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Ana Frank en su momento dejó plasmada una frase en su diario que se ha convertido en su día a día.

“Los débiles mueren y los fuertes sobrevivirán, y vivirán para siempre”

Algunos aún no saben cuánta razón se oculta entre una línea de palabras, y en su línea de trabajo como marine le había tocado ver a compañeros perder sus extremidades, arrastrarse hasta el último aliento por cumplir una misión y a veces no llegar a casa.

Sander nunca podría acostumbrarse a perder a alguien, a darles la noticia a sus familiares de que su compañero, no, su amigo, tampoco, su hermano había muerto bajo su mando cumpliendo con su deber.

Saber que en ocasiones sólo regresa una caja simbólica por el bien de la misión.

Esta vez tampoco iba bien y Sander tenía un mal presentimiento, como si estuviese guiando a su equipo directamente a una trampa, sólo era una misión de rutina, sin embargo, el ministro debió enojar a gente muy peligrosa.

En el camino dos de sus hombres se habían hecho daño, pero ahora tenían al hijo del ministro frente a él luego de entrar a un subterráneo enemigo.

El último informe del paquete fue a las 18 horas y agradecía ahora mismo que no tuviese nada más grave que unos moratones, nada de tortura o...

Sander habló por su comunicador.

—Central, aquí el equipo Bravo, confirmamos el paquete, procederemos a la extracción.

Sander se aferró a su pistola esperando la confirmación.

Recibido, el helicóptero los recogerá en el punto acordado, tiene luz verde para proceder, Bravo uno. 

Se acercó al muchacho y abrió los ojos al escuchar un ruido bajo la silla, lo conocía, por supuesto que lo hacía, dio una orden que no supo si su equipo escuchó e intentó protegerse mientras la explosión resonó en todo el lugar sepultándolos por completo.

Era una trampa y fueron directo hacia ella.

Sus oídos pitaban y todo estaba oscuro, gimió y escupió un poco de arena, los escombros lograron atrapar su pie y por la forma en que estaba no era bueno. Su cabeza sangraba gracias a que había perdido el casco en algún momento, pero al menos estaba clara.

Sander habló por el comunicador esperando la respuesta de sus compañeros.

—¡Equipo Bravo, repórtense! —casi gruñó debido al dolor, sin respuesta, tomó un poco de aire y volvió a intentarlo, esta vez gritando directamente—. ¡Equipo Bravo, repórtense!

Algunos escombros se sacudieron y el ruido de la tos comenzó a llenar el lugar aliviándolo un poco, estaban vivos, el primero en responder fue Oskar.

—Aquí, Bravo cinco.

Sander sintió como su corazón latía más lento ahora, sin embargo, la preocupación seguía ahí por los que no contestaban aún, faltaban cuatro, el sonido de piedras cayendo y resbalando lo hizo mirar a su derecha. Los escombros cedieron y una tos seca se abrió camino en la silenciosa cueva donde todos habían quedado sepultados.

Sentía un latido en la  pierna herida, su cabeza punzaba a estas alturas y sospechaba que su hombro derecho estaba dislocado, pero no había más que alivio mientras más ruido escuchaba en el lugar.

—Aquí... B... Mierda... Cuatro —tosió Nikita dejando salir una desesperada tos, el polvo se revolvió, la voz de Kelly fue la siguiente en llenar el espacio.

—Aquí, Dos.

Una vez el silencio se asentó y sólo podían escuchar sus respiraciones y jadeos, Sander se atrevió a preguntar con un nudo en la garganta.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora