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Kaleb terminó el entrenamiento y se dirigió a las duchas, Sander no apareció otra vez frente a él luego del incidente en el baño, y de eso ya eran dos semanas completas.

Al inicio pensó que había pedido la baja debido a él y eso no lo dejó dormir por tres días, sin embargo, unos días después se enteró por Kelly de que Sander estaba de permiso debido a su rehabilitación.

Gracias al cielo no había pedido la baja.

Dios, quería verlo, repetir lo que había pasado en ese pequeño baño y hacer mucho más. Kaleb se aseguró de que no tener compañía para quitarse la ropa, sí, Sander lo había regañado por eso, pero no podía evitarlo.

Kaleb abrió la ducha y dejó que el agua cayera sobre él, si se bañaba con ellos tendría que dar muchas explicaciones y no…

—Jesús, chico —jadeó Nikita entrando al baño, Kaleb maldijo, ya era demasiado tarde, no podía irse y evitar la situación—. Tú…

—Pensé que ya todos se habían bañado —reclamó tomando el jabón con una calma que no sentía.

Nikita se colocó bajo una ducha del otro lado, Kaleb sentía su respiración disparada aunque sólo estaba escuchando el agua caer.

—Faltaba yo, tuve que ocuparme de algo, ¿por esto no querías entrar con nosotros?

—Ajá —respondió enjabonándose.

Luego de que su equipo lo abandonase como un perro en el medio de un maldito bosque con su ubicación comprometida los enemigos lograron dar con su paradero.

Gracias al cielo Kaleb no estaba informado de nada confidencial, porque aún hoy le dolía admitir que hubiese abierto la boca sin pensarlo dos veces luego de la tortura durante esos tres malditos días.

Fue la peor situación de su vida y si no fuera por Cussler, su equipo lo hubiese dejado permanentemente sin importarle una mierda. Gracias a él habían regresado a ese búnker.

Tampoco tenía mucho que agradecer, después de todo Cussler también estuvo de acuerdo en dejarlo, pero al menos le dió cargo de conciencia.

Ese maldito equipo había acabado con su carrera militar, era un desastre a punto de ocurrir, su estrés postraumático no fue fácil de superar e incluso había tramitado su baja.

Kaleb se enjuagó, no quería seguir pensando en eso, demasiados pensamientos oscuros.

—Bueno, las heridas forman parte del trabajo, así que no deberías estar huyéndonos como si tuviésemos la plaga.

—No era mi intención —cogió la toalla y se cubrió.

—Lo imagino, pero no estás haciéndolo bien.

—Nos vemos mañana —Nikita sacó la cabeza de la ducha y lo miró.

—Iremos a ver a Sander, si quieres ir eres bienvenido.

En realidad no era bienvenido, pero nadie tenía que saberlo, a Sander le daría un infarto si iba a su casa nuevamente, lo mejor era mantenerse lejos de su familia. Sander cedería más fácil de esa forma.

—Lo siento, tengo cosas que hacer —murmuró por fin saliendo del baño.

Kaleb se puso una camisa y un jean, se llevó su ropa de entrenamiento y la tiró al cesto de ropa sucia, tenía que lavar mañana. Su teléfono sonó y comenzó a buscarlo, su habitación estaba organizada, pero ese aparato nunca estaba en el lugar correcto.

Luego de buscar por unos cinco minutos lo encontró en la ropa sucia, verificó el historial y vio las tres llamadas de un número desconocido. Kaleb llamó de vuelta.

Clasificado (BL) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora