ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 20

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Risas inundaban el cálido aire de aquella noche de verano. Su padre le sujetaba la mano, pequeña y sin cicatrices, mientras caminaban por el bosque, volviendo a la casa en la cual se estaban alojando durante aquellos días. Era un camino agradable, tranquilo y prácticamente deshabitado. Lleno de pequeños animales que correteaban por el suelo, por eso, cuando escucharon algo moverse entre las hojas, no le prestaron ninguna atención.

Sin embargo, aquello fue un grave error y, antes de que se dieran cuenta, se encontraron rodeados por un par de magos oscuros. Después de eso, todo sucedió muy rápido, los forcejeos, la sangre cayendo sobre su rostro y ropa, las súplicas de que corriera, los cuerpos inertes de sus padres yaciendo sobre el suelo y manos cogiéndolo con fuerza, cortándole el pelo y la piel, solo para después arrojarlo en una especie de pequeño carro con las manos atado, su propia voz, llamando por sus padres pese a saber que nunca más le responderían.

"¡Papá! ¡Mamá!" Gritó, arrojándose contra la dura puerta de madera.

Sin embargo, el golpe nunca llegó y, en su lugar, se encontró en una cálida y bien acomodada habitación, sentado sobre la cama y envuelto en suaves sabanas. Aedyn miró a su alrededor, con respiración ajetreada y el cuerpo cubierto de sudor. Es verdad, estaba en Katolis, a salvo, ellos no estaban aquí, no podían hacerle daño. Él tomó un respiro hondo, llevándose una mano hacia sus húmedas mejillas para secarse las lágrimas con la manga de su pijama.

Le gustaría tener a su madre, ella siempre estaba allí para él después de una pesadilla, sirviendo un té calmante y quedándose despierta toda la noche junto a él si era necesario. O la suave presencia de Kin, que siempre lo ayudaba a volver a dormirse. Aunque era plenamente que no estaban en Katolis y normalmente, si no estaban despiertas ya, no las molestaba con esa clase de cosas, aún le costaba adaptarse al cambio cada vez que volvía del campamento. No podía evitar echarlas de menos. El chico suspiró, suponiendo que simplemente se prepararía un té.

∼∘∽

Callum salió de su habitación soltando un gran bostezo, sabía qué se había excedido un poco y que su hora de irse a dormir había pasado hacía ya un buen rato, pero tenía algunos asuntos pendientes y quería leer un poco antes de acostarse. Sin embargo, justamente cuando iba a hacerlo, se percató que la puerta de la habitación de Aedyn estaba entreabierta. Aquello era extraño, conocía lo suficiente a su amigo como para saber que siempre cerraba la puerta, a veces incluso con llave, así que decidió ver si el elfo se encontraba bien echándole un vistazo al interior de la habitación.

De inmediato pudo ver la figura de su amigo, sentada en el escritorio, únicamente iluminada por la tenue luz de una vela y el fuego que calentaba la tetera. Callum nunca había visto a Aedyn llorar, incluso si sus ojos parecían haberse humedecido ligeramente en un par de ocasiones, pero ahora podría afirmar lo contrario. Incluso desde su posición algo alejada podía distinguir como silenciosos sollozos sacudían los amplios hombros de su amigo. El chico entró por la puerta, lo que hizo que Aedyn se tensara, girándose para clavar su mirada dorada en él, sin embargo, se relajó de inmediato cuando se percató de quién era.

—¿Qué pasa?— Él preguntó, acercándose cautelosamente a su amigo, notando lo enrojecidos que tenía los ojos.

—Solo una pesadilla, nada fuera de lo común.— Aedyn contestó, recomponiéndose con una rapidez admirable, volviendo a su habitual tono sereno pese al obvio hecho de que había estado llorando. —No tienes que preocuparte, puedes volver a la cama.

—En realidad, aún no he dormido en absoluto.— Callum clarificó, cogiendo una de las sillas del escritorio en la habitación y sentándose al lado de su amigo.

—Entonces más razón tienes para ir a acostarte.— Él elfo levantó una ceja, manteniendo su tono neutral.

—Aedyn...

—Lo digo en serio, puedo lidiar con esto por mi cuenta.

—Lo sé, pero no deberías, y, sinceramente, me gustaría quedarme aquí contigo.— El príncipe insistió, normalmente, se habría ido en el momento en el que su amigo expresara que quería estar solo, pero no quería irse cuando este se encontraba en aquel estado. No cuando Aedyn, de todas las personas del mundo, era quien había estado llorando.

—Está bien... gracias.— Él dijo y Callum respondió con un suave "de nada" antes de que ambos se quedaran en silencio durante un par de minutos, hasta que la tetera emitió un pitido, llamando la atención de los chicos.—¿Quieres té?

—No, pero gracias de todos modos.— Él negó con la cabeza y su amigo se encogió de hombros antes de servirse una humeante taza de té. Entonces, teniendo en cuenta de que el otro chico parecía significativamente más tranquilo, Callum decidió preguntar:— ¿Uh, quieres hablar sobre esa pesadilla que tuviste?

— No realmente.—Aedyn suspiró.— Aunque tal vez debería.

—Si te sientes cómodo con eso, estoy aquí para escuchar.— El príncipe sugirió, él mismo había hablado antes de sus propias pesadillas con el elfo, pero su amigo nunca antes le había revelado las suyas, así que realmente quería devolverle el favor. Incluso, si, escuchar por todo lo que había pasado, normalmente le revolvía el estómago y hacía querer jurar que se aseguraría que nada así le pasaría de nuevo, aunque supiera bien que el elfo era más que capaz de cuidarse solo.

—Está bien.— Aedyn contestó, tomando un respiro hondo antes de volver a hablar, apartando la mirada. —Soñé con mis padres y los magos oscuros que acabaron con ellos... Era como si estuviera allí de nuevo, viendo como los mataban sin poder hacer nada al respecto, escuchándolos discutir sobre que iban a hacernos para usarnos como ingredientes para su retorcida "magia"...—Callum podía escuchar el odio que cubría aquellas últimas palabras, sabía que a la mayoría de elfos no les gustaba la magia oscura y su amigo había expresado múltiples veces su disgusto por la práctica. Así que eso no era sorprendente, pero enterarse de que era algo tan profundo y personal para Aedyn lo era.—No es nada nuevo, pero sigue siendo horrible.

—Ya, las pesadillas normalmente lo son, esa clase más de lo habitual.— Callum contestó, apartando la mirada, demasiado familiarizado con ese tipo. Las veces en las que se había levantado, con un grito ahogado atrapado en la garganta, el corazón yéndole a mil y completamente cubierto de sudor después de revivir la noche de la muerte de su padrastro, la espera a que su hermanito saliera del agua helada, la caída de la aguja de la tormenta, los sucesos en el nexo de la luna o miles de otros acontecimientos eran más de las que podía contar. Y, tal y como su amigo había dicho, era absolutamente horrible cada vez, sin importar cuantas veces hubiese soñado con lo mismo.

—Definitivamente.— Aedyn reconoció, logrando que las comisuras de sus labios se curvaran en una pequeña, casi imperceptible, sonrisa. —Sin embargo, me alegro de que nos tengamos el uno al otro en noches como esta.

—Sí, yo también. —Él contestó, correspondiendo a su gesto y estirando su brazo para coger la mano de su amigo.

∼∘∽

En fin, sé que este capítulo puede parecer un poco redundante. Pero realmente era necesario mostrarle a Callum lo mucho que Aedyn odia la magia oscura y lo personal que es para él antes de la temporada cinco (sí, esto es una receta perfecta para el desastre, lo sé). Fun fact, precisamente este incidente es la razón por la cual Aedyn odia cortarse el pelo, lo pillaríais antes muerto que en una peluquería 😙 En cualquier caso, como siempre, espero que les haya gustado el capítulo y cuídense mucho. <3


∼Jade∽


𝐆𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐒𝐤𝐢𝐞𝐬 ∣ ᴄᴀʟʟᴜᴍ x ᴍᴀʟᴇ ᴏᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora