☁️16. El Mago☁️

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En la habitación de tonos rosados, con pequeños dibujos de conejitos saltarines, se encontraba un amoroso padre con su pequeña hija de dos años. La pequeña de cabellos almendrados brincaba emocionada sobre el colchón de su cuna, riendo contenta por lo que pasaría dentro de una semana.

—¿Qué te tiene tan contenta, muñeca?—su padre la miraba con ternura en sus ojos, mientras la sostenía de sus manos para que saltará.

—¡Cumpanos!—dijo con sus regordetas mejillas llenas de felicidad.

—¿Te tiene tan emocionada tu cumpleaños?—su padre sonreía igual.

—Muy bien, Hannah, preciosa. Es hora de dormir—su madre entraba a la habitación con su biberón de leche tibia.

—Ya escuchaste a mamá. A dormir, mi amor—su padre la ayudó a recostarse en su cunita, mientras su madre le daba el biberón.

—Buenas noches, preciosa—su madre le depositó un beso en la frente.

—Papi—la pequeña apartó su biberón y observó a su amoroso padre. —Quelo un mago pada mi cumpanos.

—Ok, lo tendrás. A dormir—besó su frente y ambos padres dejaron a la pequeña Hanna.

En la sala, Helmut Zemo se sentó en el sofá con su teléfono en la mano, buscando apropiados magos en redes sociales; si su pequeña deseaba un mago en su cumpleaños, lo tendría. 

—¿En verdad vas a contratar un mago?—su mujer se sentó a un costado de él.

—Hannah me lo pidió, no quiero decepcionarla en su cumpleaños número tres—su vista seguía clavada en su teléfono.

—Son niños de 3 años, Helmut, no le van a poner atención—su esposa no estaba del todo convencida.

Helmut guardó silencio y continuó buscando. El dinero no era un problema para Helmut Zemo y le daría a su pequeña lo que quisiera, la pura verdad es que le venía flojo lo que su mujer le decía; hacía meses que no se llevaban bien y su matrimonio estaba yéndose cada vez más al carajo. Desde que Helmut y Heike habían contraído ese matrimonio arreglado por sus padres nunca pudieron crear una buena relación de esposa y marido. Tenían más de cinco años de estar juntos en sagrado matrimonio, pero ni con todos esos años encima de convivir en la misma casa y verse la cara todos los días pudieron formar una buena relación en la que convivir. Heike sentía cariño por Helmut, pero no lo amaba; Helmut sentía cariño por la dulce Heike, pero no la amaba y mucho menos la deseaba en un aspecto sexual, digamos que la preciosa Heike no era de su tipo, y ella lo sabía muy bien. 

Heike, conocedora del tipo de su esposo, sólo le pidió un favor hace tres años; un bebé. Helmut aceptó y ahora, dos años después, se encontraba buscando con arduo trabajo un mago para el cumpleaños número tres de la niña de sus ojos. 

Apagó su teléfono y se recargó sobre el sofá frustrado, talló con desesperación sus ojos y su suspiro de irritación fue lo único que se escuchó por la solitaria sala que apenas y era iluminada por una pequeña lámpara de luz cálida. Una vez más, dejando de lado su derrota, tomó su teléfono y acudió a su última fuente de auxilio. Entre sus contactos encontró a su buen amigo Tony Stark a quien le pidió ayuda, para su grata sorpresa y buena suerte, su amigo tenía un contacto de un mago al que había contratado hace dos años para el cumpleaños de su hija Morgan. Agradecido, inmediatamente guardó el número telefónico y mandó un mensaje esperando que le contestaran.

Un par de minutos más tarde recibió una respuesta y con un par de mensajes más "The Amazing James" estaba contratado para el miércoles de la siguiente semana con un show de una duración de veinticinco minutos por la accesible cantidad de 50 dólares. 

MAGIC CITY/One-Shots WinterBaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora