Juntos

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El día no podía ser más perfecto y maravilloso, ideal, excelente para llenarse la vista de hermosos paisajes, para un picnic sobre la alfombra tricolor de las hojas secas. Pero sobretodo para disfrutar de la exquisita compañía de Candy. Aunque no estoy ni cerca de lograr ese encanto, me encuentro camino al hospital Santa Juana.

Mis sobrinos Antony y Stear han sido trasladados de emergencia hasta este punto. Me encuentro con Archie que está solo y afligido en la sala de espera.

—¡Albert! Gracias por venir, la tía Elroy no está enterada de esta situación, y no debe estarlo porque se preocuparía mucho.

—Lo sé, no te preocupes ¿Qué fue lo que ocurrió y que tan grave es?

—Se encontraban en el hangar, Stear trabajaba en un arduino para Antony, se programó para cuidar de su jardín a larga distancia. Pero mi hermano, no solo preparaba la placa de Antony, sino que estaba modificando el bootloader que usaba en su depósito con una tarjeta equivocada, algo salió mal y hubo una explosión.

En ese momento salió una enfermera para notificarnos el estado de los chicos. Habían tenido muchísima suerte, pues sus quemaduras eran leves y de sus variadas fracturas saldrían adelante en un par de meses sin consecuencias lamentables.

Pregunté si podíamos pasar a verlos, la enfermera nos dijo que sí. Entonces le dije a Archie que él fuera primero con Antony y yo iría con Stear. Pues no quería que Archie peleara en este momento con su hermano. Pero cuando me dirigía a donde Stear, el médico me llamó antes de pasar.

—Joven Ardlay, ¿Cómo está?

Resulta que él era uno de los médicos que ayudó a Candy con su terapia para recuperar la memoria, el doctor Martin.

Me explico que las lesiones de ambos chicos eran fáciles de sanar, que ahora se encontraban muy bien, pues eran jóvenes y se mantenían en buena forma, inclusive estaban ya haciendo bromas.

Me dijo también que Antony le había sugerido al doctor que lo trasladaran a una suite porque se sentía muy solo y aburrido y así é y Stear, estarían juntos.

Sólo resople mirando al cielo, y le dije al doctor que si no tenía ningún inconveniente que lo permitiera, así podría reprenderlos a ambos por ser tan imprudentes.

Al menos ellos pasarían su convalecencia juntos, pero ¿y yo?, me encontraba en este momento lejos, separado de mi adorada Candy y nuevamente con mi escapada en pausa.

Estaba por llamar a George para que se hiciera cargo del papeleo del seguro de gastos médicos y para fijar la multa que le levantaría a mis sobrinos por su falta de cuidado y seguridad con sus operaciones dentro del hangar.

Pero mi teléfono celular comenzó a sonar primero, antes de comenzar la marcación, para mí asombro era ella, mi hermosa musa.

—¡Hola Candy!
—Príncipe

Me giré de inmediato cuando su voz la escuché también en el exterior cerca de mi.

Continuará

"Una chica cuando sonríe" Edición OctoBert 2023, FanFic de Candy y Albert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora