Minji, ella es Hyein. Minji, él es Hipo.

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—¿Cómo que tú no abriste, entonces quién? Oh dios mío ¡Hyein¡ Cuántas veces te he dicho que tú no debes abrir la puerta... —se frenó al llegar a la puerta y encontrarse con una imagen que le derritió el alma.

La mismísima Kim Minji estaba de rodillas en frente de Hyein y ambas se miraban con fascinación sin decir palabras se inspeccionaban tratando de decifrarse.

—Hola —es la castaña quien rompe el hielo. —Soy Minji ¿Y tú? —la castaña le extendía su mano a la niña.

—Hola —decía Hyein agarrando la mano de la mujer. —Me llamo Hyein y él se llama Hipo —dijo la niña señalando su peluche.

—Vaya, encantada de conocerte, Hipo. Genial nombre —la castaña soltaba la mano de la pequeña para agarrar una de las patas del peluche y secudirla con energía.

Hanni y Haerin se habían quedado admirando la escena desde atrás.

—Eres la niña más bella que he conocido —le decía Minji a Hyein haciendo que la pequeña se sonrojara. —Y tú —ahora le hablaba a Hipo. —Eres el hipopótamo más bello que he conocido ¿Estás rellenito, eeh? —le tocaba la panza al muñeco, este último comentario dibujó una sonrisa en las dos adultas e hizo que la pequeña soltara una suave risita.

—Todos dicen que soy el pequeño reflejo de mi mamá —estas palabras hacer reír a la basquetbolista.

—Mmm, yo creo que eres aún más bella que tu madre y ¿Sabes por qué? —Minji se acercó al oído de la niña como si lo que tuviera que decir fuera un secreto. —Porque tu risa es de esas risas que son capaces de llenar millones de almas.

Hyein la mira y pregunta:

—¿El alma? ¿Qué es eso?

—El alma es lo que tenemos por todo aquí adentro —Minji toca el pecho de la niña. —Nos hace sentirnos vivas, nos hace sentirnos felices, llenos. Y muchas personas dicen que la risa es el sonido del alma —agrega la castaña.

—Aaah —asiente Hyein y se queda pensando. —¿Hipo tiene alma? —pregunta con toda curiosidad sacudiendo a su muñeco.

—Pues a ver, déjame ver —Hyein le da el peluche cosa que asombra a su madre y a su tía ya que la niña no deja que nadie toque su tesoro.

Minji apoya su oído en la panza de Hipo.

—Mmm, si si, escucha, la puedo sentir —hace que Hyein apoye el oído también. —¿Lo sientes? —le pregunta a la niña.

—SIIII —responde entusiasmada. Agarra a Hipo y se lo lleva a su madre y tía para que ellas también escuchen. Después de que cada una lo hace, Hyein vuelve a donde estaba Minji que no había dejado de seguirla con la mirada.

—¿Quieres comer conmigo? —preguntaba rápidamente Hyein.

Ante esta pregunta, Hanni reaccionó y se apuró en decir:

—Hyein, no creo que... —Pero fue interrumpida por la castaña.

—Me encantaría —y sin esperar invitación, agarró la mano de la niña y se adentró en la casa rumbo a la mesa.

Minji eligió una silla y se sentó. Hyein se quedó pensando su próximo movimiento, miró las otras sillas, sentó a Hipo en la silla de al lado de la de Minji y finalmente ella terminó trepándose ágilmente arriba de la castaña.

Hanni y Haerin seguían pasmadas por todas las acciones de las otras dos, reaccionaron con el grito de la niña.

—¡Mamá! ¿Cuándo comemos? —preguntaba Hyein desde encima de Minji.

Cuando, donde y como el amor quiera | Bbangsaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora