10. Es mi obligación...

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Con la entrega de calificaciones ya no era necesario asistir tanto al instituto, solo a presentar exámenes, si es que debías una materia, o a ponerse al corriente de tesis y otros temas finales.

El tiempo libre que tenía lo utilizaba para ir al centro. A veces iba con mi madre, donde aprovechábamos para llevar, poco a poco, cajas y cosas necesarias para mi vida independiente, que se acercaba cada vez más; en otras ocasiones iba con Mirio, cuando me avisaba que le tocaba patrullaje por la zona; en otras iba con Bakugo, cuando salía de su escuela.

En un par de ocasiones tuve suerte de encontrarme a héroes en acción, lista para tomar fotos sin parar; eran tomas muy buenas, pero la pelos de chicle respondió con un: «enfócate en Edgeshot, no quieras abarcar más de lo que puedes».

En esa ocasión sí reclamé, ya que Best Jeanist se promocionaba con esa agencia, y tenía fotos de él (donde golpeaba con elegancia a un par de villanos de pacotilla). Ella solo me respondió con un: «¿Best Jeanist te pidió fotos? ¿No? Me lo imaginé. Ahora, lárgate».

De verdad, esperaba algún día poder golpear esa cabeza redonda y horrible que tenía.

Hubo una vez que volví a encontrarme con Edgeshot (Izuku tenía razón, conociendo patrones era más fácil seguirles la pista) y me avisó sobre un evento donde irían los diez mejores héroes del país para decir unas palabras sobre la caridad que se efectuaría en dos días. Eso sí, tenía que asegurarle que yo no lo había escuchado de él.

Yo asentí, nerviosa y emocionada, con los ojos brillando de emoción. Edgeshot rio, me entregó una tarjeta de invitada especial para el evento y se esfumó con un ¡puf!, como solía hacerlo.

No podía creer la cantidad de fotos que conseguiría en ese evento, ¡aparte de que sería un día épico! ¡Podría ver a mi héroe favorito, Endeavor! Entonces mi estómago dio una ligera sacudida: había dicho los diez mejores, eso significaba que... él estaría presente.

Alejé esos pensamientos, agitando mi cabeza; no me agradaba sentirme feliz al pensar en él, no quería aceptar que Hawks me estaba atrayendo de manera loca, así que me contentaba con negarlo y alejar esas sensaciones y pensamientos, distrayéndome con lo que fuera, aunque era algo difícil.

Una marca nueva de ropa elegante para hombres inició sus ventas en el país, y estaban tomando popularidad bastante rápido, por su calidad y modelos tan exclusivos. ¿Adivinen a quién tomaron como modelo? Sí, al héroe alado.

A donde volteara veía espectaculares con su rostro, mostrando la ropa que tenía la marca; había revistas en todos los puestos de periódicos y, como había tomado la costumbre de visitar periódicos y otras agencias para vender mis otras fotografías, muchas de ellas tenían posters de Hawks, ya fuera con la estúpida ropa nueva (que lo hacía ver muy bien) o presentándolo con bebidas, como promoción, junto a otros héroes y las marcas que los patrocinaban; el problema era que las de él eran las únicas que llamaban mi atención.

Para acabar la tortura, gracias a esta marca, la gente quiso saber más sobre el héroe número tres, así que lo buscaban para entrevistas y las titulaban: «El héroe alado, el más joven en alcanzar un rango tan alto en el ranking». Esto lo vi en una revista, en uno de mis paseos por el centro.

En esa ocasión estaba paseando con Marki. Cuando vi la revista no pude evitar las ganas de echarle un vistazo a la portada: ahí estaba él, con su cara pretensiosa, sentado sobre un banco, con un brazo descansando sobre una de sus rodillas, mientras que su mano libre la tenía sobre su cabeza, observando a la cámara con ojos astutos y... ¿seductores? Temblé ante eso.

Iba a dejar la revista en su lugar, cuando Marki me la arrebató:

—¡Woa! Es súper guapo, ¿verdad? ¿Sabías que es de nuestra edad? Debe de ser un genio si logró ser el número tres siendo tan joven —canturreó emocionada, sin dejar de ver la portada, para luego hojear la revista.

Tras tus alas. Hawks x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora