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Kaleb abrió los ojos y miró al exterior, rayos, aún seguían los civiles ahí fuera haciendo ruido, necesitaban irse, estaban a poco de entrar. Sander entró jalando a la embajadora  del brazo, ellos se incorporaron enseguida.

—Suéltela —gruñó uno de los trabajadores de Tamara tratando de golpear a Sander, Kelly lo detuvo y Kaleb interceptó a otro.

Evidentemente Sander ya estaba en su límite de paciencia.

—Nos vamos, ahora —gruñó para todos.

—No puedo, yo… —Tamara agarró su brazo, Sander no la soltó.

—Me importa una mierda lo que tenga que hacer, están prácticamente a minutos de entrar, nos tienen jodidamente sitiados y no voy a seguir esperando, debimos irnos hace horas.

—No puede hacer esto —Kaleb negó, esa mujer estaba completamente loca.

—Díselo a mi superior, pero aún así no va a importarme —gruñó Sander, ella lo fulminó con la mirada.

—Tú…

—Entonces, ¿la llevo a la fuerza o va a comenzar a cooperar?

—Cooperaré, es un bruto — Tamara jaló su brazo y esta vez la soltó.

—Eso me han dicho, díganme que alguien tiene zapatos de repuesto.

—¿Para qué? —Kaleb se echó a reír, en verdad ella planeaba hacer el viaje con unos tacones de diez centímetros.

—No irás a ninguna parte con esos tacones.

— ¿Qué hombre se fija en los zapatos de una mujer? —Sander apretó la mandíbula, el equipo entero estaba haciendo malabares para no reírse de ellos.

—¿Cómo una mujer puede ser tan irritante y estúpida? ¿Hay zapatos o no?

—Yo tengo, pero no son su número —dijo un hombre ofreciendo sus zapatos, Sander los cogió y se los tendió a Tamara.

—No me importa, póntelos.

—No voy a ponerme eso —Oskar tuvo que retener a  Sander, en serio había discutido lo suficiente con ella.

—Estás tratando de joderme a propósito, ¿cierto? Si quieres que te deje aquí vas por buen camino.

Tamara cruzó los brazos.

—No puedes dejarme, por eso tuviste que esperar —Sander habló por encima del hombro de Oskar, Kaleb hizo una mueca, estos dos ya habían discutido antes.

—Lo cual fue un error y ahora mi equipo va a sufrir las consecuencias de tu estupidez.

—No puedes hablarme así —Sander la fulminó con la mirada.

Mierda, estaba hecho una furia y esa mujer no ayudaba.

—Ahora mismo hablo como se me dé la gana, ponte los zapatos o te dejo aquí para que esos que quieren tu cabeza la obtengan de una buena vez.

—Eres un imbécil.

—¿Imbécil? Estoy tratando de salvarte la vida, es bueno saber que eres una malagradecida —escupió, Tamara hizo una mueca, pero recogió los zapatos—. Necesitamos subir y llevarnos la bandera, te encargo eso.

—Sí, señor—Kaleb asintió ante la orden.

—Los sacaremos por la puerta trasera, no utilizaremos fuego real hasta que no sea necesario, cada uno tiene una granada aturdidora, no las desperdicien para no matar innecesariamente. 

—Iré a buscar la bandera.

Kaleb corrió buscando el camino correcto, una vez pudo subir bajó la bandera y la dobló. De vuelta con todos se la entregó a la embajadora, Tamara parecía más calmada ahora.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora