ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 7

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Callum miró la puerta delante suyo, sujetando el libro de hechizos que pretendía devolverle a Aedyn debajo de su brazo. Sabía que podía dárselo en cualquier momento, pero quería hacerlo antes de olvidarse. Además, el elfo había cancelado la lección de magia de aquella tarde y él quería asegurarse de que se encontraba bien. Después de todo, Aedyn nunca se había saltado ninguna en los tres meses que había pasado allí y Callum tenía que admitir que estaba algo preocupado. Por lo que dio otro paso adelante y golpeó la lisa madera un par de veces. Un amortiguado "puedes pasar" fue la respuesta proveniente del otro lado.

Así que eso hizo, sin embargo, lo que encontró al abrir la puerta lo hizo detenerse en seco. Aedyn estaba allí, con el cabello rubio cayendo suelto sobre sus hombros, mientras metía su ropa y otros objetos personales en un baúl. El elfo se giró para mirarlo, pasándose la mano por el pelo para quitárselo de la cara, pero antes de que pudiera preguntarle por qué estaba allí, Callum soltó un "¿Te vas?", prácticamente sin darse cuenta.

—Me marcharé esta tarde. De hecho, ahora mismo iba a notificarte.— Aedyn suspiró.

—Oh.— Callum respondió, siendo incapaz de ocultar su decepción. Lógicamente sabía que Aedyn no podría quedarse allí para siempre. Y después de la conversación que habían tenido hacía un par de semanas, no le sorprendía demasiado que quisiera volver a su casa cuanto antes. Tenía sentido. Pero aun así había esperado que Aedyn pudiera quedarse un poco más. Por distante que pudiera llegar a ser. Lo cierto era que, especialmente en las últimas semanas, su presencia había sido agradable y se había acostumbrado a tenerlo cerca.

Le gustaba tener a alguien con quien poder hablar y quien lo escuchaba parlotear sobre magia o cualquier otra cosa con genuino interés, incluso cuando parecía no estar escuchando. De alguna manera lo había hecho sentir... un poco menos solo.

—¿Te encuentras bien?— La voz del otro joven lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué? Claro. Solo... me distraje.— El príncipe se excusó. —He venido a devolverte el libro que me dejaste.

—Muchas gracias.— El elfo lo tomó de entre sus manos y lo guardó cuidadosamente con el resto de sus cosas.

—De nada.— Él contestó. —¿Necesitas ayuda con eso?

No fue hasta que las palabras salieron de su boca que se dio cuenta de lo estúpida que era aquella pregunta. Aedyn no parecía haber traído demasiadas cosas con él e, incluso de haberlo hecho, ya había empacado la mayoría.

—No necesito nada.—La respuesta no le sorprendió en absoluto, sin embargo, lo que el elfo añadió después sí lo hizo. —Pero si quieres ayudar, supongo que no hará daño.

Callum asintió y se acercó más al otro chico, recogiendo una de las camisas cuidadosamente dobladas sobre la cama para luego meterla en el baúl donde las pertenencias del chico más mayor se encontraban guardadas en perfecto orden.

—¿Te marcharás ahora?—El humano preguntó una vez terminaron de empacar.

—Iba a avisarte antes, pero ya que eso no es necesario, sí, me iré ahora.

—¿Necesitas un carruaje o algo por el estilo? Por lo que sé el campamento está bastante lejos...

—Apreció la oferta, pero ya tengo mi propia montura.— Aquella respuesta sorprendió bastante al príncipe y, si tenía que admitirlo, despertó su curiosidad. Después de todo, aunque no fuera la mayor de sus pasiones, aprender sobre las criaturas de Xadia siempre era interesante.

—¿Es uno de esos felinos gigantes de fuego con dos colas?— No pudo evitar preguntar. — Hotcats, ¿no?

—En realidad se llaman tigres infernales de dos colas.— Aedyn suspiró con frustración.

𝐆𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐒𝐤𝐢𝐞𝐬 ∣ ᴄᴀʟʟᴜᴍ x ᴍᴀʟᴇ ᴏᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora