DISCORDIA
-¿Dónde está tu esposo? -preguntó Alicent, su voz suave pero cargada de una expectativa que Aemond no pudo ignorar.Aemond suspiró, su mirada perdida en los detalles dorados del salón.
-Arreglándose en la habitación -respondió, aunque sentía que las palabras salían más como una excusa que como un hecho.
Alicent entrecerró los ojos y apretó los labios en una fina línea.
-Está tardando demasiado. Los invitados quieren verlos iniciar el baile -dijo, forzando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
Aemond, que había permanecido en silencio, soltó un leve chasquido de lengua.
-Te dije que no iniciaría ningún baile -respondió con frialdad, su tono era más un desafío que una simple negativa.
Alicent alzó ambas cejas, claramente sorprendida por la abierta desobediencia de su hijo.
-Por los Dioses, Aemond, es una tradición...
-No soy un hombre tradicional -siseó Aemond, su ojo fijándose en su madre con una mezcla de reproche y desafío.
La mirada de Alicent se oscureció, su frustración palpable.
-No con él -escupió con veneno-. Es tu marido y le debes respeto, Aemond. Esta no es la forma en la que te crié, y más te vale que lo trates educadamente. -Aunque sus palabras eran suaves, el tono de advertencia era inconfundible.
Aemond sintió un nudo formarse en su estómago. Siempre había sido desafiante, pero en los últimos meses, desde su matrimonio, había una oscuridad en él que Aemond apenas podía comprender. El resentimiento, la ira contenida... todo ello parecía ir dirigido directamente hacia Lucerys, y aunque se había preparado para un matrimonio difícil, no había anticipado la crueldad con la que Lucerys lo trataba.
Los hombros de Aemond se tensaron, su rostro endureciéndose.
-¿Por qué tenías que casarme con el asesino de Alyssane? -su voz temblaba con una mezcla de furia y desesperación, como si realmente buscara una explicación, una justificación que pudiera apaciguar su tormenta interna-. ¿Por qué, madre?
Alicent mantuvo su compostura, pero había un brillo de dolor en sus ojos.
-Fue un accidente, Aemond.
-Accidente o no, él la mató -replicó Aemond entre dientes, cada palabra impregnada de veneno.
El rostro de Alicent se endureció, su paciencia al límite.
-Tienes un deber que cumplir -le recordó con firmeza-. Deja los juegos estúpidos y dame nietos. El heredero que necesitamos.
Aemond gruñó, apretando la copa en su mano hasta que sus nudillos se tornaron blancos.
-Más te vale que hayas consumado el matrimonio, Aemond -insistió Alicent, su tono implacable.
Él le dirigió una sonrisa cargada de sarcasmo, su ojo destellando con malicia.
-¿Me pides que me folle al asesino de Alyssane, como el abuelo te pidió que te follaras al padre de tu mejor amiga?
Las palabras de Aemond cayeron como un golpe, arrancando un jadeo de dolor a su madre. Las lágrimas llenaron los ojos de Alicent, reflejando el daño que aquellas palabras le habían causado. Una sola lágrima rodó por su mejilla mientras lo miraba, completamente desconcertada por el hijo que tenía delante.
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The blood of Duty. [Corrigiendo y actualizando]
FanfictionLa prometida de Aemond pereció en un trágico accidente, víctima de la mano de su hermano mellizo. Un giro del destino que condenó a todos. Así, la llama de la discordia entre los hijos de la casa Targaryen se avivó aún más, forjando en sus corazones...