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Kaleb se frotó la cara y cogió su teléfono para revisar la hora, ya eran las cinco de la mañana y Sander aún no se había movido de su lado. Con un suspiro dejó el teléfono en su puesto y se giró hacia él. Sander murmuró algo mientras deslizaba un brazo alrededor de su cintura.

—Sander —llamó tocando su brazo, contrario a despertarse terminó aún más acurrucado. Sorprendentemente Sander era de los abrazadores.

Y a Kaleb le encantaba. 

Kaleb le acarició la mejilla y se acercó para dejar un beso en sus labios, Sander abrió los ojos y sonrió.

—Ya me gusta despertar aquí —murmuró Sander mordiendo su labio inferior, no hacía más de una hora que se fueron a dormir y ya tenían que separarse otra vez.

—Mmm… quisiera que pudieras esperar más —Kaleb le mordisqueó la oreja, Sander se echó a reír y lo empujó.

—Eres insaciable —Sander se quejó mientras se sentaba, Kaleb le acarició la espalda descubierta y sonrió.

—¿Yo? ¿Te recuerdo lo de anoche?

—Déjalo así —Sander agarró la ropa interior del suelo y se la puso mientras lo miraba—. Tengo que ir, preparar a los niños y vestirme para ir a la base.

—¿De verdad no tenemos un poco más de tiempo?

Sander se sentó otra vez para ponerse el pantalón, Kaleb acarició el costado del bóxer y estiró el elástico tratando de bajarlo, Sander lo miró.

—¿Para qué?

—Besarte por unos minutos —Sander arqueó una ceja sin creerle una palabra.

—¿Vas a detenerte ahí?

—Probablemente no —admitió, Sander se apoyó de nuevo en la cama y lo besó, la lengua se deslizó hasta el fondo y enredó con la suya haciéndolo gemir.

—No tenemos… —Sander se detuvo al escuchar el pitido de la notificación en ambos teléfonos, esa sincronización sólo quería decir una cosa—. Mierda, ni siquiera estoy en casa.

Kaleb se separó y leyó el mensaje.

—Está bien, tienes tiempo, nos quieren listos a las nueve —Sander lo besó por última vez y terminó de vestirse.

Kaleb suspiró y miró al techo una vez solo, maldición, sería su primer despliegue real luego del incidente y admitía que estaba un poco nervioso.

Aunque sabía que no tenía razones para estar nervioso, ahora estaba con un equipo que lo apoyaba, no lo dejarían atrás en manos enemigas. Kaleb preparó su mochila y se vistió, condujo a la base y se encontró con los demás cuando dieron las nueve.

Sander estaba hablando con algún superior en una oficina de cristal, él hizo una señal a la hora de reunirse.

Kaleb se sentó en su puesto y esperó, una mujer vestida de civil se presentó como la coordinadora de operaciones y procedió a explicar el objetivo de la misión, otros oficiales estaban ahí.

—El Proteos —dijo la coordinadora enseñando la foto de un barco en la pantalla—. Un barco de investigación petrolero fue secuestrado por lo que creemos son piratas.

—¿Ya contactaron? —preguntó Kelly, la mujer negó.

—Aún no, están a bordo ocho tripulantes, cuatro investigadores, y quien creemos fue el objetivo, la hija de un profesor que se dedicaba a fabricar armas de destrucción masiva. 

—¿Armas de destrucción masiva? —preguntó Sander levantando las cejas.

—Justo eso, creemos que quieren contratar al profesor como sea y vender a los otros rehenes a un terrorista conocido que se encontrará con ellos en unas horas.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora