1. El primer diseño

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El mundo de Will Graham nunca era el mismo al inicio de una investigación que al término de esta. Al final de cada caso, su vida se transtorna un poco más y un pedazo de su alma se quebranta con cada vistazo que da su empatía en la inestable mente de alguien más. Cada encuentro se lleva algo, lo moldea y lo prepara para el siguiente criminal, sin embargo, ningún caso lo ha cambiado tanto como el último.

Cuatro meses habían transcurrido desde que Will se enfrentó al trabajo de campo con el FBI. Su última investigación junto a Jack Crawford había terminado en una tragedia. Un solo segundo de descuido y demasiada confianza en su capacidad para persuadir a un terrorista le costaron una herida de bala a Graham y un total de 25 víctimas inmoladas al interior de un autobús al bureau.

Esa herida de bala fue la única lesión oficial por la que se había tratado al agente especial Will Graham. Los médicos hicieron lo mejor que estaba en sus capacidades para salvarlo y garantizarle una vida de la mejor calidad posible, sin embargo, ni uno solo de ellos se detuvo un instante a revisar su condición mental porque, de lo contrario, el diagnóstico habría sido tajante: No apto para volver al trabajo.

Solo toma un instante cometer un error, pero recuperarse de las consecuencias de este toma más tiempo del que cualquiera puede imaginar. Will comprendió esto en el mismo instante que se paró al frente de la oficina de Jack, solo para sentir cómo las paredes a su alrededor se cerraban sobre él, tratando de aplastarlo.

"¡Will!, ¡Will!, ¡WILL GRAHAM!", una voz masculina sacó a Will de su prisión mental, evitando sin saberlo un inminente colapso.

"Jack", susurró Will casi automáticamente en cuanto salió de su ensimismamiento.

"Traté de llamar tu atención para que entraras, pero parecía que no podías verme, estabas parado frente a la puerta mirando hacia la nada, ¿Estás seguro de que puedes volver?", preguntó Jack mientras caminaba hasta su escritorio.

"Seguro es una palabra muy fuerte y que no me atrevería a decir, pero necesito esto, Jack, si no vuelvo ahora, me temo que mi situación no hará más que empeorar", respondió Will con la mirada fija en el borde de su camisa con la que trataba de limpiar sus lentes.

Crawford se sentó en el borde de su escritorio tratando de enfatizar sus palabras, "Will, sabes bien que no puedo enviarte allá afuera si existe el riesgo de que colapses, tu bienestar es mi responsabilidad".

Will se colocó sus lentes en el rostro y se burló incrédulo de lo que estaba presenciando.

"Si en algún momento sientes que no estás preparado, tienes que saber que la Academia siempre está dispuesta a abrir más de tus clases", procedió Jack con tono consternado.

"Jack, agradezco la preocupación, aún cuando sé que tu oferta de descanso no es sincera", Will sonrió sarcásticamente antes de continuar hablando, "De lo contrario, ¿por qué me sacaste de mi salón de clases? Mejor dime qué tienes en esta ocasión ¿un sádico?, ¿un asesino serial?, ¿secuestros? ¿o otra víctima del destripador de Chesapeake?".

El rostro de Jack Crawford se endureció ante las palabras del agente especial para luego responder con el tono más neutral que podía, "Un suicidio".

"Vamos, Jack, no me hagas perder el tiempo con rodeos, ¿Desde cuándo le importan los suicidios al FBI?".

"Desde que podrían estar relacionados con un culto", contestó Crawford, ofreciéndole el expediente a Will, "Quiero que prestes atención a la escena, al cuerpo y a la carta que dejó nuestra víctima, dime ¿qué ves?".

"Si no hay un asesino, no puedo decirte mucho, solo hacer conjeturas al respecto de lo que es evidente", las palabras de Will eran sinceras, si la mente tras el asesinato y la víctima eran la misma persona, resultaba difícil interpretar los motivos.

"Trata, Graham, trata", suplicó Crawford, desesperado.

Los ojos de Will se cerraron y bloqueó tras de sí todo rastro de la oficina en la que se encontraba. Su imaginación lo llevó a lo contenido en las fotografías del expediente. Frente a él se dibujaba una escena cargada con el familiar hedor metálico de la sangre. Unos segundos más tarde, las palabras comenzaron a brotar con naturalidad, "Mi vida ha ganado sentido, yo misma se lo dí, es mi último deseo el llevar control sobre dónde y cómo terminan mis días, un arma es lo suficientemente efectiva; solo me tomará un tiro, pero antes de irme necesito hacer evidente mi poder, soy más poderosa que cualquier imagen divina, rechazo el regalo que la divinidad me confirió y cualquier designio sobre cómo he de morir, por eso me aseguro de que mi sangre cubra la imagen de la virgen, este es mi diseño".

"¿Entonces no es un acto de desesperación?", preguntó Crawford, fascinado por lo que acababa de escuchar.

Will dejó salir un largo suspiro antes de contestar, "Yo lo llamaría un último intento por controlar su vida, o por lo menos el fin de esta".

Jack Crawford asintió fervientemente, dejando el expediente sobre una pila de documentos en su escritorio.

 "Pero, ¿cómo se relaciona esto con un culto? No creo haber visto noticias de suicidios colectivos y la imagen religiosa en la escena es más una demostración de poder sobre lo divino".

"Nuestra víctima era parte de la Comunidad para la vida eterna, un grupo de apoyo dirigido por una de tus conocidas, la Dra. Alana Bloom", dijo Jack mientras buscaba en el desastre de su escritorio un par de fotografías que le mostró a Will, "Recientemente las dimensiones de esta comunidad comenzaron a preocupar al FBI y a esto hay que sumarle que ahora sus integrantes han comenzado a mudarse a un solo segmento de la ciudad".

"Perdona que te lo diga, Jack, pero el FBI se equivoca con esto, la comunidad de Alana no es más que un grupo de apoyo para víctimas de la violencia, estas personas están en todo su derecho de vivir cerca de otros que comprenden su dolor", el tono de voz de Will se tornó ligeramente molesto.

Jack alzó la voz y respondió tajante,"El FBI no puede permitirse un suicidio colectivo en medio de la ciudad, esto puede ser un error, pero prefiero disculparme con la doctora Bloom y contigo antes de tener que enviar a los forenses a recoger cientos de cuerpos porque decidí ignorar a esta inocente comunidad".

Will rodó los ojos exasperado, "Entonces, ¿qué quieres de mí, Jack?".

Crawford posó una de sus manos sobre el hombro de Will, "Solo quiero pedirte un favor, acompáñame a visitar a una persona, necesito asegurarme de que el hombre mencionado en la carta de suicidio de nuestra víctima no está involucrado en su muerte".

"¿Solo eso?".

"Solo eso, te lo prometo", contestó Jack alzando una mano a modo de juramento mientras se estiraba en busca de su abrigo.

En lugar de contestar verbalmente, Will Graham simplemente se puso de pie, dispuesto a seguir a Jack en busca de aquel hombre.

Durante el trayecto hasta el lugar donde se concentran los integrantes de la comunidad para la vida eterna, Will leyó con atención el expediente en busca de cualquier rastro de información que le pudiera servir para predecir el resultado de su visita a aquel hombre.

"Hannibal Lecter" Will recitó el nombre mentalmente, por alguna razón las letras se sentían familiares y esa extraña sensación, sumada a las descripciones de su trabajo como psiquiatra, lo llenaban de expectativas infundadas.

Aquel expediente tenía toda la información necesaria para comprender el caso, lo único con lo que no contaba era con una fotografía de aquel médico, lo cual invitaba a Will a preguntarse: ¿cómo se veía aquel que describen como el psiquiatra más efectivo de la historia?

A cult to you [Hannigram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora