En la historia siempre hemos visto sobresalir a los hombres como figuras de carácter y autoridad, esta historia es diferente, es la mía Peito Lilith Adams abogada exitosa y ambiciosa por sobresalir en la profesión gobernada por hombres.
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Estaba en el Jardín pintando en mi lienzo, a través de la ventana de la cocina pude ver a mi madre y a mi tío discutir
—Henry, ven conmigo – mi tío William me llevo al despacho de mi padre
En el camino mi madre me sonreía aunque su sonrisa era triste
—¿Por qué mamá está triste? – pregunté
A mis 12 años aún no entendía lo que pasaba, no respondió sólo me sentó en el sofá individual
—Henry tengo que encargarte algo muy importante
Se arrodillo para quedar casi a mi tamañ
—A veces suceden cosas que son injustas y si puedes hacer algo al respecto siempre hazlo ¿De acuerdo? – asentí —. Toma – me dio una memoria negra —. Hoy haré lo justo pero si fracaso y no vuelvo, tú serás el encargado de hacer justicia
—¿Yo?
No entendía nada
—Si, crecerás y entenderás lo qué hay dentro de la memoria – puso sus manos en mis mejillas —. Perdóname por hacerte ésto, pero cuando sea el momento lo sabrás todo – me abrazó —. Eso si prométeme Henry que dirás que tú la encontraste, le harás creer a todo el mundo incluso a ti mismo que tú obtuviste esta información – me miró con seriedad —. Promételo Henry
—Lo prometo tío ¿Qué está pasando?
Él suspiro
—Lo entenderás cuando seas adulto – besó mi frente —. Te quiero Henry, más de lo que puedes imaginar
Me dió una última mirada y salió, estaba desconcertado ¿Qué se supone que debía hacer?
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10 años después
—Vamos amigo es la última fiesta de la fraternidad antes de graduarnos – Chris intentaba convencerme
