Primera vez

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Ya habían pasados las horas del desayuno en el cual de nuevo dispusimos de los alimentos que mis acompañantes tenían reservados en su mochila, caminamos un poco hasta llegar al camino y nos dispusimos a esperar algún medio de transporte que nos llevara a nuestro destino, nos sentamos debajo de un árbol al lado del camino para no quedarnos bajo el sol, no hacía tanto calor, pero ninguno quería quemarse en lo más mínimo.

- Gracias de nuevo por la comida Mei, siempre cocinas bien.

- Lo dices solo para que yo cocine.

- Además de buena cocinera, inteligente, te sacaste el premio gordo Javier.

- ¿Me estas llamando gorda?

- Deja el drama, sabes porque lo está diciendo – Contestó Javier cortándole el chiste.

- No me dejas divertirme.

- Basta Mei, lo asustas.

- Tus bromas me van a generar algún trauma bastante severo.

- No es mi culpa que no aguantes un chiste.

- Una cosa son chistes y otra muy diferente son los traumas que tu generas.

- Bueno, dejando el asunto de lado ¿Tienes alguna otra historia interesante Dan?

- Mira, sé lo que estás haciendo de cambiarle el tema, no hagas trampa.

- Nunca puedo contigo.

- La verdad tengo muchas historias, desde reales hasta fantásticas

- ¿Por qué fantásticas?

- Soy un escritor, no muy reconocido y tiendo a crear muchas historias en mi cabeza.

- Ya sabemos de donde salió la que nos contaste.

- Esa es una historia real, sino quieres creerla, por mi bien.

- No te enojes señor sensible.

- Graciosa, en fin, tengo varias, pero ahora les toca a ustedes.

- Ya te contamos lo que querías.

- Pero llevan mucho tiempo juntos ¿Correcto?

- ¿Qué te hizo pensarlo?

- Por favor, alguien que maneja la esencia y energía de la vida y alguien que maneja las mismas características de la muerte ¿De verdad creen que con eso y el título de casados voy a pensar que se conocieron hace poco? No soy incrédulo.

- Pues la verdad la historia sigue y hay muchas cosas más que se podrían contar.

- Soy todo oídos Javier.

- Con la condición de rotar las historias por día que pasemos acá, ya sabes, un día y otro día nosotros, tomando cualquier historia entretenida como algo que contar.

- Siempre y cuando no sea tan depresiva por favor.

- Cosita ya deja el asunto.

- Me fastidian las cosas tristes a cada rato y a ti también.

- Si, pero son sus historias.

- Nadie tiene solo historias tristes que contar.

- Estoy de acuerdo con ella Javier, nadie tiene solo historias tristes que contar, que solo piensen en ellas es en realidad el problema del asunto a la hora de relatar alguna circunstancia o experiencia relativa vivida que tenga al menos un poco de sentido.

Danza entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora