CAPÍTULO 22

36 5 7
                                    


Corazones desequilibrados

El domingo por la mañana a Astian le dolían los ojos, sentía que la cabeza le iba a reventar y no recordaba por qué se sentía tan mal, se acomodo en su cama, Will que también acababa de despertar se sentó en su regazo y lo miró como si estuviera preocupado.

–¿Qué hora es...?– preguntó al aire con voz ronca, la garganta le dolía.

–Ya son las 12, te traje algo para que desayunes.– las cortinas alrededor de su cama se abrieron dejando ver a Draco con una pequeña charola con comida, incluso llevaba el postre favorito de el pelinegro.

Astian tardó un segundo en analizar todo y se tapó la cara con las manos, incluso había olvidado quitarse el anillo familiar.

–Dios, estoy seguro que me veo horrible.– Draco se rió y se sentó a un lado de él.

–¿Y por qué te molesta que te vea? Duermes al lado de mi, ¿Por qué ahora te preocupa que te vea ojeroso y con los ojos hinchados?– realmente no era la primera vez que lo veía así y no era algo que le importara, pero le parecía extraño que de la nada a Black si le preocupara.
El pelinegro bajó despacio sus manos dejando ver poco a poco su pálido rostro, primero sus perfiladas cejas negras y sus ojos intensos azules de largas pestañas, que en ese momento se encontraban un poco hinchados, luego su delgada y fina nariz, quitó sus manos por completo tenía un leve tono rojizo en las mejillas, Draco se quedó inmóvil un segundo.

–¿Tan mal me veo?– la voz de Astian lo saco de sus pensamientos.

–Si, pareces un zombie.– Black solo se rió y comenzó a acomodar su cabello, que en opinión de Draco ni siquiera era necesario.

–Deberias comer algo, tienes suerte que hoy no haya nada pendiente.– habló Malfoy mientras le acercaba la comida.

–No tengo hambre, necesito...– se iba a levantar pero Draco no lo dejó.

–No te pregunté si tenías hambre, Black.– Astian lo miró sorprendído y negó con la cabeza mientras se reía.

–¿Por qué?– parecía que Malfoy no entendia su pregunta. –¿Por qué me tratas así? Tan lindo, amable, te preocupas por mi e incluso te pones celoso de cualquiera que apenas me vea o me hable.– Astian vió a los ojos a Draco.

–Bueno... Yo te podría preguntar lo mismo, ¿Por qué si piensas que soy un idiota siempre me ayudas? ¿Por qué sólo a mí me muestras ese lado tuyo? Que pareciera que no quisieras que nadie más viera.– contestó el rubio.

–¿Finalmente te ha carburado lo suficiente el cerebro como para decir algo así?– Astian se rió pero tampoco respondió ninguna pregunta, era como si a los dos les diera miedo dar un paso en falso y caer al vacío.

–Precisamente por qué eres un tonto, fastidioso, busca problemas, revelde, despistado, odioso, arrogante, orgulloso, creído... Es por qué siento que debo ayudar, parece que creo que puedo cambiar a todo el mundo.– Astian suspiró y se pasó la mano por el cabello. –No lo sé, solo... Eres especial supongo.– Draco no sabía cómo sentirse.

–Entiendo... Primero me insultas y luego me dices cosas lindas.– Astian sólo se rió, ya no se veía serio y enojado como anoche.

–Pero ya te respondí, ahora contéstame tú.

–Pues... Tal vez si puedes cambiar a la gente después de todo y también eres especial.– Antes de que Astian preguntara otra cosa, Malfoy se levantó.

–Will asegúrate de que desayuné, si no lo hace confío en que por la noche encontrará una araña en su almohada.– el gato maulló como si hubiera entendido la orden y miró fijamente a su dueño, Draco salió de la habitación dejándolos solos.

El hurón y la Serpiente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora