𝐋 | Teo estaba obligado a unirse a la
marina, su padre quería eso, pero
él quería libertad, libertad de vivir
y de recorrer el mundo, en una
decisión, deja a la m...
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❝ 012. past ❞
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Al despertar, con un gran dolor en la nuca y una migraña horrible.
El rubio, murmuró algunas incoherencias, mientras abría los ojos lentamente, y se percataba de que Zoro, el peliverde a su lado, acaba también, de recuperar la conciencia.
Trato un momento de levantarse, soltando algunos quejidos por las dolencias de su cabeza y nuca, logrando solo sentarse.
- Mierda - maldijo el rubio, mirando al espadachín frente a él, giró a un lado, mirando el cuerpo de Merry, giró un poco la cabeza, con una mueca de disgusto, encontrándose con las katanas de Roronoa. No sé espero más de dos minutos para que el chico buscará la suya - Bendito seas.
La encontró a unos centímetros suyo, tomándola con una sonrisa de alivio.
Quedaron unos minutos en silencio, hasta que ambos tuvieron las mismas ideas en su mente, claras como el agua:
- ¿Cómo carajos salimos de aquí? - preguntaron al mismo tiempo, mirándose entre sí y al cadáver junto a ellos.
- Oh, bueno, podríamos intentar... escalar, o ayudar a subir al otro - propuso Teo.
- Podría funcionar o moririamor en el intento - suspiró Zoro, levantándose. Teo se acercó a tomar un gancho, y antes de que lo lanzará el peliverde volvió a hablar - Ni lo intentes, ya lo hice yo.
- ¿Un plan B? - pregunta el rubio.
- Ok, plan B - respondió, levantándose, mirando directamente hacia arriba.
Ambos jóvenes comenzaron a escalar las piedras de las paredes.
- Vamos... - Murmuró el Roronoa.
Zoro se detuvo un momento, pareciendo recordar algo.
Teo tuvo la misma suerte, a su mente llegó cierto chico pelinegro, con una sonrisa preciosa.
El peliverde perdió el equilibrio, pero lo recupero al instante, acostándose casi sobre el rubio.
