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Sander ya estaba de un mejor humor después del susto inicial en ese estúpido ejercicio, los niños estaban durmiendo cuando llegó, así que ni siquiera pudo hablarles, sólo les dio un beso en la frente y se fue a dormir luego de tomar un baño.

Ahora que podía reflexionar sobre lo que había pasado podía darse cuenta de que quizás se había pasado con su equipo.

No, tuvo razón al enojarse.

Había perdido a cuatro de ellos aunque las circunstancias fueron un poco extrañas, era cierto que en la vida real no serían hostiles con rehenes.

Si hubiese sido el Comandante del otro equipo aún tendría problemas para respirar.

—Papá —gritó Cloe abriendo la puerta y luego corriendo hacia la cama. Sander se carcajeó cuando le cayó encima.

—¿Qué haces despierta tan temprano? ¿Irás al Campamento? —preguntó sentándose y llenándola de besos, Cloe comenzó a reírse.

—No, me quedo contigo.

—Papá... —Morgan lo miró desde la puerta, Sander extendió una mano para él.

—Ven aquí —Morgan correteó hacia la cama y subió, Sander también lo llenó de besos—. ¿Se portaron bien con los abuelos?

—Sí, siempre —respondió Morgan con una sonrisa.

—Mmm… ¿Me extrañaron?

—Mucho, ¿cuándo te vas de nuevo? —preguntó Cloe aferrándose a él.

—No lo sé, linda, pero no pienses en eso, ahora estoy aquí.

—¿Qué hay del gato que me prometiste? —preguntó Morgan mirándolo con ojos de cachorro.

—Cierto, el gato, ¿les parece si vamos hoy y adoptamos uno?

—Sí —murmuró con emoción, su hija sonrió.

—No me importaría ir.

—Pero tienes que cuidarlo, no puedes dejárselo a tus abuelos —le dijo a Morgan, el niño hizo un puchero.

—Puedo cuidarlo, ya no soy pequeño.

—Vale, una queja de tus abuelos y…

—Lo cuidaré yo —sentenció bajando de la cama.

—Entonces dejen que me bañe y vista, luego me encargaré de ustedes, ¿Si?

Ambos niños salieron corriendo como mismo habían entrado, Sander se carcajeó.

Luego de un baño rápido se puso un jean presentable junto a una camisa gris, se dirigió a la habitación de los niños, pero no estaban ahí, así que bajó.

—Cloe, Morgan —ambos niños gritaron desde la cocina.

—Aquí —Sander se dirigió allí y los vio vestidos y desayunando, le dio un beso a su madre y saludó a David con unos buenos días.

—¿Por qué no me esperaron para vestirlos?

—Morgan quería irse pronto —dijo Cloe llevándose una cucharada de su cereal a la boca.

—Al menos trae un gato bonito —Betty le advirtió colocando el desayuno frente a él.

—Claro, vamos a verlo todos los días, ustedes más que yo —murmuró comenzando a comer.

Una vez desayunados, Sander subió a los niños al coche y les colocó los cinturones, condujo hasta el lugar de adopción más cerca y se estacionó. Morgan estaba intrigado con todos los animales que vio, incluso Cloe estuvo interesada una vez entró.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora