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La noche anterior, luego de una feroz disputa con su madre, Hwang se puso los auriculares, se metió en la ducha y empezó a escribir mientras escuchaba un poco de su música favorita.

Escuchó por una hora y treinta y siete minutos su playlist de canciones, sin dejar de escribir en ese débil cuaderno rojo.

Terminó con la escritura y miró al techo, aun dejando caer las lágrimas que hace dos horas no cesaban, como tormenta en huracán.

A su lado estaba la maquinilla de afeitar, la cual creía que le saludaba y le rogaba pasar sus filosas cuchillas en donde el ya tenía demasiadas cicatrices. Hwang la tomó, la miró, la posó sobre sus brazos y las llevó a sus piernas, perdiendo el control y rasguñándose a si mismo hasta que perdió el valor de lastimarse.

Se quedó en esa posición fetal, llenándose de sangre la ropa y el cuerpo y dejando caer el cuaderno con algunas manchas en el suelo.

A todos los que creo que me aman, solo les pido un favor...

•••♡•••

Jeongin atendió el teléfono y escuchó el grito de Miyoung al otro lado de la línea. Solo escuchaba cosas incoherentes e inentendibles. Cuando ella volvió a tomar el teléfono, le gritó lo ocurrido.

Yang solo dejó caer su celular, dejó de respirar y entró en un estado de shock.

Allí en el departamento, Miyoung había entrado al cuarto de su hijo con una caja de bombones para pedir perdón por la pelea que habían tenido el día anterior. Cuando vio el lugar vacío y llamó a Jeongin, se adentró al cuarto, chocó contra un banquito y giró, viendo al joven Hwang en ese panorama.

Hwang Hyunjin colgaba del techo, justo en un soporte donde anteriormente el tenía una pequeña estantería.

Se mecía lentamente, su cabeza miraba hacia abajo con el cuello roto y todo el peso muerto dirigido al suelo. Sus brazos y piernas parecían sujetados por cuerdas invisibles que lo llevaban al suelo y su piel iba tornándose más pálida.

Miyoung sintió que se le bajaba la presión. Gritó, lloró, casi vomita y se desmaya...

Encontró a su bebé colgado.

—¡¡¡Jinnie!!!— chilló escandalosamente dolida.— ¡¡¡Nooooooooooo!!!

Ella se tiró al suelo, sollozando del dolor y tomando los pies de Hyunjin con debilidad. Apenas respiraba, se ahogaba con sus sollozos.

—¡¡¡Mi bebé!!! ¡¡¡Mi bebéeeeeeeee!!!

Su garganta parecía a punto de desgarrarse. Estaba tan dolida, en shock. Vio el cuaderno rojo en el suelo y lo tomó, leyendo cosas entre lágrimas que la hacían sentirse peor de lo que estaba.

No me siento capaz de amar y de ser amado. No quiero que nadie cuente mi historia, solo quiero que me dejen cumplir lo único que me motiva.

—¡Jinnieeeeeeeeeeeeee!— exclamó ronca, dejando irritar su garganta en el proceso.

Hace una hora

Yang se despidió de su mayor y se puso a hablar con su madre. Hyunjin estaba sentado en el suelo intentando no hacer ruido con su llanto silencioso mientras apretaba fuertemente una aguja entre sus palmas, clavándola con fuerza hasta el interior y rozando con sus huesos.

Fear~ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora