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Jennie y Lisa llegaban a la habitación de hotel entre risas. La pelinegra cargaba todas las cosas que le compró a su Jennie.

Jennie se tiró en la cama, cansada de caminar. Por suerte, ese día no había tenido náuseas. Hasta ahora.

Lisa entró al baño directo a bañarse, cerrando la puerta. Jennie comenzó a buscarle ropa de dormir a su esposa, todo aquello fue interrumpido por el sonido del celular de Lisa.

Jennie frunció el ceño y tomó el aparato, aplastando el botón de contestar. —¿Hola? ¿Quién es?

—Necesito hablar con Lisa. ¿Quien eres tú?— dijo una mujer en la otra línea. Su voz le sonaba mucho.

—Soy su esposa. Lisa se está bañando ahora mismo. Puedes decirme que necesitas de mi esposa y yo le diré— la voz de Jennie había cambiado a una fuerte y posesiva.

—Quiero hablar con ella. No contigo— dijo la mujer Nuevamente.

—Ella te llamará después— agregó antes de colgar.

Lisa iba saliendo del baño cuando vió a su mujer con su celular en la mano y expresión enojada. La pelinegra tragó saliva y habló intentando sonar calmada.

—Amor…

—Lisa, ¿quién es esta mujer que te ha estado llamado desde que llegamos? Acabo de ver que tienes más de treinta llamadas de ella— murmuró Jennie, sentandose en la cama.

Un sollozo alertó a una pasmada Lisa y la pelinegra caminó rápidamente hacia su mujer, abrazándola por los hombros. —Cariño, ella ha estado llamándome mucho porque quiere convencerme para que invierta en la empresa de su jefa— le explicó. Todo totalmente falso, por supuesto. —Ella tiene esposo e hijos— Eso era algo cierto.

Los sollozos de Jennie no paraban y Lisa ya estaba empezando a desesperarse de más. —Lis, perdóname por desconfiar de ti, bebé. Soy una idiota. El embarazo me tiene muy sensible— dijo justificando su comportamiento.

—Entiendo— Lisa trató de ocultar su culpabilidad y su mano bajó al vientre de su amada esposa. —Te amo. Te amo mucho. Quiero que me prometas que por nada del mundo terminarás con lo nuestro— el brillo en los ojos de Lisa eran muy notables y Jennie murió de amor.

—También Te amo. Y te prometo que nada arruinará lo que juntas construimos con tanto cariño y tiempo— Jennie la besó y Lisa se encargó de hacer que el beso se torne caliente. Un poco más  y Jennie le tiró la ropa en la cara. —Toma, vístete. Yo me voy a bañar.

Lisa se mordió el labio y gimió frustrada metiendo su mano debajo de la toalla y acariciando su pene por debajo. La pelinegra se levantó rápidamente de la cama y siguió a su esposa al baño.

El resto de la tarde pasaron dentro de su habitación.

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Ambas estaban en su cama abrazadas, Jennie acariciaba la espalda hecha pedazos de su esposa y Lisa escondía su cara en los pechos desnudos de su esposa.

—Perdón, cariño…— dijo sintiendo muy claros los rasguños que tenía su esposa en la espalda. Ocasionados por ella misma.

Lisa Asintió con la cabeza. —Esto significa que soy la mejor, y que te gustó mucho— su voz salió amortiguada por los pechos de Jennie.

La castaña soltó una risa. —Ay, amor. Solo fue porque ando muy caliente con esto del embarazo— dijo sonriendo. Lisa la miró sorprendida, haciendo un lindo puchero que Jennie besó con una sonrisa.

—Bueno, es bueno que tengas ganas. Yo quiero hacerlo todos los días— su sonrisa creció.

—Y a cada hora— agregó la castaña mirándola con indignación. —Y ya levántate y ve a conseguirme un McDonald's. Tu hija tiene hambre y yo también. Muévete— dijo empujándola.

Los cambios de humor cuando tenía hambre confundían muchísimo a Lisa. Lisa Asintió rápidamente y se puso el top deportivo, los pantalones cortos y los zapatos.

Una vez Lisa se fué, Jennie rápidamente tomó el teléfono abandonado de su esposa. Otra vez la misma mujer estaba llamando y Jennie empezaba a cansarse.

Mientras hacían el amor, la mujer llamó muchas veces. Tangas que Lisa tuvo que poner su celular en silencio para seguir haciéndolo venir duro.

Jennie contestó nuevamente. —Hola, será mejor que me diga que necesita para así hablar con mi esposa sobre usted— Jennie habló tan rápido que la mujer de la otra línea casi no le entiende.

—Mire señora…

—Manobal Kim— interrumpió Jennie de mala gana.

—Señora Kim— bufó. —Si yo quisiera hablar con usted, llamaría a su teléfono. Pero estoy llamando al teléfono de Lisa, por lo tanto debe contestarme Lisa.

—Pues Lisa no está. Ella se fue a buscar los antojos de nuestra hija— le dijo con soberbia.

Luego de eso no se escuchó nada más y, al mirar la pantalla, pudo notar que la extraña mujer acosadora había colgado el teléfono.

Jennie se encogió de hombros y se dispuso a ir al Instagram de su esposa, navegó por el por mucho tiempo y tomó algunas fotos de ella y del lugar.

Se tomó el tiempo de revisar todos y cada uno de los chats de WhatsApp. La puerta se abrió y su esposa entró por ella, traía casi todo el menú de McDonald's.

Jennie sonrió en grande y besó a su esposa en agradecimiento. Luego, se dispuso a comer de todo un poco.

—Oh, Dios. Tenía mucha hambre, ya que alguien— miró de reojo a su esposa. —Me tuvo toda la tarde encerrada.

—Lo disfrutaste mucho igual— bromeó. —Más, más— gimió, imitando a la castaña justo en el acto.

Jennie le miró mal y la golpeó juguetona. —Tú morías de placer cuando la toqué — dijo rodando los ojos.

—Ya, amor. No te enojes— le besó los labios. —Mejor come y luego nos vamos a acurrucarnos en la cama, besarnos, si quieres hacemos el amor y por último nos abrazamos toda la noche— le susurró al oído, abrazándola y besándole el cuello.

—Na-ah— negó Jennie. —No haremos el amor de nuevo si no llamas ya a esa mujer y le dices que no quieres que te moleste más— Jennie se limpió la boca con una servilleta, pasándole el teléfono a su esposa.

Lisa tragó saliva y lo miró fijamente.

"No sé que haré para alejar a esa mujer de mi vida sin que sepas la verdad"

"Soy una idiota"























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Lo prometido es deuda, bebés. 🫠

Tired Of Loving You - JenLisa G!P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora