¿Dignidad? ¿Qué es eso?

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Previamente....

Si, Si, si, oh oh ah ah siiiii ahí putita, malditasea naciste para comerme el coño- sus palabras, me hacían ir más lejos, use mi lengua girandola y follandola, sus paredes la apretaban tanto como podía, mi nariz, rozaba su inflamado clítoris y seguía jodiendola hasta que ella hablo- Ah tan delicioso, oh si, muerde, dame tus dientes, vamos golfa quiero que me hagas venir Ahora- No me resiste y la mordí, no la lastime, lo sabía, pero mis dientes mordieron su clítoris con firmeza y entonces exploto, oh su gemido largo, sus dedos jalaron salvajemente mi cabello, derramó toda su miel en mi lengua, como un gato que chupaba la crema, yo hacia lo mismo, mi lengua no dejo de follarla una vez que se vino, cualquier cosa para seguir probando su coño...

Dylan Pov.

Suspire, virgen de las motos, yo ahora la iba a follar, pero mierda el maldito palo, su olor mi mente estaba matando, había probado el más delicioso sabor posible, era un adicto y ella era mi droga ahora.

-Vamos, pequeña zorra- sus palabras me trajeron de vuelta y la veía ahora, mi ama, mi diosa del sexo loco.

Sentí como su cuerpo se movía, ella se inclina hacia mi polla, yo gemía, estaba duro, incómodo y me sentía hecho pedazos, pero que me jodan si dejaba que ella se fuera sin follarla, yo... yo necesitaba probarle que era digno, tal vez conseguiría amor de ella...

La mire tratando de decirle que dejara que yo hablara, necesitaba decirle que lo haría pero ella solo tenía los ojos fijos en mi polla. La tomo y me estremecí, ella movió la punta del palito ese dentro de mi verga y sentí el latigazo de placer, ligado al dolor.

-Si serás puta, mirate apenas te toque y ya tienes esa mirada de urgido de mierda- se burlaba de mi y yo quería suplicar, mi mente estaba pérdida, no importa su burla porque es verdad, si hago esto me amará, así que tengo que amarrarme los huevos y ser un niño grande.

Sopló sobre mi y yo gemi, sus uñas se arrastraban por mis huevos y yo tenía ya lagrimas en la cara, ella no lo pensó y me quitó el puto palito de la polla, sentí como un orgasmo me estaba por atravesar, quería gritar pero mi garganta estaba tan dañada que podía más. Cerré los ojos con fuerza suplicando a todos los putos dioses por piedad. No estaba preparado para ella.

-Abre los ojos putita- me ordenó, no sin cruzarme la cara con una bofetada firme. Los abrí y me podía matar ahora, ella estaba en toda su gloria, mi polla escupía semen en su coño y yo mire como pendejo.
-Vas a ver cómo tú verga me va a servir, vas a observar mi coño tragar tu insignificante polla- sus palabras me hacían daño pero estaba tan comprometido. Si hubiera sabido que era un masoquista antes, está mierda no habría pasado.

Ella se penetro tan rudo, su calor me envolvió, sus paredes húmedas me tragaron y yo estaba sufriendo, la veía a ella, me montaba sin pensar, yo era su juguete bajo ella. Tomo mis manos y las llevo a su cintura -Empuja puta, vamos pequeña, cogeme duro- oh mierda, oh mierda sus palabras solo me calentaron antes de reaccionar mi cuerpo sometido al dolor, cada músculo me dolía, mi culo ardía, mis pelotas estaban doliendo, mi pene estaba seguro quería estallar y me estaba tragando el éxtasis dolía tan bien, me estaba follando a una pulgada de mi vida, yo empujaba como un animal dentro y fuera de ella, mi respiración estaba agitada, ya no podía escuchar una mierda solo sentía.

Mi cuerpo era de ella, me introduje dentro de mi mente, todos mis sentidos enfocados en su cuerpo, jodida mierda entre más la follaba más daño recibía, sentir sus uñas arañarme, sentía la sangre que salía de cada herida y no importaba yo estaba más ocupado llenando su coño. Ella me manejaba, su bendito coño me chupada, me masajeaba no había otro coño para mí, nunca más no después del suyo.

-Me vas a hacer venir ahora puta, quiero tenerte enterrado hasta el fondo de mi coño, y te vas a venir, me vas a llenar de tu miserable leche- gimoteando sus palabras me destruyeron, estaba tan malditamente trabajando para no venirme mientras la complacía que no sabía que más hacer.

Mi Sumiso personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora