ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4

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Aedyn se encontraba en la biblioteca del castillo, leyendo tranquilamente un libro. Tal y como lo había sido la libroteca en Lux Aurea, aquel era el lugar del castillo en el que le gustaba pasar la mayor parte de su tiempo libre. Rara vez alguien aparte de él o Callum pasaba por allí, especialmente no a aquellas horas, y el elfo del sol disfrutaba del silencio que eso conllevaba, así como todo el tiempo que le permitía pasar leyendo.

Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho, ya que un suave carraspeo interrumpió su lectura. Haciéndolo levantar la mirada solo para que sus ojos se encontraran con los del gran mago de Katolis.

—¿Callum? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Uh, perdona por la interrupción.—El otro chico se disculpó, moviéndose un poco en su sitio.

—No pasa nada.— Él suspiró, dejando el libro sobre la mesa.

—Oye, tú sabes mucho sobre runas y esas cosas. ¿No, Aedyn?— Callum preguntó después de unos segundos de silencio

—Sí.—Aedyn dijo, levantando ligeramente una ceja y cruzándose de brazos.—¿Por qué?

—Quería pedirte un favor.

—¿Qué clase de favor?

—Bueno, he... he encontrado este espejo con varias runas grabadas. El caso es que llevo toda la tarde en la biblioteca revisando libros sobre runas, pero no he podido encontrar ninguna de ellas. Y luego me acordé de que dijiste que desde niño habías aprendido mucho sobre estas cosas y supongo que en Xadia hay libros diferentes a los que hay aquí, así que...

—¿Quieres que te ayude a descifrar las runas del espejo?

—¡Sí!—El príncipe respondió de inmediato, antes de darse cuenta de lo entusiasta que había sonado y se frotara la nuca con las mejillas algo enrojecidas. —Si eso te parece bien, por supuesto.

—Podría intentarlo.— Finalmente cedió después de unos segundos de consideración. Él también sentía curiosidad por las runas que Callum había mencionado. Y, después de todo, si lo que decía era cierto, esas runas debían ser realmente raras y él definitivamente no iba a dejar pasar una oportunidad de verlas por sí mismo.

—¿En serio?—Callum preguntó, algo sorprendido. —Muchísimas gracias.

—No hay de qué.— Aedyn respondió antes de levantarse de su silla. —¿Vamos?

—Por supuesto.— El humano asintió emocionado, apresurándose a salir de la biblioteca, seguido por el elfo del sol.

∼∘∽

Callum lo condujo escaleras arriba a toda prisa, dirigiéndose hacia el despacho del gran mago. Con aquel ritmo no tardaron en llegar y, nada más lo hicieron, el príncipe abrió la puerta y entró a la habitación con Aedyn tras él. El despacho del gran mago se veía prácticamente idéntico al de la tarde anterior, salvo por un gran objeto cubierto por una tela azul oscuro y unos clavos colocados descuidadamente en el marco del cuadro de la chica sujetando una oveja. Soldándolo contra la pared.

—¿Pasa algo con la pintura?— Callum preguntó, percatándose de que el elfo se estaba fijando en ella mucho más de lo que era habitual.

—Le habéis puesto clavos.— Aedyn comentó, con un leve tinte de curiosidad en su voz.

—Eso... Bueno... Allí es donde Lord Vi- El anterior gran mago guardaba la mayoría de... cosas para la magia oscura.— "Magia oscura", Aedyn repitió para sí mismo internamente. Siendo incapaz de evitar que su cuerpo se tensara al escuchar aquellas palabras salir de la boca del príncipe. Teniendo que tomar un respiro hondo para asegurarse de conservar la calma mientras el otro continuaba. — Así que pensé que probablemente lo más seguro sería dejarlo así.

𝐆𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐒𝐤𝐢𝐞𝐬 ∣ ᴄᴀʟʟᴜᴍ x ᴍᴀʟᴇ ᴏᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora