Ligero

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- ¿Cómo estuvo?

- Vaya hermano, estuvo muy buena.

- Si Dan, te superaste, esta mucho mejor que la anterior.

- ¿De verdad?

- A mi me gustó mucho – Comentó Javier.

- Esta buena, me gustaría leerla cuando la termines.

- Algún día seguramente.

- No dejes que la historia se pierda en la pagina en la que la publicaste.

- Tengo una pregunta Dan.

- ¿Cuál es Javier?

- El que estaba contando la historia en tu historia ¿Qué le estaba pasando?

- Algo asi como estar a la deriva en el espacio y su traje casi sin oxígeno.

- Un poco turbio amigo.

- Las situaciones son la salsa en la comida de la vida, como para chuparse los dedos.

- Creo que debimos quedarnos con los gatos – Comentó Mei.

- Tienen un poco más de cordura quizas.

- No es eso, es que con ellos no siento que me vayan a picar en pedacitos mientras duermo.

- Te pasas Mei.

- Habla por Simba y Sarabi, el pechocho de Kobu muerde lo que sea, algún creo que nos va a comer.

- No haría eso.

- ¿Por qué no crees que lo haga?

- Se queda sin comida.

- Eh, ella tiene un buen punto Javier.

- Si, pero no sé, yo no sentirme convencido.

- No desconfíes del pechocho que es mío.

- Es nuestro pechocho, loca.

- Que andas hablando tu de nuestro si estas hablando mal de él.

- Estoy siendo razonable.

- ¡Razonable un cangrejo camino a la olla de presión!

- Bueno ya, dejen los besitos para después, les toca contar la siguiente parte y quiero saber que aconteció después de eso.

- Bueno, fue algo peculiar quedarnos dormidos asi.

- Fue el destino, cosita.

- Destino nada

- Acéptalo, destino.

- Bueno, sigue contando tu.

- Claro

- Te corregiré si te pasas algo.

Abrí los ojos un poco y pude ver la tenue luz del sol que aparecía al momento del alba. Me sentí extrañamente tranquilo, como si un peso hubiese dejado mi cuerpo, libre de todo aquello que me pesara y me causara molestia, traté de mover mi brazo izquierdo, pero no pude, cuando terminé de acomodar mi mente en su lugar, me vi rodeado de ardillas o al menos su primo parecido en este mundo, creo que se les llamaba Nutzis, algo parecido a pequeño roedor volador puesto que estas podían volar, pero volar en realidad. De nuevo intenté mover mi brazo izquierdo, pero no podía, al darme cuenta de mi situación, me vi a mi mismo con esta chica que recién había conocido, su nombre era Mei, de baja estatura, tez clara, cabello obscuro, ojos color ámbar, a veces por la luz cambiaba la tonalidad, era muy linda, me recuerdo verla dormir por unos minutos hasta que se me hizo un poco vergonzoso y traté de levantarme sin moverla mucho para no despertarla, usé mi mano derecha para alcanzar su mochila y a medida que me iba levantando, la recostaba sobre ella, pude levantarme y estirarme un poco, la verdad es que verla dormir era reconfortante, como si todo en el mundo estuviese bien, o al menos eso me hacia sentir, palmeé mis mejillas con mis manos para salir del trance, en cuanto me alejé lo suficiente pude notar el cambio de atmosfera, era fría pero no incomoda, algo densa pero no pesada, podía relajarme porque sabía que nadie podría acercarse a mi tan fácilmente, esta opresión la toleraba mi familia y las personas de confianza, supongo que es algo interno, era favorable porque en los medios de transporte nadie se me acercaba pero era molesto por mis compañeros en trabajos o clases. Nunca me había molestado haber dejado de sentir calidez, era reconfortante, pero me gustaba el frio, podía sentir el calor en lugares cálidos o muy calientes y algunas noches frías se hacían peores hasta que me acostumbré, nunca tuve mucho problema, la verdad disfrutaba de mi vida, antes y despues de estos poderes ¿Cuándo empecé a sentir calidez de nuevo? ¿En qué momento fue que inicio mi nostalgia? ¿La extrañaba y no me daba cuenta? Pensar mucho tiende a fastidiarme, no quiero seguir dando vueltas al asunto, aunque al darme vuelta pude ver el origen de la cadena de ideas que cruzaba por mi cabeza, allí estaba ella, dormida tranquilamente, rodeada por completo de Nutzis, era insólito, no se acercaban muy seguido a las personas ¿Por qué a ella sí? Me acerqué y pude comprenderlo al sentir la calidez nuevamente, era ella, ese cálido aire que sentí al levantarme y la razón de haber dormido tan tranquilamente al descampado por toda una noche, habremos estado muy cansado para dormir de esa forma, al pasar cierta distancia, los Nutzis se dispersaron un poco hasta el punto en que al estar al lado de Mei, quedaban muy pocos cerca, por supuesto que mi aura lo repelía todo, porto conmigo a la muerte y ella es portadora de la vida ¿Quién no se acercaría? Seguramente tiene novio ¿Qué carajo hago yo pensando en eso? Javier contrólate, ya estas de pie, busca tu mochila y come algo para empezar. Una dualidad molesta andaba por mi cabeza ¿Desde cuando me hice tonto para pensar cosas asi? Devoré frutas y un poco de carne hasta la saciedad, cuando mi estomago se sentía lleno quise caminar un poco.

Danza entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora