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Ambos estaban riendo mientras comían. Jennie le había caído muy bien a Kai y Kai le había caído muy bien a Jennie. Estaban bromeando como si fueran amigos de toda la vida.

-Fue muy divertido almorzar contigo- le dijo Jennie con una sonrisa mientras guardaba todo dentro de la bolsa donde lo trajo.

-Sí, y yo que iba a comer solo hoy- bromeó.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y Sana y Lisa aparecieron. Lisa venía aflojando su corbata y Sana cargaba muchas carpetas. Además de una mancha café en la parte delantera de su vestido azul cielo.

-Es una mierda, Sana- le dijo alzando la vista y mirando a su esposa con su trabajador. -¿Que hacen ustedes aquí?- preguntó fastidiada.

-Amor- Jennie se levantó de la silla para ir a darle un beso en los labios y arreglarle mejor la corbata. Kai, caminó hasta ella con la bolsa en sus manos. -Vine a dejarte el almuerzo pero como no estabas encontré a Kai y comimos juntos.

Lisa alzó una ceja. -Que bueno. Pero, Kai, tienes que ir a trabajar y tú Sana, rápido, ve a hacer esos malditos informes- ambos fueron corriendo a hacer lo que le pidieron.

Una vez se cerró la puerta. Lisa la miró con los ojos ardiendo en una rabia descomunal.

-Mas te vale que no me estés viendo la cara de idiota, Jennie- la agarró del cabello, estampando sus labios en los de Jennie de golpe, lastimando a su esposa en el proceso. -Porque no te combiene.

Lisa la soltó bruscamente y se sentó en su silla, Jennie retrocedió un paso cuando su esposa la llamó, negando.

-Lisa, que sea la primera y última vez que me jalas el cabello- le señaló. Lisa la miró sorprendida. -Porque a la próxima te pediré el divorcio.

La castaña agachó la cabeza. -No sé que me pasa, Jennie- alzó la cabeza, mirando los hermosos orbes cafés de su esposa. -Te juro que no sé. Yo te amo pero no puedo controlarme. Cuando veo a alguien cerca tuyo me descontrolo, me pongo celosa y es porque te amo tanto...

Jennie miró a su esposa con compasión, acercándose a ella y sentandose en sus piernas, quedando frente a frente. -Hace mucho tiempo no me dices esas palabras. Estoy muy feliz. Yo también te amo, Lisa- le besó los labios, el ambiente volviéndose caliente.

-Jennie, no tengo condones- le dijo entre besos, sus labios rojos y manchados por el labial de su esposa.

Jennie se separó de los labios de su esposa y Lisa gimió en desaprobación. Su mandíbula cayó al suelo cuando vio a su esposa arrodillarse frente suyo y masajearle el pene por encima de la tela del pantalón.

La pelinegra fue sacando la correa lentamente y bajó los pantalones de su esposa, alzándose un poco para besarle la boca. Quedó mirando fijamente el miembro de su esposa cubierto por un boxer negro.

Ella lo bajó cuidadosamente, admirando la erección que era totalmente notable. El pene parado frente suyo esperaba por su boca. Lisa estaba caliente por ella y solo por ella.

Comenzó masturbando un poco, antes de meter solo la punta a su boca, chupando suave y haciendo círculos con su lengua. Sonriendo por dentro al escuchar los gemidos de su esposa, incitando a que lo haga más rápido.

De un momento a otro Lisa comenzó a empujar dentro de la boca de su esposa y se excitaba aún más con los sonidos morbosos que salían de la boca de Jennie.

Terminó por venirse, Jennie tragándose todo lo que pudo y lamiendo el pene de su esposa para quitar cualquier rastro de mancha blanca.

Alzó la cabeza y los labios de Lisa cayeron en los suyo y comenzaron a besarse con pasión. Habían olvidado que ni siquiera tenían condón. Lisa le alzó el vestido negro y le quitó las bragas, dejándola con el vestido por la cintura y los tacones blancos aún en los pies de Jennie.

Jennie se metió de golpe y soltó un gemido alto que fue callado por la palma de la mano de la castaña. Lisa ejercía presión en las caderas de Jennie y la pelinegra saltaba encima de su esposa, la cual gemia sin parar en el beso desordenado que ambas tenían.

El escritorio se movió un poco debido al fuerte movimiento de ambas y Lisa salió de ella, levantandola de encima suyo. Con el brazo hizo a un lado todo lo que tenía en su escritorio y acostó allí a Jennie de cara, Lisa podía notar su culo. Le dió una nalgada y las amasó con fuerza, metiéndose dentro de ella de golpe de nuevo.

Los gemidos comenzaron de nuevo. Lisa tapó la boca de su esposa y ella se mordió los labios evitando gemir, después de todo, aún Sana seguía afuera de su oficina.

No quería que escuche absolutamente nada.

Lisa siguió embistiendo un poco más, cuando sintió las paredes vaginales de su esposa contraerse, ambas se corrieron soltando un gemido liberador. Salió de ella y se puso los boxers, subió sus pantalones y le puso las bragas a su esposa, bajando su vestido. Luego, se sentó junto con ella en la silla giratoria dónde volvieron a besarse.

-Ese fue el mejor sexo que tuve en mi vida- le susurró Lisa.

"¿Acaso no hicimos el amor?"

Ambas se volvieron a besar, cuando Sana entró de golpe a la oficina con algunos papeles que parecían ser importantes. La rubia se quedó mirándolas sorprendida.

-Eh, Lo siento- dijo, saliendo de la oficina rápidamente.

-¿Por qué entró así nada más? No sabía que Sana era tan maleducada- le dijo Jennie.

Jennie miró a su esposa y soltó una risa. -Se asustó. Y ya sé porqué.

Lisa la miró confundida y entendió rápidamente cuando Jennie comenzó a limpiarle los labios con un pañuelo que ella siempre guardaba en su bolso.

-Quiero un nuevo bolso Chanel- le susurró, dándole un beso en los labios.

Al parecer, y según Jennie, todo volvía a la normalidad porque Lisa solo esbozó una sonrisa y asintió con la cabeza.

-Amor, ya me voy...


"Al parecer si podemos arreglar nuestro matrimonio"

"Esperé mucho para escuchar un Te amo de parte tuya"

Tired Of Loving You - JenLisa G!P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora