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Jeongin estaba caminando con su mamá para hacer las compras navideñas. Iban a comprar los regalos para la familia y alguna que otra decoración.

Recorrieron tres tiendas, compró para su madre un bonito centro de mesa rústico, para su hermana un abrigo de lana y para su sobrino un buzo de algodón. Ella era algo sencilla al comprar regalos, además de que no sabía que comprar porque, en si, no conocía los gustos de su familia.

Compraron un par de luces, algunas bolas y unas serpentinas. Tuvieron que comprar un árbol pequeño para poner en el living sin ocupar tanto lugar y que les fuera práctico. Después de esas compras, Taeyeon llevó a Yang a comprar un nuevo abrigo en una gran tienda de ropa.

Jeongin miraba las camperas impermeables y las que tenían peluche dentro. De todos los colores, negro, rosa, verde, azul, rojo, blanco, incluso violeta. Optó por llevar una impermeable color negro con una tela de peluche abrigador blanco por dentro.

Taeyeon se pasó por otra sección buscando algunos pantalones para su hijo. Mientras tanto, Yang miraba a su madre buscar ropa para el mientras se mecía en su lugar. Ella observaba detalladamente el color, la tela, la calidad, si había un hilo de más o de menos. Jeongin solo resopló.

—Ma, llevaré uno cualquiera.— revoleó sus ojos.

—Hijo...— suspiró y evadió la pequeña discusión donde su hijo le decía lo exagerada y detallista que era al comprar.— Ve a mirar si hay algo interesante por ahí.

Jeongin resopló y se fue a ver entre los percheros. Era tan tedioso ver ropa, todas esas prendas allí colgadas y separadas por color. ¿Por qué había gente que amaba comprar? El solo necesitaba unos jeans nuevos y uno o dos pantalones de algodón. No sabía por que su madre hacía tanto escándalo por la ropa.

Mientras revisaba por la sección de pijamas, escuchó la conversación de una señora mayor.

—Es para mi nieto y su amigo. El es como de la familia.— rió suavemente.

—Tengo justo lo que necesitan.— sonrió la vendedora. Ella pasó por al lado de Yang y sacó dos pantalones cómodos y a la moda. La señora quedó encantada y decidió llevarse ambos, yéndosd para la sección de camisetas y armar un conjunto.

Jeongin sonrió.

Se fue con su madre. Tenía dos pijamas iguales con diferente color y un pantalón de gimnasia en sus brazos.

—¿Decidiste comprar algo al fin?— mencionó Taeyeon con un saco en sus manos. Yang sonrió y asintió repetidas veces.— Okey... con tal que lleves algo de ropa hijo...

Unos veinte minutos luego, ambos estaban pagando en la caja. A Kim le dolió pagar toda esa ropa, con esos gastos pagaría otra cuota de su casa por seis meses seguidos. La empleada guardó todo en varias bolsas y se las entregó. Ambos se fueron hasta el estacionamiento en busca de su auto para irse a casa.

Al salir, otro auto entró a su lado y ocupó el lugar donde estaba el auto de Kim. De allí bajaba Hyunjin junto a su madre y un acompañante.

—Oh, si... cuídate mucho...— gimió mientras besaba profundamente sus labios y pasaba sus manos por su espalda.

—Los busco a las doce.— sonrió y le dio un pellizco en sus nalgas. Miyoung se rió.— Nos vemos, Tifanny.— susurró coqueto. La mujer sonrió y saludó moviendo apenas sus delicados dedos.

Hyunjin ya se había ido del lugar. Estaba caminando a paso veloz mientras jadeaba y su boca dejaba salir el típico vapor del frío. Tenía sus manos en sus bolsillos, una campera inflable color verde oscuro y unos pantalones negros deportivos, junto a unas viejas zapatillas deportivas que deberían ser blancas y eran grises.

Fear~ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora