15. ¿Desgracia o recompensa?

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El amanecer llegó brillante y resplandeciente, acompañado de cantos alegres de aves que despertaban con el sol.

Esos cantos me despertaron, pero al abrir mis ojos notaba que la luz no llegaba a deslumbrarme como debía, cuestión que terminó de despertarme al completo.

Estaba acostada en el futón, abrazada por Keigo, que seguía dormido plácidamente; una de sus alas nos cubría de la luz del sol, como una especie de capullo.

Me levanté con cuidado, para no despertarlo. Observé el departamento lleno de cajas aún, sintiendo un cansancio y pereza inmensas.

Me levanté con paso lento, directa a sacar de una caja una pequeña cafetera, para poner café y tener algo que me ayudara a despertar bien.

Cuando estuvo listo y pude servirme una taza, comencé a darle tragos lentos, organizando mi día mentalmente: era momento de visitar la agencia de Edgeshot, para ver qué tenía que decir la pelos de chicle sobre mi entrada a la agencia.

Mientras mi mente se desviaba pensando distintas formas de golpearla por si se ponía grosera, oí quejidos: Keigo había despertado; estaba más despeinado de lo normal y se había sentado en loto sobre el futón, olfateando el aire.

—Bue... Buenos días —saludó con un bostezo, rascándose la cabeza—, ¿eso que huelo es café?

—¿Quieres un poco? —pregunté, buscando una taza entre las cajas, para servirle una.

Se la acerqué mientras le daba un beso de buenos días en su cabeza, sentándome junto a él.

—Gracias —soltó, observando su alrededor con ojos adormilados—. Vaya, no recuerdo qué demonios pasó...

—Estábamos muy cansados —expliqué entre risitas—. Lo único que pasó fue que nos besamos durante una hora entera, bromeando sobre nuestro aspecto desaliñado, hasta que nos recostamos y, técnicamente, morimos en conjunto.

—Ya... lo lamento, Vanille, tuve muchas misiones ayer.

—Jamás pidas perdón por eso; tienes un trabajo importante y, aun así, viniste a ayudarme a desempacar.

—Bueno, valió completamente la pena —añadió, dándome un beso en la mejilla.

—Estoy de acuerdo —respondí, dándole un beso en sus labios que correspondió enseguida.

—Rayos, tengo que ir a la comisión y a una reunión con Best Jeanist... no tengo nada de ganas hoy, pero tengo que hacerlo. ¿Tú seguirás desempacando?

—No. Tengo que ir a la agencia de Edgeshot a hablar sobre un puesto permanente; ya no quiero ser externa, tengo que ir subiendo de categoría.

—Si no te aceptan, están perdiendo a la mejor futura reportera del sitio.

—Gracias, pero aún tengo mucho que demostrar, tengo que seguir aprendiendo.

Keigo terminó su café, y se fue preparando para partir a trabajar, colocándose su chamarra, echándose agua fría en la cara en el lavabo de la cocina y colocándose sus gafas y auriculares. Estaba estirando sus alas, cuando habló de nuevo:

—Bueno, será mejor que me apresure. Ve con cuidado, Vanille. Tienes mi número para cualquier emergencia, y una cosa...

—Dime —pregunté, levantándome para dejar las tazas en el fregadero.

—Si no te aceptan en la agencia de Edgeshot, puedes ir a la mía, después de todo soy el jefe ahí. Nos encantará tenerte.

Yo lo pensé durante un momento, antes de sonreír y acercarme a él, que me recibió con un abrazo.

Tras tus alas. Hawks x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora