Jennie frunció las cejas, recordando. —¿Dónde está Yuri?— preguntó la castaña, mirando a ambas mujeres.
Rosé rodó los ojos.
—Por si no recuerdas los viernes Yuri tiene clases de natación— le dijo obvia. —Ay, Jen. Andas tan perdida.
—Seguro es por mucho sexo— dijo Jisoo desde el sofá, haciendo un gesto totalmente obseno.
La rubia la miró mal y Jisoo dejó de sonreír inmediatamente, fijándose en la televisión.
—Toda una dominada…— murmuró Jennie.
—¡TE ESCUCHÉ, MORENA CHICHONA!— Jisoo no iba a dejar pasar por alto tremendo insulto.
Rosé volvió a rodar los ojos. —Hagamos el almuerzo juntas. Dejemos a Jisoo aquí— alzó la voz, mirando detenidamente a su esposa.
Una vez en la cocina, ambas pusieron manos a la obra. —De verdad quería ver a Yuri hoy— soltó Jennie.
Rosé sonrió. —Sigue en pie lo del sábado, Jen. Y, ¿cómo van las cosas con Lisa?— preguntó curiosa la rubia.
—Mhm. A veces ella demuestra ser como antes pero luego vuelve— suspiró. —Volvimos a tener sexo y ni siquiera me corrí. Ella me dejó sangrando.
La rubia la miró son expresión alguna y apretó los labios. Una expresión clara de molestia.
—Jennie…
—Pero yo la amo. No podría verme con alguien más. Quiero una hija con ella. No una. Quiero muchos hijos con ella. Quiero que sea la madre de mis hijos— Habló con tanto anhelo que Rosé se preocupó. Y también se preguntó que tan enamorada estaba su amiga de aquella mujer.
—No soy quien para decirte esto, pero tú sabes que eso está mal— dijo en un susurro. —A veces se me pasa por la cabeza la idea de que Lisa te está engañando— agregó moriendose el labio inferior.
Jennie Asintió. —De hecho, a mí también. Pero ella ha jurado jamás hacerlo, entonces no estoy segura— admitió, comenzando a cortar los tomates.
—Bueno. Podrías revisarle su celular— Rosé ya estaba empezando a buscar más ingredientes en la refrigeradora.
—Eso… Eso no lo había pensado— dijo Jennie, deteniéndose un momento. —Aunque no creo encontrar nada interesante. Lisa solo habla con gente de negocios.
—Quizás tiene otro teléfono— volvió a decir Rosé.
Jennie la miró desconfiada.
La rubia le devolvió la mirada. —Jen, yo tonta no soy. A mí ya me fueron infiel. Es obvio que sé. Hazme caso— dijo volviendo a hacer lo que estaba haciendo.
—Bueno. Eso intentaré hacer— Jennie volvió a poner su vista en el tomate. —¿Tú se lo revisas a Jisoo?
Rosé negó. —No. Ella no me da razones. Si las diera, lo hiciera.
Jennie Asintió de acuerdo. Pasaron toda la tarde cocinando y horneado hasta que la noche empezó a hacerse notar en el cielo.
Pronto, la puerta fue abierta con una sonriente Sana y una Lisa inexpresiva. Ambas mujeres se sorprendieron al ver a Jisoo allí.
Las tres se saludaron y fueron a la cocina a buscar a Jennie y a Rosé. Sana abrazó a Jennie con una sonrisa y a Rosé le dió un apretón de manos muy sutil.
No era un secreto que Rosé odiaba a Sana. Algo en ella no me gustaba.
Jennie se acercó a Lisa y besó los labios de su esposa. —Ve a bañarte. Ya casi está la comida, amor— le dijo, llevándola hasta su habitación.
—¿No crees que ya tus amigas deberían irse?— preguntó Lisa con algo de fastidio.
—Ellas se irán después.
—¿Y su mocosa? Diles que vayan a cuidarla— dijo Lisa sacándose la chaqueta y los pantalones, dejando su celular en la mesita de noche. Esto llamó la atención de una sospechosa Jennie.
—A Yuri ya la recogieron los padres de Rosie. Y no le digas así— la voz de Jennie salió algo severa.
Su esposa rodó los ojos y sin más fue al baño, Jennie miró la puerta del baño cerrarse y sus ojos cayeron directo al teléfono de su esposa.
Jennie fue sigilosa y caminó hasta él, lo agarró y lo prendió. Golpeándose en la frente al darse cuenta. Contraseña.
Jennie intentó todo lo que pudo, hasta que el teléfono se bloqueó y Jennie no notó cuánto tiempo estuvo allí porque la puerta del baño se abrió.
Dejando a Jennie con las manos en la masa.
Lisa la miró con una ceja alzada, captando inmediatamente que era lo que quería su esposa. Lisa fue hasta ella con intenciones de quitarle el celular pero Jennie lo escondió detrás de su espalda.
—Jennie, devuélveme eso— pidió Lisa con voz neutral.
—Dame tu contraseña— ignoró el pedido e hizo el suyo rápidamente.
—Jennie…
—Que me des tu contraseña— interrumpió.
Lisa rodó los ojos y se dispuso a darle la contraseña de su celular a su esposa. —Revisa todo lo que quieras. No hay nada.
Jennie revisó primero el WhatsApp mientras Lisa se quitaba la toalla y quedaba desnuda frente suyo, yendo hacia el armario.
—¡Lisa!— llamó Jennie furiosa. Su esposa salió rápidamente del armario con un pantalón corto y una camisa ancha. Su cabello todavía mojado.
—¿Que sucede?
—¿Quien es ella?— preguntó. La mujer le enviaba mensajes a su esposa demasiado provocativos y Jennie pudo observar una foto en ropa interior.
Lisa se mordió el labio inferior. —Una mujer— respondió. Jennie la miró mal. —Ay, Jennie. Es una mujer que me ha estado escribiendo desde hace mucho. Desde cuándo fuimos de vacaciones a las Vegas. Ella me pidió mi número para seguir en contacto si necesito alguna cosa artesanal y pues me ha estado enviando eso. Ni siquiera le respondí. Puedes verlo tu misma.
Era cierto. Al parecer Lisa solo veía los mensajes y clavaba visto.
Jennie se lanzó a los brazos de su esposa. —Oh, perdón por desconfiar de ti. Ando muy mal estos días— dijo besándole los labios.
Su esposa correspondió el beso con ganas. Pero Jennie lo cortó al acordarse que tenían invitados y que tenían que bajar a comer.
—Amor… más tarde te doy tu recompensa. Ahora vamos a comer— le dijo entre besos.
Lisa apretó sus nalgas y pudo sentir el pene semi duro de Lisa en su vientre. —Será rápido— le susurró, besándole el cuello.
—Lisa— Jennie la empujó. —Vamos.
Su esposa se separó de mala gana y fue hacia al baño a bajar a su monstruoso amigo. Jennie sonrió satisfecha.
"Podemos cambiar esto juntas"
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Este fic no está recibiendo mucho apoyo 😦😦
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Tired Of Loving You - JenLisa G!P
FanfictionTe amé en secreto... de día, de noche, de madrugada. Pensé en ti como nadie nunca pensaría en nadie. Aún así tú no me veías como yo quería que me vieras. Me mirabas con esos ojos vacíos y sin ningún tipo de cariño hacia mí, me partió el corazón. Eso...