4. Cambios que se avecinaban

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El vértigo me obligó a ocultar mi rostro en su chaqueta; estábamos muy alto y jamás había volado. El aire se sentía frío y golpeaba mi cabeza y piernas, por lo que trataba de ocultarme de este, aferrada al cuello del héroe.

Hawks simplemente sonreía, mientras volaba con gracia.

—¿A dónde la llevo, señorita? ¿Queda lejos tu hogar? —me preguntó, mientras yo negaba con la cabeza y le susurraba, sin abrir mis ojos, dónde vivía—. Vaya, no me sorprende, es una zona residencial. Tu padre debe ser muy buen aliado de Nighteye... —volví a asentir, mientras él soltaba una carcajada—. No es tan malo una vez que te acostumbras, te estás perdiendo un excelente paisaje.

Negué con la cabeza, ocultando mi rostro. Hawks volvió a reír y no dijo nada más. Solo un par de minutos estuvimos así, hasta que sentí que aminoraba la velocidad y descendía con cautela; seguramente no quería asustarme más de la cuenta.

—Llegamos, ¿esta es tu casa? —preguntó.

Yo decidí mirar y sí, estábamos volando sobre el patio trasero de mi hogar, pero me sobresalté al ver que no habíamos aterrizado, por lo que volví a ocultarme.

Hawks soltó otra risita y aterrizó al fin, bajándome con cuidado. Yo temblé, pero traté de sobreponerme, carraspeando y mirándolo al fin.

—Gracias, salvaste mi vida, de no ser por ti...

—Oye, oye, es mi trabajo, ¿qué clase de héroe sería si no logro rescatar a una jovencita en apuros? —respondió, sonriendo y recargando su cabeza en sus manos.

—Claro, solo pensé... en fin, todo terminó... ¡mi padre! —grité, preparada para hablarle. Tenía que saber que estaba bien.

—Bueno, según la carta, eras su primera víctima, así que tu padre está y estará bien. Ese sujeto no podrá hacer nada tras las rejas —explicó con calma, observando cómo me ponía tensa.

—Es verdad... no estoy pensando con claridad, me duele la cabeza y fue un episodio... traumático.

—Es entendible.

Yo lo observé, y él me dedicó esa sonrisita suya que parecía poner a propósito; después medité por un segundo.

—Es raro, ¿sabes? Nunca había oído de un héroe que entrara directo a la casa de una persona desconocida.

Hawks me miró con sorpresa por un momento, antes de reponerse y afirmar:

—Bueno, nadie es un héroe como yo, soy único. ¿Qué otro héroe ofrecería un servicio como el mío?

—Nadie, eso es definitivo —reí, sintiéndome más tranquila.

—Por cierto, tengo una duda desde que te vi, no puedo evitar pensarlo...

—Claro, con gusto responderé a mi salvador. ¿Cuál es tu duda? —esperé, mientras Hawks seguía sonriéndome.

La verdad esperaba algo como: ¿quién es tu padre? ¿En qué trabaja? ¿Tienes seguridad si ha pasado esto? ¿Te han atacado por el puesto de tu padre? Era casi obvio.

Era otro motivo por el que no salía con nadie, ya que muchas veces los chicos buscaban el favor de mi padre y, por ende, de Nighteye, no mi cariño. Yo no les interesaba en realidad, aunque jamás me había detenido a pensarlo con calma, ahora que lo recuerdo.

Hawks me sacó de mi ensimismamiento con su pregunta, la cual me tomó con sorpresa:

—Tu quirk, ¿cuál es?

—Eh... espera, ¿qué? ¿Esa es tu pregunta?

—Si no me engaña mi cerebro, sí, te acabo de preguntar eso, ¿por qué te sorprende?

Tras tus alas. Hawks x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora