3. Nuestro primer encuentro

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—¡Bakugo! ¡Sal! ¡Tengo algo que contarte! —decía a mi amigo.

Me encontraba fuera de su departamento, llamándole a su celular. Necesitaba compartir mi alegría.

Él me respondió con un «muérete», y colgó. Pero sabía que bajaría a verme, siempre lo hacía. Colgué y esperé bajo la sombra de un árbol.

La escuela había terminado por ese día. Apenas pude poner atención a las clases ya que la emoción me embargaba. Estaba destinada a grandes cosas, lo sabía, podía sentirlo.

Bakugo llegó al cabo de cinco minutos, con cara malhumorada:

—¡Más te vale que sea importante! ¡Estaba comiendo, pedazo de animal!

—¡Cállate y escucha! Conocí a Edgeshot...

—¿Ehh?

Comencé mi relato, contándole cada detalle, desde el robo, la charla y la visita a mi hogar. Bakugo escuchaba atento, con sus manos en los bolsillos.

—Hasta que logras algo, te habías tardado.

—Cállate. Yo comenzaré en el mundo adulto y tú apenas entrarás a la U.A., así que tendrás que tratarme con respeto.

—¡Cállate! ¡No podría respetar a alguien como tú! ¡Gánatelo!

—Eres un aburrido. Por cierto, ¿cómo va lo de tu escuela?

—Presentaré un examen de ingreso, no sé qué vaya a ser, pero seguro será una idiotez y estaré dentro de la academia, puedes estar segura.

—No me queda duda; aunque eres un histérico, tienes talento.

Bakugo chistó, girando su rostro malhumorado. Después de un rato de silencio, donde me quedé observando el cielo, suspirando por la alegría que no me abandonaba, él habló:

—Lo harás bien, siempre has querido esto, así que aprovéchalo y no lo eches a perder. Edgeshot no es All Might, pero supongo que de algo te servirá.

Yo sonreí y no pude más que abrazarlo, contenta.

—¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Te voy a matar! —gritó, aunque no ponía demasiada resistencia.

—Cuando me llegue la carta te avisaré, si la abrimos juntos será mejor.

—Solo iré si tu madre prepara alguno de sus postres... si no, no me hagas perder el tiempo.

—Le diré que te prepare algo. Ya verás, será emocionante.

***

La dichosa carta me llegó tres días después, con la pulcra firma de Edgeshot al final, diciendo que me recomendaba como una especie de aprendiz de periodista.

Mi padre no podría acompañarme a la agencia, siempre estaba muy ocupado en su trabajo. Él laboraba junto con Nighteye, por lo que tenía muchas cosas que hacer y ocuparse.

Sin embargo, Bakugo estaba ahí, justo como lo había prometido, comiendo gelatina especial de mi madre (preparaba postres deliciosos). Después se ofreció (más a la fuerza) a acompañarme a la agencia periodística, después de que saliéramos de la escuela.

Así lo hicimos, la agencia estaba en un edificio alto con tonos azulados, en el piso diecisiete. Bakugo me esperó abajo, mientras yo me apresuraba a llegar; no podía dejar de temblar de la emoción.

Llegué a las oficinas, donde una recepcionista recibió la carta de Edgeshot que le tendí, para indicarme que entrara a un cuarto a esperar a quien me daría instrucciones.

Era un pequeño cuartito con un escritorio de caoba; había varios cuadros de Edgeshot, Best Jeanist, entre otros. Después de algunos minutos, llegó una chica con el cabello rosa, muy abultado, que me miró de arriba abajo, antes de sentarse frente a mí.

Tras tus alas. Hawks x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora