Ella, bella.

1 0 0
                                    

Cuando la vi en ese vestido blanco,su rostro pulcro, su pelo trenzado, casi con anillos en mano, con aire esperanzado,lista para el gran momento...mi impulso fue retroceder en el tiempo.

Fui hasta nuestro primer encuentro: Ella, recién levantada,con restos de maquillaje,y su camisa de leñador holgada.

Yo, con dos tazas de café para mis amigos,no esperaba encontrarme(quedé sorprendido)con nada mas, que una completa extraña,en mi propia casa,un sereno domingo.

Pronto esa camisa holgada, sería usada de piyama; sería por siempre recordada, como esa que tantas veces desabotonaríacuando estábamos en la cama.

Pero volviendo al momento:la vi, deslumbrado,bajando de una escalera en un cómodo silencio;el vestido parecía seguir con delicadeza sus movimientos,por detrás iba cayendo,mostrando nada mas que la realidad: la mas bella damisela en el universo.

Entonces me volví a transportar en el tiempo,hacia nuestra primera cita, en un precioso monumento.

Allí ella se encontraba sentada,y de piernas cruzadas esperaba,pacientemente,a que yo llegara.
Al posar en mi su bella miradase acercó, para nada acelerada, haciendo que en mis labios una sonrisa se formara.
Sacudiendo mi cabeza, volví a nuestro instante,era confuso este baile entre tiempos,no sabia por qué,quizás un fuerte viendo había dispersado las ideas,que en cajas guardaba con tanto esmero.
Sus labios rosados,ahora resaltados por su ligero maquillaje,la transformaban en otra persona,a pesar de convertirla en un bello paisaje:no era la misma joven que había visto esta la mañana,que la mujer que fingía ser con tanta pomada.
Los recuerdos afloran,los días pasan,las estaciones se suceden,pero la magia nunca se estanca.
Ella siempre tiene algo que me obnubila,quizás sus gentiles besos,tal vez sus finos huesos;no se que será de ella lo que tanto me fascina,aunque yo creo sin duda que son esos momentos,en que ella es ella,donde se siente bella,en que siento mil estrellasbrillando por sobre nuestras cabezas.
No se que será de ella lo que tanto me atrae,quizás sus caderas,tal vez sus sensuales pasos;ella siempre tiene algo que me emboba,sus relucientes ojos,sus mejillas acaloradas...
Cuando la vi en ese vestido blanco,su rostro pulcro, su pelo trenzado,desee colocarle el anillo en su mano rápidamente,volar hacia otro condado,poder desaparecer del mundo,y ser solamente la compañía del otro,por un largo, largo, plazo.

Ad sanandumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora