Climax de la guerra

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La tierra se sacudía violentamente y algo parecía estar partiendo el cielo en dos, el extraño humano que se encontraba flotando sobre nosotros no paraba de y llamar mentiroso a Zarofan, que al igual que Ostus, lucía muy preocupado por la situación, no que podía suceder de un momento a otro, Mei se preocupada y seguramente no estaba en su mejor forma, sacando de quicio, pensé en derribarlo con una lanza de hielo.

- Yo no lo haría si fuera tú, este globo está lleno del contenido de las masas que tanto me constó crear – me quitó la posibilidad de hacerlo caer.

- ¿¡Fuiste tu quien causó todo este problema!? - preguntaba Mei visiblemente furiosa.

- Por supuesto querida, con tu permiso y aceptación, espero me permitas presentarme – se puso de pie, sujetó su sombrero de copa por un extremo y a su pecho exclamó - pueden llamarme Raíz y solo por si les interesa saber, manipulo la naturaleza a mi antojo, plantas, para ser concreto – se colocó de su sombrero

- ¿Por qué haces todo esto?

- Siempre quise tener mi propio de dragones, la verdad el mundo me parece tan absurdo, los humanos en su mayoría son banalese insensatos, , ignorantes, correctos, necesitan de la aprobación de otros para poder subsistir, pecan de orgullos y sabios cuando no saben que se llevan a mismos a su propio acido y amargo final, estoy cansado de ser tratado como basura y de ver como tratan al mundo que yo amo como basura, así que haré algo al respecto, violando un poco de mi moral.

- ¿Qué pretendes logar con toda esta situación?

- Ya pudieron ver el efecto de mis masas, la verdad es la forma incompleta de una plata parasito que desarrollamos un viejo amigo y yo, por lo tanto, no tiene su poder completo, una sola de ellas bastaba para volver a todos los dragones mis esclavos, pero en realidad eso no era suficiente, si bien es cierto que un dragón puede causar estragos en una ciudad, no es suficiente para ver arder el mundo.

- ¿A dónde quieres ir con todo esto?

- Paciencia jovencita, llegar a esa parte para poder ilustrarlo con claridad – se sacudió el saco que llevaba puesto, revestido de hojas de que al parecer seguían vivas – es cierto que todo el valle de los dragones es bien dicho un poderoso, por no decir imparable, pero conociendo a los humanos, encontrarían una forma de sobrevivir y repoblar la tierra, habilidad que desearía fuese solo de los animales, pero para no perderme, iré al grano ¿Cuál creen ustedes que es la fuerza destructiva del mundo? Muy por encima de los pero pertenecientes a la misma especie.

- ¡No te lo permitiremos! - Ostus y Zarofan alzaron vuelo aún con sus cuerpos heridos para tratar de matar a Raíz - ¡Jamás podrás usarlos a tu antojo! - increpó Zarofan.

Momentos de las manos de aquel sujeto, las cuales tomaron a nuestros aliados por el cuello y los con firmeza, Ostus de un tajo pudo liberarse y Zarofan desgarró las hasta soltarse, una vez reanudaron su acometida fueron interceptados por que habían crecido desde el suelo hasta alcanzar grandes alturas, los tomaron de sus patas y los trajeron de regreso al suelo con gran facilidad, estampando en el piso a nuestros aliados. Mei corrió a socorrerlos, a ella y a los otros dos en su barrera protectora.

- Oh no ¡No lo harás! - Raíz bajó a grandes velocidades, amortiguando su con un cumulo de plantas que brotaron de la tierra y rodeando la barrera de Mei con un Raíz todavía más grande.

- Ni lo intentes - increpé, cortando la Raíz en pedazos con mis cuchillas de hielo, creando una zona congelada y cubierta de hielo alrededor de la barrera.

me problemas, pero ten cuidado por donde no ves.

- ¿Crees que no lo pensé? - una raíz salió del suelo agarrando mi pierna, en el acto.

Danza entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora