sentir los pequeños besos en su cuello seguido de sentir como la cabeza de Cellbit se frotaba contra el como un gato ronroneando. — Los niños salieron temprano otra vez, les dije que esperaran a que despertaramos para que vayamos de caza juntos. Pero no, los hijos de su puta madre no escuchan, adoptados tuvieron que salir. — Cellbit rió.

— Hey, no seas malo. —

Y Roier chilló al sentir como su esposo mordía su hombro juguetón.

-𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚𝐭ó 𝐚 𝐥𝐚 𝐛𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚.-  𝙶𝚞𝚊𝚙𝚘𝚍𝚞𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora