Inmaduro☆| Giyushino

Ahora tenemos problemas.

Se podía ver a una chica de cabello negro con morado de 14 años en la sala peleando con un señor mientras sus hermanos no podían hacer nada.

Shiro- Mira maldita grosera, te voy a venir rompiendo la maldita jeta para que me vuelvas a hablar así, ¿me oíste, parásito? — Este estaba peleando con su hija por no darle agua a su hermano mayor y está le dijo que fuera a dormir por estar borracho sin ser grosera pero este lo tomó mal.

Shinobu. — Esta solo agarro su teléfono y sus audífonos y se fue a la cocina mientras por dentro quería reventarle un vaso de vidrio al señor que estaba afuera, esta dejó de llorar por una persona que no fuera ella misma, su prima, sus hermanos o su mejores amigas, dejó de sentir dolor, empezó a acumular toda su irá y ocultar sus sentimientos tras la tranquilidad y unas sonrisas falsas, por dentro solamente sentía irá hacia todos, quería irse muy lejos y hacer su vida sola, sin gritos, golpes, insultos o simplemente sin personas malas en su vida, pero faltaban dos años para hacerse mayor de edad. Esta tenía un par de mejores amigos que la hacían sentir feliz y hablaba con ellos fe sus problemas familiares ya que estos tenían los mismos problemas, y un amigo con el que dejó de hablar desde hace años.

El señor Shiro Kocho tenía problemas con el alcohol, un mal carácter y aunque no lo quisiera admitir, tenia preferencia por sus hijos varones, quería a sus hijas, pero Shinobu parecía la oveja negra a los ojos de sus padres, tenía una relación poco sana con ellos, un día la insultaban, gritaban o golpeaban y al otro momento eran un amor con ella.

Shinobu Kocho, tiene un carácter fuerte y poco tolerante, su infancia veía a sus padres pelear, era maltratada psicológicamente, verbalmente y físicamente, sus padres normalizaron eso por la crianza que llevaron ellos, Shinobu no veía así las cosas, ella antes lloraba ante gritos, insultos, golpes, ahora no tenía reacción, solo ignoraba todo y veía su teléfono o se iba a su habitación, su ira acumulada saldría algún día y ella lo sabía mejor que nadie, sus lágrimas, pensamientos suicidas,
y sus problemas se convirtieron en ira, todo lo ocultaba tras una máscara de frialdad, seriedad o simplemente sonrisas, ella se prometió no dejarse lastimar por nadie, si le decían algo sobre su cuerpo, ella era a la que menos le importaba, ella se amaba, si estaba gorda, delgada, pálida, morena, con cabello corto, largo, desarreglada o arreglada, para ella misma era hermosa y nadie nunca más la haria sentir menos, nadie merecía sus lágrimas, nadie la vería llorar a menos que ella lo quisiera, ahora ella sería su propio centro de atención y de importancia; ella desde pequeña odio a los hombres, los veía repugnantes, menos a sus hermanos y padres, pero eso cambio cuando está tenía 12 años... Su padre empezó a emborracharse más seguido, tener más problemas con su madre, preferir a su otro hijo Hiro y tratarla mal a ella, el nunca la golpeo, pero desde que volvió, la amenazó más de una vez con golpearla, lo hizo dos veces, ella perdió el completo respeto y admiración por el, lo veía como un señor borracho, débil al alcohol, problemático y con una personalidad arrogante y con pensamientos un tanto machista, esta solo respetaba a las personas que también la respetaban a ella, pero ese no era el caso de sus padres. Sus padres nunca la entendieron, ella no quería ser criada a la manera que fueron criados ellos, ella quería ser respetada, no de manera de sumisión, manera de verla como persona y no como una carga, era su hija, ella merecía ser tratada bien también, no porque ella sea menor no se puede enojar o no llorar, ella podía tener los gustos que quisiera, pero sólo era criticada, pero eso cambio un día que conoció a un chico...

Shinobu- Hola, es un gusto, soy Shinobu, ¿eres nuevo? Bueno, es obvio.

Yasuo- Si, soy nuevo, igualmente, soy Yasuo, oye, ¿sabes por qué ese grupo nos mira mal?