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Luego de tres días en el hospital, Jeongin acompañó a Hwang a su casa. Lo ayudó a subir todas las largas escaleras y llegar a la casa, sentándolo con cuidado en el sofá.

Hwang sintió una punzada al sentir su espalda rozar el respaldo del sofá. Se quejó medianamente fuerte y dio un corto suspiro.

—¿Quieres un poco de agua?— le preguntó Yang, acomodando unas almohadas a su lado.

—Quiero estar solo...— pidió en voz baja, sin fuerzas.

—Hyung... no quiero dejarte solo. Puede pasarte algo y...— fue interrumpido.

—Jeongin, por favor.— le miró con debilidad. Yang suspiró y asintió.

—Está bien. Vendré en unas horas, me quedaré esta noche a dormir contigo.— le dijo con certeza. Hwang ni se molestó en responder.

Yang juntó sus cosas y se despidió de Hyunjin. Se fue a la puerta y la estaba por abrir, Miyoung se adelantó y sonrió apenas vio al joven, suspirando de paso.

—Gracias por ayudarlo, no sabría que hacer si tu te desaparecieras. Cuídalo mucho, es un chico muy sensible y yo soy muy tonta como madre. Créeme, el te necesita más que a nadie.— le dijo con total tranquilidad y una sonrisa débil.

Jeongin asintió nervioso ante las palabras de la mujer. Ella tenía unos cuantos puntos en sus brazos, un gran moretón en su cabeza y rasguños por doquier. Lejos de eso, ella seguía sonriendo y llamando a su hijo Hyunjinnie con mucho amor.

Jeongin solo se fue a su casa. Miyoung dejó su bolso en la entrada y se acercó a su hijo.

—Quiero estar solo.— le gruñó.

—Basta, Jinnie. Ya deja de meterte en problemas. Un día de estos te va a ir peor, créeme. Estábamos bien antes de...

—Antes que ese hijo de puta saliera de la cárcel.— le interrumpió con furia.

—Lo se, pero no podemos hacer nada. No te involucres más, es un tema de adultos. Mírate, casi te mueres.— le regañó.

—Ojalá hubiera muerto.— murmuró. Su madre clavó su mirada en el.

—No vuelvas a decir eso. Jamás vuelvas a decir algo así. Se que no tenemos la mejor vida, pero tu estás a tiempo de cambiarla si no te gusta lo que vives. Tu padre sa...

—El no es mi padre.

—Jeongseok salió de la cárcel.— rodeó sus ojos.— Si no hubieras ido a buscarlo jamás hubiera pasado esto...

—Si pasaba... muchas chicas y mujeres fueron maltratadas y apenas sale de la cárcel vuelve ahí. Tu fuiste una de sus víctimas, ¿Por qué lo defiendes tanto? ¿Por qué yo tengo la culpa de todo cuando solo quiero que esto termine?— frunció el ceño mientras intentaba no llorar.

—Jinnie...— se sentó a su lado, le corrió sus cabellos de su frente y le dio un pequeño beso.— Yo tengo muchísimas experiencias. Tengo treinta y ocho años, mi vida está perdida y se que jamás saldré de este bucle. Tu mi vida tienes dieciocho años. Eres tan joven para meterte en esto, esa edad tenía yo cuando me escapé de casa y me prostituyeron. Aunque yo sea la peor madre del mundo, no quiero que sufras lo que yo. Mami te va a cuidar así como me has cuidado varias veces.— le habló tiernamente, provocando que Hyunjin llorara desconsoladamente. Ella lo abrazó despacio cuando escuchó los hipidos.

—Basta... no puedo verte así. Ese hijo de puta las debe pagar.— exclamó dolido.

—Volvió a la cárcel y cerraron el club, cariño...

—No es suficiente...

—Basta, Hyunjin. Fuiste con la intención de matar y casi te matan a ti. No quiero perder a mi único hijo o verlo en la cárcel. Es momento que pases de página y continues tu vida, así como yo lo hice y me centré en criarte. ¿Has ido a ver a tu psiquiatra en los últimos meses? Yo empecé con la psicóloga otra vez. Ve a terapia, te ayudará. Desde navidad no consumo nada y eso que fui a la fiesta de año nuevo.— le sonrió victoriosa. Hyunjin quitó el agarre de su madre y le hizo gestos para que dejara de abrazarlo.

Fear~ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora