DYLAN

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Jace Pov
—Al menos a mí no me dejaron tirado en el armario del conserje, no te han de querer lo suficiente—me la regreso el canijo.

Después de nuestra conversación, no dije nada más el revés que me regreso verbal me hizo quedarme callado, para cuando llegamos a su casa, ambos bajamos en lo que puede decir un grito ahogado, mi Bro seguía soltando exclamaciones bajas y yo quería que la tierra se abriera y me escupieran en mi cama, porque ese bolas, seguían haciendo estragos en mis entrañas.

No reaccioné hasta que no estuve en la recámara de mi Bro, y justo a tiempo para verlo empezar a cambiarse, como si nada el cabrón.

— Coño, que estás haciendo.

— Se le llama ponerse cómodo, ya tu sabes Bro—pinche Dylan, otra vez me respondía fresco.

—Estoy aquí, animal.

— Y que tiene, esto ya lo hemos hecho antes.

Lo ví con ganas de estrangularle, el estúpido se quedó en bóxer, yo podía ver qué había un hilo. "Las bolas" seguramente me dije.

—Vas a ignorar el puto elefante en la habitación o que verga.

—No mames, yo no fui el que se vino escuchandome de fondo, me viste y estoy fingiendo que no lo hiciste.

—No te hagas ideas raras, pendejo, no fue mi culpa de acuerdo. —pero mi interior estaba jodiendo las bolas me molestaban.

—Bro…¿cómo se quitan?

El hijo de perra estaba sonriendo y se dejó caer en la cama —Ahh si, joder —el desgraciado gemia y yo solo lo mire con cara de idiota, tratando de fingir que mi interior no se contrajo al rededor de las bolas y mi pene latía por el placer.

—Bro, deja de masturbarte, ayúdame, verga.

Mi bro, se mordió los labios y con una sacudida me miró y yo quería golpearlo, su puta erección parecía un mástil que te apuntaba.

—A como chingas la madre, no puedo ayudarte Bro. ¿Qué quieres que haga?

—Dime como se quitan.

—Ni puta idea, mi diosa me las puso, mi diosa me las quita —se removía, sin vergüenza.— tu también debes de hacer lo mismo.

—No me vengas con mamadas, ya no aguanto.

—Eres mi Bro, pero no voy a acercarme a tu culo, sin que me obliguen primero. Piensa cabrón de verdad quieres que te vea el culo.

—Ya lo sé, pendejo, pero me duele es que se siente tan jodido.

—Jodido es la clave, Bro —me suelta con una puta sonrisa en la cara.

—Wey ya, me siento morir.

Mi Bro, me mira sin decir palabra y se levanta, dándome la espalda un momento, se acerca a un fajo de papeles y me lo tiende.

—Toma, este es un contrato, para variar lo puedes leer.

—Para que verga quiero esto, solo quítame las bolas.

No me di cuenta de una mierda, hasta que mire a mi Bro, bajar la cabeza tan rápido que creí que me estaba jugando una broma pesada.

—Niño bonito, tienes una boca de camionero —"Mierda" era la nerd.

Me sentí un idiota cuando la ví acercarse y mi puta mente traicionera se apago, no pude decir ni pío cuando quería gritar infierno sangriento porque ella estaba aquí, la puta loca estaba aquí, tanto que el contrato se me escapo de las manos.

—Zorra barata, ven aquí —en automático camine pero me detuve, al ver a mi Bro caminar hacia ella.
Hijo de puta, estaba sobre sus manos y rodillas, gateando hacia ella como un perro.

Mi Sumiso personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora